30 de abril 2023
Silvio Báez, obispo Auxiliar de Managua, cuestionó este domingo 30 de abril a los poderosos y sus secuaces, a quienes llamó "criminales". También fue severo con aquellos cómplices disfrazados de demócratas que le hacen el juego al poder, pero su voz se quebró emocionado, cuando anunció para los próximos días la ordenación como sacerdote de Raúl A. Vega, uno de los presos políticos desterrados por el régimen de Daniel Ortega.
Báez ofició una misa llena de emociones este domingo 30 de abril de 2023 desde la parroquia Santa Agatha en Estados Unidos, donde ha dedicado su homilía a la figura del “buen pastor”. La celebración religiosa fue transmitida a través de las redes sociales.
“Hoy los ladrones y bandidos son los poderosos que se adueñan de la libertad y del futuro de los pueblos; los dictadores y sus secuaces que se disfrazan de políticos pero que, en realidad, son delincuentes y criminales. Hoy son ladrones y bandidos los que promueven discordia y confrontación entre la gente que sueña por su liberación, los que se disfrazan de demócratas, pero en el fondo le hacen el juego al poder”, dijo.
Mientras ocurre eso a nivel político, la dictadura incrementa su persecución a la ciudadanía y a la Iglesia católica. Báez es testigo de lo intolerante que puede ser la dictadura. Se encuentra en el exilio desde 2019 por recomendación del Papa Francisco, luego de amenazas de fanáticos sandinistas.
El 10 de febrero de 2023, el obispo de Matagalpa, Rolando Álvarez fue condenado a 26 años y cuatro meses de prisión. También los fieles sufrieron persecución en Semana Santa y las procesiones religiosas fueron limitadas a realizarse alrededor de las parroquias o dentro de ellas.
Báez criticó a aquellos que adoran las riquezas como si fuesen un Dios “y son incapaces de sacrificarlas por un cambio auténtico en favor del bien común”. Fustigó a aquellos que quieren ver a la gente sin iniciativa, dignidad y futuro.
Ordenación de sacerdote en el exilio
El jerarca católico anunció para el próximo 12 de mayo la ordenación de Vega en la catedral de Tomás Moro en Tallahassee. El joven es un diácono miembro de la Diócesis de Matagalpa, quien fue parte de los 222 presos políticos desterrados el 9 de febrero por la dictadura a Estados Unidos.
“Voy a poder ordenar sacerdote a un diácono nicaragüense de la Diócesis de monseñor Rolando Álvarez. Él (Vega) hizo prácticamente su ministerio diaconal en El Chipote, es de los que vino en el avión”, explicó.
Según el obispo, a Vega le tocaba su ordenación desde noviembre pasado. “Vamos a ofrecer esta experiencia tan hermosa de un diácono de la Diócesis que la dictadura Ortega Murillo ha querido destruir y el Señor en el exilio hace surgir un nuevo sacerdote. Imposible no recordar a mi hermano que está preso”, expresó refiriéndose al obispo Álvarez.
Para Báez, el nuevo sacerdote es un regalo de Dios, ordenado también por un obispo en el exilio. Al despedirse de los creyentes en la parroquia de Santa Agatha, aprovechó para avisar a la comunidad que la próxima semana no estará en Florida.
La razón es que Báez viajará a Chicago, donde se reunirá el sábado 6 de mayo con el cardenal Blase Joseph Cupich. Al día siguiente oficiará la eucaristía y compartirá un mensaje de esperanza con la comunidad nicaragüense allá. “Voy para dar esperanza y que todos nos sintamos fuertes, de que está por amanecer y la liberación está por llegar”, alentó.
Los obispos Báez y Álvarez han sido objeto de campañas de desprestigio de la dictadura. Ambos han denunciados los abusos de derechos humanos cometidos desde el Estado en 2018, considerados crímenes de lesa humanidad en informes de organismos internacionales.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), adscrita a la OEA, informó en su momento que 355 fueron asesinados en el contexto de las protestas y más de 2000 resultaron heridos entre el 18 de abril de 2018 y el 31 de julio de 2019.
Ortega culpó a otros, incluyendo a curas
Sin embargo, Ortega culpó a la oposición de intentar darle un golpe de Estado e incluyó en la conspiración a los religiosos, protegiendo a los verdaderos responsables de abusos, mientras se aísla de la comunidad internacional y enfoca sus ataques en la Iglesia católica.
Durante meses, el régimen ha incrementado su discurso de odio, persiguió a sacerdotes que albergaron a las víctimas, expulsó el año pasado a monjas y al nuncio apostólico Waldemar Stanisław Sommertag, atacó en sus discursos al papa Francisco. Recientemente, el gobernante calificó como “obispos del demonio” a los jerarcas católicos de Nicaragua.
En el pasado reciente, el papa se ha referido a las actuaciones de Ortega contra la Iglesia. El sumo pontífice comparó en marzo pasado a la dictadura de Nicaragua con la de Hitler o la comunista de 1917 (rusa), mientras aseguró en una entrevista con el medio argentino Infobae que no le queda otra que pensar en “un desequilibrio mental de la persona que dirige”, en referencia al gobernante nicaragüense.
“Son un tipo de dictaduras groseras. O, para usar una distinción linda de Argentina, guarangas”, afirmó Francisco, en referencia a una palabra usada en América del Sur y que tiene como sinónimo las palabras “maleducado, descarado, grosero y vulgar”.