20 de octubre 2024
Desde 2021, la dictadura de Daniel Ortega ha roto relaciones diplomáticas con cinco países de diferente signo político: Taiwán, Países Bajos, Ecuador, Brasil e Israel, además de la suspensión de relaciones diplomáticas con el Vaticano.
En una entrevista en el programa Esta Semana que se transmite este domingo 18 de octubre en el canal de YouTube de CONFIDENCIAL a las 8.00 p. m., debido a la censura televisiva impuesta por el régimen en Nicaragua, le preguntamos al excanciller Francisco Aguirre Sacasa, expreso político desterrado en Estados Unidos, qué gana Ortega con esta política exterior de conflictos y provocaciones, y qué consecuencias tiene para Nicaragua.
“Hay un manejo amateur de las relaciones exteriores de Ortega”, respondió Aguirre Sacasa, y advirtió que acciones como la reciente ruptura con Israel, la alianza con Irán y Rusia, la persecución a la Iglesia católica en Nicaragua, y sobre todo la promoción de migración ilegal a EE. UU, provocarán una reacción del ganador de las impredecibles elecciones en Estados Unidos, con el que Nicaragua tiene una relación económica privilegiada por el tratado DR CAFTA.
“Cualquiera de los dos —Kamala Harris o Donald Trump— tanto los demócratas como los republicanos podrían reaccionar negativamente, y todo es en función de las torpezas que comete el Gobierno de Nicaragua en sus relaciones internacionales”, dijo el excanciller.
La semana pasada el régimen de Ortega decretó la ruptura de relaciones diplomáticas con Israel por segunda vez, porque había roto relaciones en 2010 y luego las restableció en 2017. Algunos analistas dicen que esto es totalmente irrelevante, ¿qué significa esta nueva ruptura de relaciones con Israel?
Comulgo con aquellos que dicen que para Israel esto es irrelevante porque Nicaragua es un país minúsculo, que no tiene una mayor proyección internacional y definitivamente no es una cuestión de vida o muerte para los israelitas, si Nicaragua lo respalda o no, o si Nicaragua se acerca más a Hamás y Hezbollah.
Pero, no es irrelevante para los amigos de Israel y, en particular, para los Estados Unidos de América. En Estados Unidos, la comunidad hebrea es muy poderosa, tiene mucha influencia, incluyendo a los medios de comunicación. El New York Times y el Washington Post son dos de los periódicos más importantes de los Estados Unidos, la mayoría de los dueños, los más influyentes, también son de origen judío. Para ellos cualquier cosa que afecte negativamente a Israel es mal visto. Lo que pasa es que no se ha divulgado ampliamente lo que ha hecho Nicaragua al romper relaciones con Israel, pero yo te puedo asegurar dos cosas: número uno, nadie está llorando en Tel Aviv o en Jerusalén por el hecho de que Nicaragua ya no lo está reconociendo. Segundo, es altamente peligroso dentro del contexto de la opinión pública de los influyentes norteamericanos. Esto le va a llamar la atención a ellos y podría provocar, ya sea con un Gobierno demócrata o un Gobierno republicano, una acción más beligerante para con Nicaragua que, por cierto, está haciendo lo posible para entrar en un conflicto con los Estados Unidos.
Lo otro es que a Nicaragua están llegando un chorro de personas no sólo de Latinoamérica, sino que de Asia y de África, aterrizan en Managua y de ahí continúan hacia la frontera sur de los Estados Unidos, hacia el río Bravo. Y el tema de la inmigración es uno de los dos grandes temas en estas elecciones norteamericanas. En el momento que los norteamericanos se percaten de que Nicaragua es un puente, una manera de facilitar la inmigración ilegal a los Estados Unidos, vas a ver una reacción más fuerte que va a ser alimentada también por la acción de Nicaragua para con Israel.
Alianzas con Irán y Rusia
Este acto de ruptura, que también se percibe como un acto de solidaridad, el Gobierno dice con Palestina, pero se lee como un acto de solidaridad como Hamás y también de alineamiento con Irán en la crisis del Medio Oriente, ¿qué gana Nicaragua y qué consecuencias negativas puede tener?
Geopolíticamente, no gana nada. Pero en un país como Irán, que es uno de los productores más grandes de petróleo del mundo, hay mucho dinero. Entonces, a mí no me extrañaría que hubiera una dimensión financiera que beneficiará a la dinastía. Me imagino que esa es una de las razones por la cual el Gobierno de Nicaragua se ha ido acurrucando, para usar una palabra nicaragüense, a países que son tóxicos para los Estados Unidos.
Irán es muy mal visto en este momento por los Estados Unidos, por el apoyo que le está dando a Hezbollah, por ejemplo. Entonces, todas estas cosas perjudican a Nicaragua y podrían resultar, en su momento, en una reacción en los Estados Unidos.
No sólo Nicaragua se está arrimando mucho a los enemigos de Israel, sino que ha estado persiguiendo a la Iglesia católica en Nicaragua. Y en las parroquias norteamericanas católicas se está citando cada vez más el hostigamiento por parte del Gobierno en contra la Iglesia católica y la Iglesia católica es más grande que cualquiera de las sectas protestantes en los Estados Unidos, y los periódicos de la Iglesia ya están señalando que hay una persecución contra la Iglesia católica en Nicaragua y eso también contribuye a la pésima imagen que tiene Nicaragua en nuestro país.
Las rupturas diplomáticas
Esta ruptura de relaciones es la quinta que se da desde la farsa electoral del 2021, cuando Ortega proclamó su autoreelección. Primero fue con Taiwán en 2021, para restablecer relaciones con la República Popular China. Después, Países Bajos, en 2022. En 2023, se suspendieron las relaciones con el Vaticano, que para mucha gente es una ruptura de facto. Y en 2024, tuvimos primero ruptura con Ecuador, después con Brasil, que era un aliado político del régimen, y ahora Israel. ¿Hay algún patrón detrás de esta política exterior de Ortega de ruptura diplomática?
Lo que detecto es que hay una conducción amateur por parte del régimen de Nicaragua en relaciones internacionales. Yo no sé quién está detrás. Por ejemplo, el tema de Brasil, es el país más grande y la potencia más grande de Latinoamérica y lo importante es que está en el hemisferio occidental y es un país latinoamericano.
Entonces, no sólo Nicaragua se está echando encima a Israel y está buscando pleito con los Estados Unidos y perjudicándolo con facilitar la inmigración ilegal, sino que está buscando otra manera de llamar la atención al Gobierno y al pueblo norteamericano, como es, por ejemplo, la persecución de la Iglesia católica.
Es como si quisieran ellos —en su afán de proyectarse como radicales— buscar pleito con los países más importantes del mundo. ¿Qué significa Irán para Nicaragua? Tal vez, un cierto apoyo financiero para la dinastía, pero yo no veo grandes inversiones iraníes. Nunca hubo grandes inversiones iraníes en Nicaragua, ni las habrán.
Lo que está claro es que hay un alineamiento político bueno con Rusia, China, Irán, Cuba, Venezuela, Siria, Corea del Norte. Pero, a pesar de eso, y de que Nicaragua está ahí afuera de la Organización de Estados Americanos, sigue teniendo un cierto espacio diplomático con algunos países de América Latina. Ahí está México, por ejemplo. Honduras, Bolivia y otros. ¿Se puede decir hoy que la dictadura de Ortega está aislada en América Latina?
Los países que tienen Gobiernos serios, latinoamericanos, empecemos con México, su presidenta es judía. Entonces, ella no va a ver con buenos ojos la postura de Nicaragua con Israel. Y los otros países importantes latinoamericanos, incluyendo nuestros vecinos, o van a tratar de aprovechar las torpezas del manejo internacional de Nicaragua para beneficiarse ellos o, alternativamente, van a olvidarse de Nicaragua.
Es difícil en un país como Costa Rica, que tiene medio millón de nicaragüenses allí, olvidarse de Nicaragua. Pero, el mero hecho que haya medio millón de nicaragüenses, por lo menos en Costa Rica, como exilados políticos, en la Suiza Centroamericana, es otro factor negativo para Nicaragua.
Ortega ha pretendido venderse como una especie de plataforma para los intereses de Rusia en Centroamérica, que, aunque no tiene ninguna presencia económica en la región, como sí lo tiene China, busca tener una incidencia política en el SICA, en el Parlacen y sobre todo en su política de entrenamiento en temas de seguridad con la Policía y su política de espionaje. ¿Cómo ves la reacción de Centroamérica frente a esta posición de Ortega de ser una especie de punta de lanza de Rusia?
Es un tema que tiene alguna beligerancia en el istmo centroamericano. Hay una relación estrecha ahora entre el Ejército de Nicaragua y el Ejército de Rusia. Rusia sí tiene una cierta beligerancia en Nicaragua. Cuando yo era canciller, en ese momento el Gobierno ruso estaba en una evolución importante, estaba desapareciendo la Unión Soviética con la dictadura, que es lo que ahora tienen los sandinistas, Daniel y Rosario. Y acaba convirtiéndose en un país democrático al estilo Europa. En parte, eso ha retrocedido. Pero, honestamente, para un gobernante como Putin podría servir esta relación con Nicaragua como un irritante, como una ficha para una eventual negociación con los Estados Unidos. Pero el daño que le hace eso al Gobierno de Nicaragua, su relación con los Estados Unidos es mucho más grande.
Harris o Trump van a reaccionar
Estados Unidos está entrando en la recta final de una campaña electoral en la que pareciera, por lo menos hasta el día de hoy, que los resultados son impredecibles y se van a decidir en un pequeño número de Estados. ¿Se puede prever o adelantar qué significaría para la relación bilateral de Nicaragua con Estados Unidos una futura presidencia de Kamala Harris o una nueva presidencia de Donald Trump?
Estoy de acuerdo con tu análisis sobre las elecciones. Está muy reñida. Hay tres estados que son los decisivos, Pennsylvania, Wisconsin y Michigan. Como van esos tres estados podría indicarnos cuál de los dos candidatos va a ganar. Pero la verdad es que ningún Gobierno norteamericano va a tolerar indefinidamente la existencia de un Gobierno en Nicaragua que está continuamente jincando a la yegua, ya sea la yegua centroamericana, a la yegua del hemisferio occidental, incluyendo los Estados Unidos. Eso lo veo muy difícil.
Veo como una posible reacción norteamericana, ya sea por parte de un Gobierno republicano o demócrata sacar a Nicaragua del DR-CAFTA. Nicaragua tiene un acceso privilegiado a través del DR-CAFTA al mercado norteamericano. Dependemos económicamente de los Estados Unidos y de los nicaragüenses que envían miles de millones de dólares anualmente a Nicaragua en remesas. Imagínate qué pasaría si el Gobierno norteamericano empezara, por ejemplo, sacando a Nicaragua del DR-CAFTA, es decir, negándole el acceso privilegiado que tiene a los Estados Unidos o suspendiendo el envío de remesas a Nicaragua.
Pero el impacto que eso podría tener también es un mayor incremento de la migración de nicaragüenses de Estados Unidos, que es el tema central de preocupación. Alguna gente dice: “Estados Unidos no va a sacar a Nicaragua del CAFTA por el efecto colateral que eso puede tener en la migración”.
Yo no comparto ese criterio, porque con o sin CAFTA los nicaragüenses han estado emigrando en números mayores hacia los Estados Unidos. O sea, que no es porque no haya prosperidad en Nicaragua, estamos teniendo acceso al mercado norteamericano. Es porque la gente está harta de estar en Nicaragua.
Te voy a contar una anécdota. Uno de los policías que estaba custodiándome a mí, durante los más de 500 días que yo estuve en la cárcel, me llamó el otro día y me dijo: “Don Francisco, estoy aquí en Seattle, Washington. Logré emigrar, ilegalmente, obviamente de Managua, Nicaragua, hacia Seattle, Washington, en los Estados Unidos”. O sea, que él no se fue porque no tiene recursos. Es un muchacho de clase media, un muchacho joven, una persona que le haría mucho bien en Nicaragua, y la gente sencillamente están buscando cómo salir de Nicaragua.
Pero hay otra cosa. Nicaragua está facilitando la llegada a la frontera norteamericana a través de vuelos que llegan a Nicaragua cargado de gente que vienen de Asia, de África y de ciertos países latinoamericanos. Y eso es dinamita.
El tema CAFTA que has mencionado, ¿lo asocias más directamente a una posible Administración demócrata o republicana?
Cualquiera de las dos. Nosotros hemos tenido la experiencia de la primera presidencia de Trump y más allá de decir que Nicaragua era parte de “la troika de la tiranía” no pasó mayor cosa. Pero, tanto los demócratas como los republicanos podrían reaccionar negativamente, y todo es en función de las torpezas que comete el Gobierno de Nicaragua en sus relaciones internacionales.