2 de noviembre 2021
Una encuesta de opinión realizada por la firma costarricense CID Gallup en octubre, contratada por CONFIDENCIAL, reveló que el 76% por la población considera que Nicaragua va “por el rumbo equivocado” y el porcentaje de quienes consideran ilegítima la reelección de Ortega, sin la participación de la oposición, se incrementa hasta el 78%.
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El politólogo Manuel Orozco, analista del Diálogo Interamericano, explica que esta opinión refleja la existencia de un bloque político prodemocracia que se seguirá manifestando después del 10 de enero de 2022. “Uno de los elementos más fuertes que le hacen daño a Daniel Ortega no es la comunidad internacional, sino el rechazo popular de los nicaragüenses hacia él, y lo va a sentir mucho más el próximo año”, dijo Orozco.
En entrevista con el programa Esta Semana, el experto advirtió que el escenario que le depara a Nicaragua tras los comicios fraudulentos que llevará a cabo el Frente Sandinista será “tenso” y se puede prever la “continuidad de ese estado policial y la combinación entre la población desmoralizada, descontenta por lo que está ocurriendo en su derecho al voto por un lado, así como la comunidad internacional presionando por otro lado, lo cual podría hacer que Daniel Ortega trate de negociar algo”.
Entre las presiones que prevé Orozco vendría para el régimen orteguista están, primeramente, el desconocimiento de las elecciones, así como la aprobación y paso de la Ley Renacer, y, desde la Unión Europea, la reconsideración de su relación comercial con Nicaragua. “La presión va a seguir en torno a limitar los espacios políticos de Nicaragua, para que el régimen descontinúe su nivel de represión en el país”, indicó.
Los resultados de esta encuesta de CID Gallup giran en torno a un bloque de opiniones en contra del régimen Ortega-Murillo, que van desde el 65% hasta el 78% de la población. El 65%, por ejemplo, demandan la liberación de los presos políticos y votaría por la oposición si esta pudiera participar de la elección. Seguidamente, el 76% dice que el país va por el rumbo equivocado y el 78% considera que la reelección de Ortega será ilegítima sin la participación de la oposición ¿es ese un estado de opinión o es un bloque político en el país?
Son las dos cosas; en primer lugar, es un estado de opinión que se ha mantenido de manera consistente desde la crisis de 2018, todas las encuestas siempre han girado en torno a más de tres cuartos de la población que dice que el país va en la dirección equivocada, y cuando se les ha preguntado por las elecciones, la gran mayoría, desde dos tercios hasta un poco más, siempre ha tendido a pensar en favor de un movimiento opositor. Ahora, como tal, esa opinión representa un bloque, es el bloque que se le ha llamado más recientemente azul y blanco, que es el bloque que quiere un cambio democrático por la vía electoral.
¿Cómo se puede evaluar el apoyo a Ortega y al Frente Sandinista según esta encuesta, que va desde el 9% hasta el 27%? El 9% simpatiza con el partido FSLN, pero más del 17% estaría dispuesto a votar por Ortega. El 23% dice que el país va por el camino correcto y el 27% demanda que los presos políticos sean enjuiciados.
Lo que esto te refleja es que hay una base política leal a Daniel Ortega, que ha sido históricamente alrededor del 10%. Después, hay un grupo que oscila entre un 20% y 25%, incluso hasta 28% en algunos casos, que refleja el clientelismo político y la política del miedo, acordate que el Gobierno ha utilizado —desde los últimos diez años especialmente— todo este proceso de intimidación y de compra del voto, compra del apoyo político, compra de la lealtad.
El clientelismo que predominantemente está compuesto de favores económicos, hay favores políticos detrás de esto, cuando le otorgas una nueva posición a un líder intermedio, y por eso se miran las variaciones. Su techo es básicamente el 10%, lo que logra ganar por encima de eso lo logra obtener a través de la compra clientelista.
Pérdida de apoyo
La encuesta refleja una pérdida de apoyo en el Frente Sandinista, una bajísima simpatía y respaldo a los partidos políticos, hay un rechazo al sistema y al régimen y sin embargo, más del 50% dice que es muy probable que va a votar el 7 de noviembre ¿cómo se explica esas dos posiciones aparentemente contradictorias?
Hay dos explicaciones; la primera es que el nicaragüense históricamente ha votado en altos números. Para este año mi proyección era de un 40% de abstencionismo, tu encuesta confirma que por ahí van a estar los números. Anteriormente, el abstencionismo no ha sido tan alto. Sin embargo, la magnitud del problema, la política del miedo, la intimidación con la que se encuentra la gente, que básicamente te está diciendo que tenés que ir a votar, pero que tenés que ir a votar por el Frente Sandinista, todo eso genera una intención de abstención.
En segundo lugar, hay tres cosas muy valiosas para los nicaragüenses: la vida, la familia y el derecho al voto, y el derecho al voto es una cuestión muy sagrada y saben que se los van a quitar, se los van a robar, pero desde el punto de vista de uno, eso no significa que uno no va a salir a votar, y uno siempre tiene una intención de ir por el camino correcto, entonces, de alguna manera lo que la encuesta te está diciendo es, o te abstienes o ejerces tu derecho al voto, aunque te lo vayan a robar.
El Movimiento Pro Democracia está a la expectativa de lo que ocurrirá el 8 de noviembre ¿puede la comunidad internacional; la OEA, la Unión Europea, Estados Unidos, impactar con sus acciones en la crisis nacional? ¿Es esta una expectativa fundada o está sobredimensionada?
La comunidad internacional se está movilizando. Hace dos semanas, a través de la OEA, emitió un comunicado antes de las elecciones de la próxima semana, diciéndole al Gobierno de Nicaragua que reconsidere esa decisión de mantener esta criminalización de la democracia, que reconsidere la ejecución de un fraude porque el prospecto de desconocer el proceso electoral es muy alto.
La comunidad internacional no va a ir a embargar a Nicaragua económicamente o intervenir el país, pero sí va a ejecutar todas las presiones posibles que incluyan, por ejemplo, el desconocimiento de las elecciones, así como la aprobación de la Ley Renacer; la Unión Europea va a reconsiderar su relación comercial con Nicaragua, entre otras cosas. Yo creo que la presión va a seguir en torno a limitar los espacios políticos de Nicaragua, para que descontinúe su nivel de represión en el país.
¿Cómo ves el escenario político del país, después del 10 de enero, cuando asuma el Gobierno de la reelección de Daniel Ortega en estas votaciones sin competencia política?
El resultado de todo esto va a ser un país más polarizado, una población desmoralizada, una economía bastante complicada, porque el Gobierno ha utilizado el gasto público de una forma irresponsable. Entonces, va a ser un escenario bastante tenso, donde Daniel Ortega va a tratar de articular algún tipo de medidas que traten de transar. Acordémonos que Daniel es un político transaccional y en esa transacción va a buscar como mantener su posición política por lo menos en los próximos 12 meses, para ejecutar su relevo político hacia Rosario Murillo.
Para ese bloque de 65%, 70%, que hablamos al inicio que aparece retratado en esta encuesta, ¿qué expectativa de salida política puede encontrar en esta crisis, bajo el estado policial que presumimos se va a mantener o que se puede reforzar después de enero?
La expectativa es la continuidad de ese estado policial en ese corto plazo, y la combinación entre la población desmoralizada, descontenta por lo que está ocurriendo, con su derecho al voto por un lado, así como la comunidad internacional presionando por otro lado, buscando hacer que Daniel Ortega trate de negociar algo.
Lo que uno puede esperar que Daniel Ortega pida, que le reconozcan las elecciones es poco probable, pero que trabajen con él, es una de las posibilidades que pueden ocurrir y de alguna manera los nicaragüenses van a tener que aprender a lidiar con un régimen dictatorial, pero en vistas de tratar de transformar esto a largo plazo.
La realidad es que la continuidad de esta dinastía no es sostenible, sin embargo, es dolorosa y los nicaragüenses han descubierto que el precio que están pagando es muy alto, y creo que uno de los elementos más fuertes que le hacen daño a Daniel Ortega no es la comunidad internacional, sino el rechazo popular de los nicaragüenses hacia él, y lo va a sentir mucho más el próximo año.