4 de agosto 2018
Pese a que el régimen de Daniel Ortega rechazó la resolución del Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA) sobre la conformación de un grupo de trabajo o comisión especial para abordar la situación de Nicaragua, este podría cambiar de postura por la presión internacional. De lo contrario, el Estado nicaragüense podría ser suspendido de la OEA, según el exdiplomático Mauricio Díaz.
“Si el Gobierno de Ortega rechaza el ingreso de este grupo, se convertiría en un Estado paria, sería decirle al sistema hemisférico de derechos humanos y democracia: 'no quiero saber nada de vos'”, afirmó el experto.
En entrevista con el programa televisivo Esta Noche, Díaz analizó la derrota política de Ortega en la OEA como un triunfo de Nicaragua y de los países democráticos del continente, donde por primera se discutió el tema de la Carta Democrática Interamericana “como un instrumento para preservar la democracia”.
“Lo efectuado en la OEA abre una ruta y una esperanza muy grande, inclusive más allá de Nicaragua, para otros países que eventualmente en el futuro podrían enfrentar problemas de autoritarismo y violaciones a derechos humanos”, señaló.
Ortega sin salida
En una entrevista con la cadena de noticias Rusia Today (RT), Ortega aseguró que los países de la OEA no deben de “entrometerse” en los asuntos internos de Nicaragua.
“Ellos tienen que respetar a Nicaragua. Nosotros no estamos para responderle a ellos. Los Gobiernos que ellos representan tienen que responderle a su pueblo. Bastantes problemas tienen en cada país de estos para que vengan a querer entrometerse en la situación de nuestro país”, dijo Ortega
Para Victor Hugo Tinoco, exvicecanciller de la República, el desacato de Ortega a esa medida no produciría solamente problemas internos al país, sino que a corto plazo “empezará a hacer ruido y a desestabilizar la región Centroamérica”. El respaldo de los 20 países a esa resolución “significa la voluntad que tienen los países de América Latina y del Norte, de actuar y buscar una solución a la crisis”, señaló Tinoco.
Que el canciller nicaragüense Denis Moncada haya rechazado la resolución en la reunión del Consejo Permanente, no determina que Ortega no desee cambiar su postura, pues el mandatario, según Tinoco, ha cambiado en poco tiempo sus decisiones políticas y el tema de adelanto de elecciones es un ejemplo.
Sin embargo, si sostiene su rechazo a la resolución aprobada por los 20 países, el siguiente paso para el Consejo Permanente sería convocar a una sesión especial de cancilleres y ministros exteriores para suspender al Estado nicaragüense de la OEA.
Sumada a una posible suspensión, “los países miembros de la OEA podrían continuar ejerciendo presión y suspender toda relación económica bilateral”, señaló Tinoco
Ortega sin credibilidad
AunqueOrtega compareció a la prensa internacional, su campaña fue “un fracaso” y no tuvo ningún efecto, asegura el exvicecanciller, pues eso no cambió la opinión en el extranjero, por lo contrario, recibió “una derrota abrumadora”.
“Es una señal que América Latina y la comunidad interamericana no cree que los manifestantes sean vándalos, que sean minúsculos, y que sus demandas sean terroristas, creen más bien que sus demandas de democracia, de justicia y de que se adelanten las elecciones son demandas correctas”, afirmó Tinoco.
Mauricio Díaz señala que los argumentos del régimen son “viejos, manidos y gastados”, pues nadie cree que la crisis sea producto de “una conspiración del imperialismo norteamericano contra gobiernos progresistas de izquierda”.
“Lo que está de por medio no es un debate ideológico, es un tema que tiene que ver con el derecho a la vida, los derechos humanos”, agregó.
No es injerencismo, es “gorilismo”
Díaz opina que el régimen nicaragüense es fiel defensor a la tesis del “gorilismo”, refiriéndose a los dictadores del siglo pasado del “cono sur” caracterizados por catalogar de injerencia y violación a su soberanía cualquier interés internacional de contrarrestar las arbitrariedades y violaciones a los derechos humanos que cometían.
Por esa razón, Tinoco asegura que la OEA desde 2001 estableció la soberanía en la Carta Democrática como un principio fundamental con la misma importancia que el respeto a los derechos humanos y la democracia.
Por tanto, “el tema de los límites de las acciones de este grupo no se puede menoscabar con el argumento de que aquí hay un Estado soberano y como es soberano nadie se puede meter. Los derechos humanos son imprescriptibles y no tienen fronteras ni límites geográficos”, afirma Mauricio Díaz.
Esa premisa convierte a Nicaragua en “un laboratorio experimental” donde la Carta Democrática se está poniendo a prueba, advirtió Díaz.
Ya ocurrió antes
Para el exvicecanciller, este es un escenario que se repite en la historia política de Nicaragua, ocurrió en el gobierno de Somoza y en el Gobierno sandinista de la década de los ochenta
“La OEA mandó una comisión a la que Somoza la dejó entrar, pero no le hizo caso, y los resultados fueron grandes tragedias. En los ochenta, los países le pedían al Gobierno sandinista que democratizaran el país y ese era el tema central de sus reuniones. Esto que está pasando no es nada nuevo”, señaló Tinoco.
Pese a que Ortega, al igual que Somoza, ha pretendido acabar con la movilización ciudadana para sofocar la lucha social, la comunidad internacional está muy enterada de la situación y la presión que irán ejerciendo será cada vez más fuerte, afirmó el exvicecanciller.
La salida pasa por elecciones adelantadas
El educador y exembajador de Nicaragua ante la OEA, Carlos Tünnerman, calificó como acertada la decisión del Consejo Permanente de la OEA de enviar un "grupo de trabajo" al país para ayudar a resolver la crisis por la vía pacífica, a pesar de la negativa del Gobierno, que de persistir, expondría al país a sanciones económicas, y asegura que la salida a la crisis está en el adelanto de elecciones.
“Nicaragua no merece que estas sanciones ocurran, pero eso está en manos del presidente, depende de la voluntad política, él tiene en sus manos una nueva convocatoria del diálogo y encontrar una solución como en 1989, cuando aceptó adelantar las de 1990", sostuvo el experto a través de una transmisión en vivo en las redes sociales.
Aunque Ortega no ha vuelto a la mesa del diálogo nacional y ha pretendido incorporar nuevos garantes en la comisión de mediación, “no tiene la más mínima posibilidad de descuadrar la mesa del diálogo. Si monta otra mesa con la idea de que los partidos políticos estén representados, eso no resolverá nada”, señaló Mauricio Díaz.
La intensión de Ortega es “zancudiar” el diálogo, afirma Tinoco, pero la comunidad internacional no le daría ningún tipo de legitimidad.