14 de junio 2018
El Ejército de Nicaragua debe abandonar la posición de “complicidad pasiva”, que ha asumido desde que el Gobierno de Daniel Ortega decidió lanzar bandas de paramilitares armadas en contra del pueblo, y cumplir como organización castrense con su mandato constitucional de ser la única institución autorizada para ejercer el uso de la fuerza, afirma el comandante de la Revolución, Luis Carrrión Cruz.
“Cuando esto empezó y el Ejército declaró que no iba a intervenir, eso fue visto como una declaración positiva, porque se asumía que mal que bien -aún con represión policial- esta era una lucha cívica, una lucha política, pero Daniel Ortega ha desatado el terror; ha armado civiles, y les soltó la mano para reprimir”, criticó el también exmiembro de la Dirección Nacional histórica del Frente Sandinista.
Entrevistado en el programa de televisión Esta Noche, que se transmite por Canal 12, Carrión recordó que “ya no es solo la Policía reprimiendo ella sola, sino con grupos a los que no podría llamar menos que terroristas, a los que el Ejército está obligado a desarmar”.
La fuerza armada “es la única institución autorizada por la Constitución para tener el monopolio de la fuerza y de las armas, de tal manera que a estas alturas, la pasividad del Ejército al no desarmar a estos grupos, hace que se coloque del lado de Daniel Ortega”, añadió.
Carrión señala que no basta con que el Ejército no salga a reprimir, porque “eso es lo mínimo que se tiene que actuar para evitar la masacre que está ocurriendo”. El problema es que si no actúa en defensa de los ciudadanos, difícilmente podrá jugar el papel de estabilizador, si se mantiene inmóvil y no desarma a esos grupos armados”, sentenció.
Policías para que nos protejan
En el caso de la Policía y de los policías, se trata de un tema de conciencia personal, porque los agentes del orden sí están recibiendo órdenes directas de reprimir a los ciudadanos a los que están supuestos a proteger, pero siempre tienen la opción de decir no.
Una carta interpuesta a través del portal Change.org -que acumulaba 4,288 firmas al redactar esta nota- insta a los uniformados a cesar “todo tipo de represión contra el pueblo del que salieron, y que se conviertan en parte del proceso de transformación democrática que el país entero demanda, ateniéndose al estricto cumplimiento de lo que la Constitución manda: ‘Garantizar la seguridad de las personas’, no disparar contra ellas”.
Les recuerda también que “no están obligados, ni moral ni constitucionalmente, a cumplir órdenes arbitrarias del mando presidencial, que desembocan en represión y asesinatos. Tampoco existe ley ni principio moral que obligue a asociarse con bandas paramilitares, o a darles protección, cuando, al contrario, es la Policía misma… la que está obligada a desarmar a esas bandas. Ellos no tienen uniforme que manchar. Ustedes sí”.
Carrión explica que “los altos mandos policiales están muy comprometidos con el régimen de Ortega, pero no necesariamente la inmensa base que opera en las calles, y ejecuta las órdenes de sus superiores. Tal vez les resulte difícil negarse a reprimir pero pueden abandonar, y si eso ocurre masivamente, podremos ver una disolución de la Policía, lo que le quitaría a Ortega casi la última base de apoyo que tiene”.
“Se tiene que ir”
Más allá del silencio cómplice del Ejército, y la activa complicidad criminal de la Policía Nacional, Carrión asegura que “Daniel Ortega solo hará concesiones importantes en la medida en que esté suficientemente debilitado”, recordando que “el diálogo es un reflejo de lo que está ocurriendo en las calles, y de la correlación de fuerzas que existe entre el movimiento cívico, y el Gobierno”.
Acerca de la posibilidad de que Ortega permanezca en el poder hasta que se celebren nuevas elecciones, el líder sandinista opina que esa opción no permitiría superar la crisis.
“La gente está pidiendo que Ortega se vaya, y temen que cada día que permanezca en el poder bajo cualquier circunstancia, continúe la represión, los asesinatos, los crímenes, y eso es inaceptable”, aseguró.
“Hay que detener la represión, y Ortega ha demostrado que no tiene voluntad, y en algún aspecto, ha perdido capacidad. Se tiene que ir. No hay opción. Es la necesidad del país como única manera de recuperar la paz”, resumió.
El mensaje del paro
Más allá de la forma en que el paro nacional de 24 horas pueda impactar en las estructuras del Gobierno, el antiguo guerrillero opina que la lucha ya ha impactado al Gobierno que antes “tenía la capacidad de movilizar casi al 100% de los empleados públicos a sus actividades partidistas. Ahora es evidente que ha perdido esa capacidad”.
“El paro envía un mensaje al mundo: esto no es una lucha de estudiantes o de unos cuantos jóvenes: es una lucha nacional, y hasta los sectores que tuvieron un compromiso con Daniel Ortega, y formaban parte del modelo de ‘diálogo y concertación’, lo han abandonado y están dando pasos concretos para poner presión”, señaló.