5 de febrero 2024
En el Índice de Percepción de la Corrupción, producido por Transparencia Internacional después de aplicar los mismos indicadores a 180 países del mundo, el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo aparece entre los más corruptos del mundo, y el número dos de América Latina, solo superado por la dictadura de Nicolás Maduro en Venezuela.
La consejera de Transparencia Internacional para América Latina, Luciana Torchiaro, explica que según este índice que se basa en 13 fuentes internacionales en torno a tres indicadores de gobernabilidad, transparencia, e impunidad "la corrupción pública en Nicaragua es alarmante, la concentración del poder es brutal y no se sancionan los abusos de corrupción".
En una entrevista con Esta Semana y CONFIDENCIAL, Torchiaro dijo que le sorprende que existe un informe como el del Fondo Monetario Internacional que sugiere que en Nicaragua hay avances en el acceso a la información pública y en la labor de control de la Contraloría de la República. "Nuestros indicadores nos dicen todo lo contrario. En una escala de 0 a 100 obtiene 17 puntos, en donde 100 es limpio, y cero es considerado muy corrupto. También, de acuerdo a nuestros informes, el blindaje que hay en torno a Ortega y a Murillo es extremadamente opaco y eso también lo que está permitiendo es que básicamente tengan (mano) libre para hacer lo que quieren".
En el último informe sobre el Índice de Percepción de Corrupción a nivel mundial, realizado entre 180 países por Transparencia Internacional, aparece Venezuela como el número dos en el ranking de los países más corruptos del mundo, solo precedido por Somalia y Nicaragua en el cuarto lugar entre los más corruptos. ¿Qué significan estos datos?
Significan que la situación en estos países es alarmante. Están debajo de países que están enfrentando guerras civiles hace muchísimas décadas y que no tienen Estado. Pero lo particular de estos dos Estados es que estamos hablando de dos dictaduras, dos países en donde hay extrema opacidad, donde no existe ningún tipo de freno o de contrapeso al poder, sino que el poder está concentrado en los poderes ejecutivos y en las élites políticas y económicas que gobiernan al país. Y en estos dos casos, también con vínculos con el crimen organizado.
¿Desde hace cuántos años se ubican Nicaragua y Venezuela en este rango, en el top de los países más corruptos?
En el ámbito latinoamericano desde muchísimos años y, en el caso de Venezuela, que ya llevan tantos años con dictadura chavista, también desde hace varios años se encuentra en el fondo de nuestro ranking a nivel internacional.
¿Cómo se calcula este índice de corrupción que hace Transparencia Internacional, está basado en encuestas a ciudadanos, a empresarios, organismos internacionales, estudios?
Este índice es una compilación de 13 fuentes, de tres indicadores que provienen de organizaciones internacionales de alto prestigio que miden democracia, los niveles de gobernanza, los niveles de soborno, de transparencia en diferentes países. Nosotros, en Transparencia Internacional lo compilamos y sacamos un score (puntaje) y nuestro índice es el instrumento más utilizado a nivel internacional por la academia, las empresas que miden riesgo, los organismos internacionales, las empresas a la hora de tomar decisiones de inversión para medir el contexto de corrupción de un país.
En el caso de Nicaragua, este índice contrasta con el reporte que ha presentado recientemente el Fondo Monetario Internacional, que incluso elogió supuestos avances en el acceso a la información pública en Nicaragua, donde hay censura a la prensa y también avance en la labor de la Contraloría. ¿Cómo se puede explicar el contraste tan abismal entre estos dos informes?
A mí me llama particularmente la atención que haya un informe que registre que el país ha mejorado en términos de transparencia, porque nuestros indicadores nos dicen todo lo contrario. Estamos hablando de un país que en una escala de 0 a 100 obtiene 17 puntos, en donde 100 es limpio, y cero es muy considerado muy corrupto. También, de acuerdo a nuestros informes, la concentración del poder, el blindaje que hay en torno a Ortega y a Murillo es extremadamente opaco. La concentración del poder es brutal y eso también lo que está permitiendo es que básicamente tengan (mano) libre para hacer lo que quieren. Estamos hablando de un país en donde las voces críticas se silencian al máximo, donde no hay libertad de prensa, no hay libertad de expresión, no hay libertad de acceso a la información. Es muy difícil que el país obtenga un buen score en nuestro índice, por lo menos.
En Nicaragua, los ciudadanos y los empresarios se quejan de la extorsión tributaria, de las confiscaciones de propiedad, de la corrupción en los contratos públicos y de la falta de seguridad jurídica. ¿El informe tipifica cuáles son las principales modalidades de corrupción en Nicaragua, documenta algún caso específico?
No. Nuestro informe observa diferentes indicadores, el nivel de transparencia, acceso a la información, las condiciones de gobernanza, el contexto de ejercicio de los derechos fundamentales —que son también los mismos que mencionaba antes— la calidad del espacio de gobernanza de un país. Entonces lo que hacemos es agregar fuentes, no tomamos casos particulares. Lo que sí sucede es que muchas veces la percepción de nuestras fuentes, que son analistas expertos, cuanto más casos de corrupción salen a la luz, eso puede tener un impacto en cómo los analistas están observando el nivel de corrupción de un país.
Pero si menciona que hay impunidad. ¿Cómo se mide la impunidad?
La impunidad significa que no hay sanción a la corrupción y a quien comete abusos. En nuestra región los niveles de impunidad son altísimos, es decir, la gente que es corrupta, criminal, que incluso pueden estar en medio de procesos, no llegan a una sentencia. Es muy difícil que los corruptos obtengan una sentencia firme y proporcional a lo que hicieron.
Nosotros en este año estamos vinculando esta problemática con la falta de independencia del Poder Judicial. En muchos países el Poder Judicial responde a los gobiernos de turno o a las élites económicas y políticas que cooptan a este poder, a los fiscales y los jueces para que la ley se implemente de acuerdo a sus intereses, o bien para blindarse, es decir, para obtener impunidad.
¿Quiénes son los principales usuarios de este índice de corrupción, o por el otro lado, de falta de transparencia?
Este informe es sin duda un punto de referencia porque es el único que mide percepción de la corrupción en 180 países. O sea que el nivel geográfico que nosotros abarcamos no lo abarcan otros instrumentos y tiene muchos años de trayectoria.
La primera vez que salió este índice fue en 1995. También podemos hacer comparaciones a lo largo del tiempo, a partir de 2012 a la fecha se puede comparar. Por este motivo, el índice es utilizado por empresas, inversionistas, por las entidades que miden riesgo, por los organismos internacionales, por la Academia, es el más citado también por los periodistas. O sea, es un instrumento de referencia para analistas políticos y económicos de todo el mundo.
¿Qué significa la existencia de alto grado de corrupción para el uso de los recursos públicos? ¿Cuál es el costo económico de la corrupción o de su eficiencia en cuanto a la asignación de recursos?
El costo económico de la corrupción es altísimo, en lo que respecta al desarrollo de un país. El dinero que se desvía, que desaparece, que termina en un paraíso fiscal, es dinero que no se invierte en el país. Son obras de infraestructura que no se hacen, son colegios que no se construyen, son hospitales que están abandonados o desmantelados.
Esto tiene un impacto muy grande en la vida cotidiana de las personas, un impacto muy importante en el nivel de desarrollo de un país. Y la corrupción también es un disparador de la pobreza, porque las personas más humildes, con más necesidades, son quienes menos posibilidades tienen y más necesidades tienen al mismo tiempo de hacer uso de estos recursos públicos y también de las políticas redistributivas que un Estado puede tener.
El informe también menciona a otros países de Centroamérica, en particular Honduras y Guatemala, destacando que tienen debilidad en sus sistemas judiciales. ¿Se puede decir que en estos países también hay elevada corrupción?
Por supuesto, sí. Ambos países presentan niveles de corrupción graves, ambos países tienen scores muy por debajo del promedio regional, que es muy bajo de por si es 43 En estos países hemos observado en los últimos tiempos una regresión, una restricción al espacio cívico, a la libertad de prensa, a la libertad de expresión. También hemos observado una concentración de poder cada vez mayor en los poderes ejecutivos y una cooptación del sistema judicial. Por ende, no hay sentencia a casos de corrupción.
En Guatemala hemos observado en los últimos años como el Poder Judicial, como el Ministerio Público, ha sido un instrumento utilizado por el Gobierno para perseguir a fiscales que estaban haciendo bien su trabajo, a periodistas, a oenegés, a ciudadanos, a personas que estaban ejerciendo su deber o su activismo reclamando la rendición de cuentas al Gobierno.
En contraste con la situación de estos países en el informe aparecen en los primeros lugares de transparencia Uruguay, Chile y Costa Rica, pero en estos países también hay escándalos de corrupción. ¿Qué diferencia a estos tres países del resto de América Latina?
Ningún país es inmune a la corrupción. Ni Uruguay, ni Chile, ni Costa Rica, ni los países escandinavos en Europa, todos los países pueden sufrir corrupción. La diferencia de estos tres latinoamericanos es que tienen democracias más fuertes, los sistemas de pesos y contrapesos funcionan, hay un equilibrio de poder, hay canales de participación ciudadana, los ciudadanos pueden participar de las decisiones públicas, no hay persecución política, no hay represalias o por lo menos hay mucho menos y el Poder Judicial es más independiente. De todas formas, no están inmunes a la corrupción, pero están mucho más equipados para hacer frente a este problema.
El informe destaca a República Dominicana como el país de América Latina, que ha mejorado más su posición en el Índice de Percepción de Corrupción. ¿Cuál es la causa? ¿Qué ha hecho República Dominicana?
República Dominicana se ha tomado muy en serio transparentar y fortalecer al Poder Judicial. Es el único país en los últimos años que presenta avances en nuestro índice. Y esto se debe justamente a que están construyendo un Poder Judicial independiente que está investigando sin interferencias, incluso casos de corrupción que implican a personas de alto nivel. También está avanzando hacia un sistema de compras y contrataciones transparente, de última tecnología. Todos estos factores contribuyen a que este país esté mostrando avances. Todavía falta más, por supuesto, y esperamos que continúe por este sendero, pero esos son los factores decisivos que permiten mostrar cambios significativos.
Ante la ausencia de instituciones públicas que ejerzan funciones de control y vigilancia o de poderes judiciales que castiguen la corrupción. ¿Puede la prensa independiente y la denuncia ciudadana llenar ese vacío? La gente dice se puede hacer denuncias, pero nadie castiga la corrupción…
De todas formas, es muy importante hacerle frente a la situación. Mantenerse firme, es riesgoso, lo sabemos. Existe mucha oportunidad también desde el exterior, con actores internacionales de trabajar y ejercer presión en este tipo de países. También tenemos los mecanismos de sanción internacionales que pueden servir para hacer justicia cuando en un país la justicia está completamente cooptada. Pero sin duda, todo lo que la prensa pueda hacer desde el exterior, es muy importante para develar lo que sucede en el país y para informar con datos que no sean manipulados, sino datos reales. Es muy importante la labor del periodismo.