11 de abril 2024
El conflicto diplomático entre México y Ecuador, tras la incursión de la Policía ecuatoriana en la embajada mexicana en Quito, ha dejado una serie de lecciones a varios países de América Latina, incluida Nicaragua que mantiene roces con la Administración panameña.
En un panel organizado por Esta Noche, el diplomático mexicano Jorge Lomonaco y el académico Héctor Schamis, analizaron los escenarios que deja esta crisis, así como la “inestabilidad” y el mayor deterioro democrático en la región.
La crisis surgió cuando, por orden del presidente ecuatoriano, Daniel Noboa, la Policía asaltó la sede diplomática mexicana para arrestar al exvicepresidente Jorge Glas, procesado por corrupción y quien había pedido asilo político a México.
Tras ese episodio, el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, rompió relaciones diplomáticas con Ecuador, que justifica sus acciones acusando a México de haber vulnerado los tratados internacionales de asilo al refugiar a una persona procesada por corrupción.
De acuerdo con los analistas, lo ocurrido en Ecuador debería verse con “mucho cuidado” para evitar “cometer los mismos errores” en otros países.
Evitar respaldos “cínicos”
Después del Gobierno mexicano, el régimen de Daniel Ortega fue el único Estado latinoamericano que rompió relaciones diplomáticas con Ecuador por el incidente con México. Los demás países se han limitado a expresar sus “más enérgicas condenas”.
Jorge Lomonaco consideró que este tipo de respuestas de terceros países deberían evitarse, sobre todo cuando vienen de países que han cometido abusos similares al de Ecuador.
El diplomático calificó de “cínica” la actitud del régimen orteguista respecto a Ecuador. “Lo hacen porque son cínicos y porque pueden”, dijo.
Recordó que Nicaragua enfrenta una situación similar con Panamá, por el asilo político otorgado —en febrero de 2024— al expresidente panameño, Ricardo Martinelli, condenado a diez años y seis meses de prisión y el pago de una multa de 19.2 millones de dólares por blanqueo de capitales.
El mexicano subrayó además que Ortega ordenó, en abril de 2022, el allanamiento y confiscación de las oficinas en Managua de la Organización de Estados Americanos (OEA).
Buscar otras alternativas a conflictos
Héctor Schamis resaltó que la crisis diplomática actual crea un precedente para “alentar a otros países como Panamá”, a buscar otras alternativas que eviten el asalto e intimidación a sedes diplomáticas.
“Hay rutas para hacerlo. Quizás, la más cercana sea que los jueces de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), visto lo ocurrido en Quito, estarían dispuestos a entrarle a cualquier disputa, cualquier diferencia sobre interpretaciones legales, de manera más o menos rápida, expedir medidas cautelares de emergencia que salvaguarden los derechos de las potenciales víctimas”, describió.
Comentó que la intervención de la CIDH “ayudaría a presionar” a los Estados que dan asilo a figuras que no son perseguidos políticos.
El académico argentino explicó que la situación entre Ecuador y México puede generar un “horrible” precedente para las Américas. “Imaginemos que los asilos políticos se dan porque están huyendo y tratando de resistir las dictaduras que tenemos en el continente, sería verdaderamente negativo, sería verdaderamente trágico”, sostuvo.
Incidente diplomático como herramienta interna
Para Lomonaco, los presidentes de México y Ecuador “utilizaron un incidente diplomático como herramienta de política interior”, aunque López Obrador ha sido el más beneficiado.
Destacó que, en el caso de Noboa, “las primeras señales indican que no le ha funcionado tan bien” porque ha generado división y rechazo desde lo interno, así como “el rechazo internacional”.
Para México “sí genera fortaleza”, porque la amenaza extranjera, “explota los sentimientos nacionalistas”, puntualizó.
Asalto policial no tiene justificación
Héctor Schamis expresó que una secuela de estos conflictos es el “terrible deterioro” de la “ya golpeada democracia en la región”.
“Es el ABC de las relaciones entre Estados. Si eso no existe, se produce una fisura en el sistema internacional”, advirtió Schamis.
“Los Estados —continuó— se relacionan entre sí por medio del derecho internacional, no hay nada que justifique este accionar por parte de un Estado respecto a otro en su sede diplomática”.
Lomonaco enfatizó que “no hay manera de justificar el allanamiento de la embajada”, lo cual es una violación de la inmunidad soberana de la sede mexicana.
“Es una violación clara de una de las garantías fundacionales de las relaciones diplomáticas y de una convención diplomática de la que México, Ecuador y la mayor parte de los países del mundo son parte. Nada lo justifica”, sentenció el diplomático.