5 de agosto 2021
El Parlamento Europeo y la Unión Europea “no reconocerán” los resultados de las elecciones fraudulentas del régimen de Daniel Ortega, que mantiene en prisión a siete precandidatos presidenciales de la oposición, asegura el eurodiputado español, Javier Nart.
Y aunque haya un sector de la oposición que participe en el proceso electoral controlado por el FSLN, no significa que las condiciones “sean admisibles”, no hace falta un candidato opositor, sino “condiciones”, señala el eurodiputado en entrevista con Esta Noche, transmitido a través de las redes sociales a causa de la censura televisiva en Nicaragua.
En enero de 2019, Nart visitó Nicaragua junto a una delegación de la Unión Europea, que constató que el país no sufrió un presunto “intento de golpe de Estado” como asegura la versión oficial, sino la anulación de los derechos civiles y las libertades. En esa visita, los europarlamentarios le sugirieron a Ortega realizar elecciones democráticas.
Ante la negativa de la dictadura, la Unión Europea ha sancionado desde entonces a 14 altos funcionarios del régimen, acusados de ser responsables de graves violaciones a los derechos humanos, siendo los últimos de la lista: la vicepresidenta y primera dama, Rosario Murillo, el hijo de la pareja presidencial, Juan Carlos Ortega, la presidenta de la Corte Suprema de Justicia, Alba Luz Ramos, el asesor presidencial de asuntos económicos Bayardo Arce, el presidente de la Asamblea Nacional, Gustavo Porras, la fiscal general, Ana Julia Guido, y los comisionados generales Fidel Domínguez y Juan Antonio Valle.
Las medidas de presión que continuará tomando el Parlamento Europeo y la Unión Europea al régimen de Ortega “no tienen un plazo”, y la suspensión de Nicaragua del acuerdo de Asociación entre Europa y Centroamérica es una medida que puede activarse en cualquier momento, afirma el eurodiputado.
La Unión Europea sancionó este lunes a ocho altos funcionarios del régimen de Daniel Ortega. ¿Cuál es el objetivo de estas sanciones?
Es impulsar y ayudar y apoyar un proceso democrático en Nicaragua. La Unión Europea no tiene el más mínimo interés, no lo ha hecho nunca, de intervenir políticamente en ningún lugar si no es para defender algo fundamental que es la democracia, de la que disfrutamos en Europa, y queremos para cualquier lugar del mundo. Sencillamente esto: libertad y democracia, palabras que en algunos lugares son subversivas.
¿Qué otro tipo de medidas podría adoptar el Consejo de la Unión Europea y su alto representante, Joseph Borrell, para ejercer más presión al régimen de Daniel Ortega?
Nicaragua está dentro de un acuerdo amplio, que es el acuerdo con Centroamérica, desde Panamá hasta Guatemala; y esto significa también la posibilidad de suspensión del acuerdo. ¿Y por qué? Por algo muy sencillo, porque el propio acuerdo establece que el marco fundamental de todo acuerdo de la Unión Europea es el respeto a unos estándares democráticos mínimos. Por ejemplo, nunca se podría establecer un acuerdo de este tipo con Corea del Norte, ni con cualquier otro país que tenga un régimen dictatorial y antidemocrático. Sí existe con Nicaragua, como existe con Costa Rica, con Panamá, siempre que, Costa Rica, Panamá, Nicaragua, Salvador, Honduras, respeten estos principios elementales.
¿Tiene la Unión Europea un plazo político, un plazo para activar la cláusula del Acuerdo de Asociación?
No, eso se puede activar en cualquier momento. Pero sinceramente lo que deseamos, es una salida a la crisis nicaragüense. ¿A través de qué proceso? De las urnas, de que la voluntad popular determine qué es lo que quiere.
En la reunión que tuvimos con el señor presidente y la señora vicepresidente (en 2019), todos los grupos políticos del Parlamento Europeo le dijimos lo mismo, libertad y democracia; y que en ese proceso democrático el pueblo nicaragüense determine cuál quiere que sea sus representantes y, en consecuencia, su Gobierno. Nada más y nada menos que eso, democracia.
¿Existe alguna gestión entre la Unión Europea, el Gobierno de Estados Unidos y la OEA para ejercer más presión al régimen de Ortega?
Esto es competencia del vicepresidente, encargado de Asuntos Exteriores, Joseph Borrell, y evidentemente de las resoluciones del Parlamento Europeo, entre otras, de la delegación para Centroamérica, de la que yo soy primer vicepresidente.
Hemos pedido una visita a Nicaragua, para tener contacto con todas las autoridades, desde el señor presidente, al fiscal general, a todo el mundo; pero parece que están extraordinariamente ocupados y dicen que no pueden llevar a cabo la reunión con nosotros.
¿Estas votaciones le darían legitimidad a la reelección de Daniel Ortega?
En absoluto. Para que se produzca un proceso democrático no hace falta las urnas, ni una buena cola de votantes, ni el último acto que es colocar el voto, sino que hacen falta unas condiciones básicas. Las condiciones básicas son: una prensa libre, unos candidatos que puedan actuar en libertad; una financiación que esté controlada; un acceso a los medios públicos de información por parte de todos los candidatos; una Comisión electoral verdaderamente independiente.
(En fin,) algo que es básico, y es lo que se exige en las elecciones en España, en Bélgica, en Alemania, en Dinamarca, en Hungría, o en Grecia, condiciones mínimas, que en este momento ciertamente no se dan, razón por la cual, primero hubo una resolución en octubre del 2019; y ahora ha habido una lista de personas que tienen sus activos congelados y su presencia en la Unión Europea prohibida.
¿El hecho que participe un sector de la oposición, en este caso el partido Ciudadanos por la Libertad, le daría algún tipo de legitimidad a la reelección de Ortega?
Con el mayor respeto a esta candidatura, te puedo recordar que durante el franquismo había un partido que se llamaba el partido Proverista. ¡Hombre! Pues no le hizo caso nadie.
El hecho de que exista un candidato de la oposición no significa que las condiciones sean las admisibles; no hace falta simplemente un candidato, lo que hace falta son las condiciones que te he expresado anteriormente; y si alguien entiende que puede presentarse en esas condiciones, te aseguro que el Parlamento Europeo y la Unión Europea no está por la línea de que con un candidato que se presente, las elecciones quedan bendecidos.
Usted comentaba sobre su visita a Nicaragua en enero de 2019. ¿Cuál es la visión que tiene ahora del presidente Ortega y de sus intenciones de perpetuarse en el poder en Nicaragua?
Algunos miembros de la delegación salieron con una esperanza porque la reunión que tuvimos con el presidente y con la vicepresidente, fue una reunión muy franca, muy abierta, muy clara, por respeto a la conversación que tuvimos no voy a expresar cuáles fueron los contenidos concretos. Yo salí diciendo que iba a pasar lo mismo que estaba pasando, o incluso peor. Yo tenía un realismo pesimista, y les dije, deseo de todo corazón equivocarme, y que el Gobierno de Nicaragua entienda que la solución para el país pasa por la libertad y la democracia.
Si Ortega se reelige oficialmente en enero de 2022, el Parlamento Europeo, la Unión Europea, ¿reconocerá los resultados de esas elecciones fraudulentas?
Ya te digo que no, radicalmente no. Unas elecciones sin condiciones, no reconocidas, con todas las consecuencias que ya lleva consigo.
¿Y cuáles son las consecuencias?
Que ni los resultados son reconocidos ni la consecuencia de los resultados son reconocidos. Otra cosa es que ese Gobierno piense que resistir es vencer. Prefiero convencer, y para convencer lo que hay que tener es la capacidad de abrir espacios a la libertad. Y la libertad es algo muy sencillo, es la capacidad de discrepar del poder sin terminar en la cárcel.
¿Cuáles serán las consecuencias políticas y económicas para Nicaragua después que la Unión Europea no reconozca esos resultados, y tampoco al Gobierno surgido de esas elecciones fraudulentas?
Todos los países del mundo necesitan de una situación de acceso libre, tanto a la financiación internacional, como a las propias inversiones internacionales. Cuando un país no es fiable porque es un régimen no fiable, se produce una retirada o una falta de llegada de fondos.
En consecuencia, las condiciones de una economía muy abierta, que existe en Centroamérica, no se aplicarían a Nicaragua, incluso por los inversores privados. Estamos hablando de que la democracia no es simplemente un aparato formal, sino que es una estructura de estabilidad, y esa estabilidad propicia el crecimiento económico y el desarrollo.
Una situación de régimen autoritario lo que propicia es una oligarquía extractiva que se enriquece a costa del pueblo, hablando, eso sí, en favor del pueblo. O sea, es algo así como el despotismo ilustrado del siglo XVII y XVIII, que es todo para el pueblo, pero sin el pueblo; en este caso, ni siquiera para el pueblo, todo para mí.
¿Pretende la Unión Europea ser un puente para el diálogo que dé una salida pacífica a la crisis nacional?
Naturalmente que el diálogo es la solución, pero el diálogo por el diálogo puede ser eterno, la conversación puede navegar en paralelo y llegar a ninguna parte. El problema no es tanto de una situación de diálogo, sino de implementación de unos estándares que están perfectamente definidos.
Nací en el franquismo, viví en el franquismo, también había elecciones, y había urnas, y había colas, y la gente sonreía en televisión; pero claro, los candidatos estaban predeterminados, no había libertades de ninguna especie, ni prensa, ni Comisión electoral, ni absolutamente nada. Entonces, todos los regímenes totalitarios tienen elecciones, pero siempre ganan los suyos porque no hay condiciones de libertad.