19 de julio 2023
La organización partidaria Juventud Sandinista (JS) prometió lealtad al liderazgo de la pareja dictatorial de Daniel Ortega y Rosario Murillo y al Gobierno que presiden, durante su convención nacional. Pero más allá de su papel de “fidelidad” al régimen, esta organización paraestatal que responde directamente al control de la vicepresidenta Murillo ha pasado a convertirse en una red de espionaje partidario, afirman a CONFIDENCIAL tres exintegrantes de la JS de Managua, Estelí y Granada.
En el marco del 44 aniversario de la Revolución Sandinista, 585 delegados nacionales de la JS participaron, el pasado fin de semana, en un encuentro realizado en el Centro de Convenciones Olof Palme. Ahí —de acuerdo con los medios de propaganda— 294 mujeres y 291 hombres de todo el país ratificaron por unanimidad “profundizar su apoyo a Ortega y Murillo”, cuando la coordinadora de la Red de Jóvenes Comunicadores y miembro del Consejo Nacional de la JS, Guadalupe Padilla, sometió a votación la proclama. El documento, además acuerda la “movilización permanente en el trabajo territorial porque estas prácticas fortalecen la paz y el protagonismo en el barrio y la comunidad”.
“Todos sus discursos dejan en evidencia que la Juventud Sandinista pasó a ser no solo una fuerza de movilización y de choque ante protestas, a una organización que vigila a la población en los barrios de cada municipio del país”, advierte “Elías”, un joven de Estelí que perteneció a la JS hasta 2020.
De acuerdo con “Elías”, muchos de los integrantes de la JS han pasado a trabajar para el Estado “donde ejercen vigilancia y valoran la fidelidad al régimen”, pero también “trabajan en los territorios monitoreando a personas de interés para la dictadura, ya sea por ser opositores o por ser consideradas personas líderes”.
“Muchos de los que trabajaron conmigo ahora se dedican a perfilar a personas que pueden suponer riesgo para la dictadura, por ejemplo: maestros, sacerdotes, periodistas, exfuncionarios opositores y gente que dejó de ser sandinista”, explica.
En su caso, “Elías” ahora trabaja en Managua y por eso alegó que no podía seguir en las filas de la JS. “Pero siempre me escriben, me buscan en mi casa, y yo sé que han sospechado de mí, pero simplemente desaparecí y me dediqué a otras cosas”.
Deciden sobre ataques y amenazas
Para “Gerald”, un joven granadino que perteneció a la JS hasta 2022 y ahora se encuentra exiliado, el funcionamiento de los jóvenes ha sido “pasar de ser figuras decorativas en los actos públicos a tomadores de decisión en los ataques y amenazas contra personas opositoras”.
Detalla que muchas de las acciones de hostigamiento contra ciudadanos en Nicaragua “no son hechas al azar, sino que la JS elaboró documentos con supuestos motivos fundados por el que esa persona debe ser hostigada, vigilada o apresada”.
“Las pintas que se han hecho desde 2018 contra los que consideran traidores al régimen se hacen basadas en listas elaboradas por personas afines al Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), que incluyen a integrantes de la JS”, menciona.
“Gerald” recuerda que a los miembros de la JS les ha tocado trabajar con grupos paramilitares y con la Policía para acompañarlos a hacer pintas, realizar agresiones verbales, darles citatorias policiales a ciudadanos del departamento de Granada. “A veces la gente no los ve, pero ellos andan grabando con sus teléfonos”, destaca.
Un informe de la Asociación Intercultural de Derechos Humanos (Asidehu), presentado en marzo de 2023 identificó “patrones invisibles” de violaciones a los derechos humanos en Nicaragua entre 2018 y 2023, en el que se contaba cómo en múltiples ocasiones los sandinistas orientan a brigadas de motorizados del FSLN y de la JS para que vigilen las casas de los opositores “para recabar mayor información, al igual que piden que les tomen fotos y hasta graben videos”.
Vigilancia en redes sociales
Las amenazas y represalias contra personas consideradas opositoras o “traidoras” al régimen se basan en si participaron en actividades de protestas, en no participar en actos partidarios, en no ir a votaciones o asambleas. Pero también por opinar contra Ortega y Murillo en redes sociales, afirma “Bernal”, un exintegrante de la JS de Managua.
“Muchas veces se manda a la Juventud Sandinista a revisar las redes sociales de determinadas personas, porque además de obligarlos a tener presencia en las distintas plataformas, se les indica que deben detectar cualquier actividad subversiva”, señala.
Hasta 2018, “Bernal” era integrante de la JS y de UNEN en la universidad donde estudiaba. “Muchas veces me tocaba ir a dejar invitaciones a gente que teníamos ‘mapeada’ como sandinista hasta 2018, y nos pedían valorar sus reacciones al recibirnos, para determinar si se les podía tener como apáticos, desencantados, manipulados o como traidores”, explica.
Los tienen comprados y silenciados
Los tres exintegrantes de la JS coinciden en que los miembros de esta organización “están silenciados porque son comprados con prebendas” y son “silenciados por temor porque saben cómo funciona la maquinaria represiva”.
“Muchos que han pasado por la JS ahora trabajan en instituciones o les dan ayudas que son salarios y con eso los tienen comprados, otros tienen familiares trabajando para el Gobierno y de esta forma se aseguran que no los dejarán”, detalla “Elías”.
“Bernal” sostiene que “hay niveles de lealtad dentro de la misma JS” porque mientras “unos hacen tareas sencillas, otros tienen acceso a información más comprometida”.
“Hay algunos que se dan cuenta de investigaciones secretas a la misma gente considerada fiel al partido o históricamente sandinista, pero esa es una tarea que solo la conocen los más allegados a los círculos de poder en cada departamento”, expresa “Bernal”.