20 de julio 2020
El discurso de Daniel Ortega, en ocasión del 41 aniversario del triunfo de la revolución popular que derrocó a la dictadura somocista en julio de 1979, lo mostró como un político que está “a la defensiva”, en opinión de dos analistas consultados por CONFIDENCIAL, poco después que concluyera la puesta en escena en la llamada Plaza de la Revolución.
“Ortega está a la defensiva. Si está dando explicaciones, es porque sabe que su base está muy tocada por el manejo de la pandemia, más los efectos de la matanza de abril 2018, y eso lo derrumba completamente. Ahora no puede echar la culpa a los opositores, lo que en su momento sirvió para recuperar parte de su base, que los ve ahora como elitistas, porque los deja morir a ellos y a sus familias”, consideró el político liberal Eliseo Núñez Morales.
El general en retiro Hugo Torres, vicepresidente del Movimiento de Renovación Sandinista (MRS), aseveró que fue “un discurso defensivo, que evidencia la crisis de su estrategia… o más bien, la falta de estrategia frente a la pandemia”.
Ambos señalaron también el hecho que, si Ortega se atrevió a salir de su búnker para ir a una pequeña plaza de poco más de cien metros de lado, bien pudo haberlo hecho en la Plaza Juan Pablo II, siendo que siempre tenía la opción de extremar las medidas de distanciamiento físico, para descartar –o minimizar- el riesgo de contagio.
“Me llamó la atención que, si al final sí salió a la plaza, ¿por qué no hicieron el acto masivo en la plaza Juan Pablo II?”, cuestionó Torres.
“Se especulaba que no habría un acto presencial. Que todo sería virtual, por el miedo al contagio, pero salió. Si salió, ¿por qué no lo hicieron en la plaza grande? El riesgo de contagio es manejable, pero tuvieron miedo de no llenarla, porque hay una erosión seria en sus filas, pero también porque sus finanzas están mermadas.”, añadió.
Núñez considera que el dictador está “atemorizado, acorralado, porque siente que está perdiendo a su base, a causa del mal manejo de la pandemia”.
“¿Por qué decidieron hacerlo solo virtual? Porque tuvieron miedo que el número de muertos que ha tenido el Frente Sandinista, incidiera para que no se les llenara la plaza, porque bien podrían haber hecho una mesa para ellos, y alejarla de la multitud, pero temieron que la base no quisiera ir”, añadió.
El exdiputado comparó con la celebración de julio del 2019, cuando “sacaron 90 buses de Masaya, que no iban muy llenos. Si acaso llevaban 20 personas por bus, serían 1800. Ayer, entre bicis y motos, no eran más de 300 personas en conjunto”.
Ahora saben que el covid-19 es real
“Verlos a ambos con mascarillas es un signo evidente de que el coronavirus les ganó la batalla. El coronavirus les tapó la boca. La realidad le ganó la batalla a la ficción que trataron de vender, con su discurso de que el covid no era peligroso, y por eso expusieron a su gente al contagio con las actividades de calle que estaban realizando, pero hoy los vimos a todos con mascarillas”, detalló Torres.
Torres se refirió a las estadísticas de salud que leyó Ortega. “Esos datos son la repetición de otro discurso de hace dos meses”, y vuelve a usarlos “para minimizar los efectos de la pandemia, al compararlos con la cantidad de muertos por otras causas. Trató de minimizar los efectos de la pandemia, encubriéndolos al presentarlos como un dato más en ese bolsón”, interpretó.
“Lo presenta como si fueran favores, dádivas de él y de su mujer, pero todo eso sale de los impuestos del pueblo”, señaló recordando que “el acelerador lineal fue obra de una campaña que el MRS desarrolló desde la Asamblea Nacional, junto con diputados del PLI, reclamando por la falta de atención a las mujeres con cáncer, hasta que Japón lo donó”.
A Torres le llama la atención que Ortega no dijera “ni una palabra de condolencias para los muertos de su partido político, ni siquiera para Edén Pastora, que es el muerto más notorio de entre sus seguidores, lo que evidencia el desprecio que le tenían, en especial doña Rosario”.
El imperio… el imperio
Tanto Núñez como Torres, destacaron que Ortega haya regresado al lugar común de criticar “al imperio” y “al capitalismo salvaje”, aunque esta vez no mencionara al canonizado papa Juan Pablo II.
“No dijo nada de forma directa acerca de las sanciones, ni nada muy altisonante en contra del gobierno de Estados Unidos. Tan solo una amenaza velada en contra del embajador, casi como un sarcasmo”, dijo Núñez.
Fue extraño que “hablara de los asesinatos a los dirigentes de la Contrarrevolución en los primeros años después de la desmovilización; los justificó totalmente. También justificó el dinero que ha decomisado la Policía Nacional a supuestos narcos, aunque nunca aparecen los dueños”, detalló.
Núñez hizo notar cómo Ortega “disminuyó el papel de la Policía Nacional, en beneficio del Ejército, como consuelo a la sanción a Avilés, y como una forma de decirles que sigue apoyándolos”.
“Lo paradójico es que crea que él puede respaldar al Ejército, cuando es el Ejército el que lo mantiene en pie”, aclaró. Que Ortega respalde a la fuerza armada, “más bien pone en problemas a Avilés, ante el pueblo y la comunidad internacional, porque Ortega ya no tiene poder político ni legitimidad, y solo se sostiene por la fuerza de las armas”, concluyó.