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Granera III: de cómplice a rehén

Policía Nacional “solamente responde a intereses orteguistas”, afirma experto en temas de seguridad

Aminta Granera en conferencia de prensa. Foto: Carlos Herrera | Confidencial

Arlen Cerda

9 de julio 2016

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Tras una década en la jefatura policial, en lugar de estar lista para marcharse, la primera comisionada Aminta Granera ha sido prorrogada para un tercer período por el comandante Daniel Ortega. Expertos en temas de seguridad y derechos humanos, consultados por Confidencial, consideran que la continuación de Granera es una extensión de la ilegalidad bajo la cual ya se mantuvo al concluir su primer mandato, en septiembre de 2011.

El investigador independiente sobre temas de seguridad, Roberto Orozco, estima que con la permanencia de Granera “la institucionalidad de la Policía quedó anulada, está muerta y enterrada desde el momento en que ella se mantuvo en el cargo por un segundo período”.

Entonces, Granera fue cuestionada como cómplice de la ilegalidad y el desmontaje de la institucionalidad policial. Ahora, consciente de su desgaste durante su segundo período al frente de la policia, “Aminta ha presentado en varias ocasiones su renuncia al presidente Ortega, pero ésta no ha sido aceptada”, confirmó una fuente vinculada a Granera. “La Directora se convirtió en una especie de rehén del poder, pues alega que no puede dejar el cargo sin la autorización del mandatario”, aseguró.

La presidenta del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh), Vilma Núñez, explica que desde el punto de vista jurídico, la prórroga del mandato emitida por Ortega el pasado 5 de julio “simplemente es una prórroga de la ilegalidad”, porque cuando Granera se mantuvo en el cargo después del 2011 lo hizo de forma ilegal, porque aún no se había aprobado la reforma a la Ley de Organización, Funciones y Régimen de Seguridad Social de la Policía Nacional (Ley 872), que ahora permite la extensión del mandato.


También Elvira Cuadra, directora ejecutiva del Instituto de Estudios Estratégicos y Políticas Públicas (IEEPP), estima que la permanencia de Granera “no es una buena señal para la institución y tampoco para la ciudadanía en general”.

Además, Cuadra sostiene que la Policía sufre una involución en el proceso de institucionalización y modernización que llevaba hace una década. “Hoy no hay estadísticas actualizadas ni fidedignas sobre la labor de la Policía, se han cerrado los espacios de diálogo que antes existían y el acceso a la información en general se ha cerrado significativamente”, cita como ejemplo la especialista.

Núñez agrega que la Policía hoy es más un “órgano de represión sometido a los intereses de Ortega (…), que como institución está totalmente destruida”.

“Cambio de poder es la única salida”

El experto en temas de seguridad Roberto Orozco opina que el hecho de que haya o no un nuevo nombre en la dirección de la Policía no puede ser señal de ningún cambio, porque en la actualidad la policía únicamente responde a los intereses del comandante Daniel Ortega.

“El cargo de director policial bajo la presidencia de Ortega no implicará ningún cambio de mando, porque el cargo está reducido a una figura decorativa, para cumplir protocolos. La Policía ni siquiera está siguiendo su obediencia a la Ley. A lo interior su conducción incluso no depende de las autoridades y sus rangos, sino de los comisarios políticos”, critica Orozco.

Cuadra coincide en que “hoy en la Policía lo que se puede ver es como la variable política está pesando sobre las decisiones institucionales y cómo eso ha provocado un giro en el proceso que llevaba la institución”.
Núñez, quien también señala el menoscabo de la institución bajo el gobierno de Ortega, cree que “la única salida para enderezar el camino de la institución es el cambio de poder”.

(Con la colaboración de Anagilmara Vílchez)

[destacado titulo =Policía Nacional ya funciona como Policía Sandinista]

*La pérdida de legitimidad de la Policía Nacional es resultado de la partidización de la institución, lamentó Roberto Orozco

El proceso de partidización de la Policía Nacional, cuyos síntomas se han presentado en los últimos años, es el principal mal de una institución donde la corrupción es añeja, asegura Roberto Orozco, especialista en temas de seguridad.

“El impacto que ha tenido la politización en la Policía Nacional, es un impacto negativo. Ha generado la idea de mucha impunidad, de libertad y algunos oficiales inclinados a la corrupción se han aprovechado de ese fenómeno”, dijo Orozco en el programa televisivo Esta Noche.

El debate se retomó a raíz de las declaraciones de un exoficial de la institución policial publicadas por Confidencial. En ellas, “Walter” habla del debilitamiento de la autonomía de la Policía, el maltrato de los altos mandos a sus subalternos, y las coimas como un negocio personal.

Esto según Orozco “es un efecto del proceso de descomposición que hay en las filas policiales, que no es un asunto nuevo”.

A juicio del experto, la Policía no está en proceso de ser una policía sandinista, como menciona el exoficial, sino que ya funciona como tal.

“Aunque toda la institucionalidad diga que la Policía se llama Policía Nacional, en la práctica es una policía partidizada”, sostiene Orozco. [/destacado]

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Arlen Cerda

Arlen Cerda

Periodista. Desde 2003 ha trabajado en medios tradicionales y digitales.

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