13 de febrero 2022
Nicaragua repitió como uno de los “regímenes autoritarios” del continente americano, dentro de una clasificación anual y mundial de la democracia elaborada por The Economist Intelligence Unit (EIU). Solo es superado por Venezuela y Cuba, según los datos, pero sufrió una caída de veinte lugares en el escalafón mundial "después de una elección presidencial ficticia celebrada en noviembre pasado".
La clasificación es denominada Índice de Calidad Democrática. Nicaragua ocupa el lugar 22 de 24 países del continente americano y el puesto 140 del mundo, donde Afganistán ocupa la última posición (167) de la lista de EIU, que pertenece a la prestigiosa revista británica de The Economist.
“El presidente Daniel Ortega ganó la elección, pero había encarcelado a docenas de opositores políticos, despojado al principal partido de la oposición del país y llenó la comisión electoral con leales. Esto consolidó aún más el estatus de régimen “autoritario”, cita el informe.
Nicaragua alcanzó la clasificación de “régimen autoritario” en 2018, cuando sufrió un gran descalabro al bajar 17 puesto en la clasificación mundial. Esto como consecuencia de la brutal represión gubernamental a las protestas cívicas de abril de 2018, que dejó más de 355 asesinados, según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Desde entonces, permanece hundido sin democracia y en noviembre pasado, después de una elección sin garantías democráticas, Ortega asumió un cuarto mandato consecutivo, considerado por 40 países de la comunidad internacional como ilegítimo.
Cinco criterios de evaluación
La publicación valoró la calidad democrática alrededor del mundo guiándose por cinco criterios: procesos electorales y pluralismo; funcionamiento del Gobierno; participación política; cultura política; y libertades civiles. A partir de estos parámetros, otorga una calificación a cada país en un índice que en 2021 fue encabezado por Noruega.
En sentido contrario, Nicaragua obtuvo una puntuación promedio —de un máximo de 10— de 3, es decir 0.55 por debajo del 3.55 que obtuvo en 2020.
En procesos electorales y pluralismo obtuvo cero, en funcionamiento del Gobierno le fueron asignados tres puntos, en participación política otros tres puntos, en cultura política cuatro puntos y en libertades civiles tres.
Finalmente este índice clasifica a los países en cuatro categorías: democracias plenas, con defectos, híbridas y regímenes autoritarios.
A la cabeza del índice se colocó Noruega con 9.37 puntos. En la categoría de las democracias plenas, figuran también países como Nueva Zelanda, Finlandia, Suecia, Islandia, Dinamarca, Taiwán, Australia, Suiza, Países Bajos, Canadá, Uruguay, Luxemburgo o Alemania.
Para ser considerada una democracia plena, los países necesitan una nota que supere los 8 puntos, pero la democracia a nivel global ha continuado su retroceso en 2021, según la publicación. El análisis ha indicado que más de una tercera parte de la población mundial vive bajo regímenes autoritarios, mientras que apenas el 6.4% disfruta de una democracia plena.
Latinoamérica avanza hacia el autoritarismo
En el ámbito regional, EIU destaca que la democracia en Latinoamérica sufrió "un gran revés en 2021". Por lo que el puntaje regional promedio decayó de 6.09 en 2020 a 5.83 en 2021, lo que representa “el mayor declive interanual experimentado por cualquier región desde el inicio del Índice de Democracia en 2006”, agrega The Economist.
Causa de ese deterioro de la democracia regional fue la degradación sufrida por cinco países que pasaron de tener una democracia completa a una defectuosa, mientras que países como Ecuador, México y Paraguay perdieron su estado de “democracias defectuosas” y ahora son designados como “regímenes híbridos”. Haití pasó de ser un régimen híbrido a autoritario.
La región también estableció en 2021 un “poco envidiable” récord del mayor número de países que registraron bajas de dos dígitos, con siete países cayendo en la clasificación entre diez y 20 lugares, y varios otros descendiendo ocho lugares.
Por segundo año consecutivo, la pandemia fue la principal fuente de problemas para la libertad, porque, a través de confinamientos y restricciones de viaje, las libertades civiles quedaron suspendidas tanto en democracias desarrolladas como en los regímenes autoritarios.
Además la débil cultura política de la región ha dado lugar “al crecimiento de populistas iliberales: como Jair Bolsonaro, en Brasil; Andrés Manuel López Obrador, en México; y Nayib Bukele, en El Salvador. Esta tendencia fomentó también regímenes autoritarios en Nicaragua y Venezuela", subrayan.
Según el índice "alrededor del 80% de la población de la región (latinoamericana) vive bajo regímenes democráticos, pero sólo el 1.3% de la población de la región vive en una democracia plena (en Costa Rica y Uruguay)".