20 de noviembre 2020
El temor de que el presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden, cambie su política hacia Nicaragua y Venezuela sigue resonando entre la población de América Latina, pero un grupo de expertos coincidieron en que no se verán giros que pudieran favorecer a estos regímenes, y por el contrario, prevén una línea dura que continúe demandando el respeto a los Derechos Humanos.
En el conversatorio "Elecciones en Estados Unidos y la lucha contra la corrupción en Centroamérica", el expresidente de Costa Rica, Luis Guillermo Solís, aclaró que, a diferencia de lo que la campaña de Donald Trump hizo creer a muchos migrantes latinoamericanos, Biden "no es socialista y no está de acuerdo con los gobiernos de izquierda".
Solís consideró que es necesario que el nuevo Gobierno de Estados Unidos envíe un claro mensaje sobre cómo será su política hacia los países con gobiernos acusados de corrupción o de crímenes de lesa humanidad, como Nicaragua, donde 24 funcionarios del régimen han sido sancionados por el país norteamericano, incluyendo a la esposa de Daniel Ortega y vicepresidenta, Rosario Murillo, y a tres de sus hijos: Rafael, Laureano y Juan Carlos Ortega Murillo.
Claudia Paz y Paz, exfiscal general de Guatemala y directora del Programa para Centroamérica y México del Centro por la Justicia y el Derecho Internacional (CEJIL), también recordó que las sanciones impuestas a regímenes como el nicaragüense fueron esfuerzos no solo de los republicanos, sino también de demócratas.
"No va a ocurrir un cambio de política para favorecer a un régimen dictatorial", sentenció Paz durante la conversación.
Y esta tendencia hacia el autoritarismo en Centroamérica y otros países de América Latina, Ricardo Zúñiga, Senior Diplomatic Fellow, Programa de América Latina del Woodrow Wilson Center, considera que ocurre en todos los países independientemente de la ideología política.
Pero Zúñiga recuerda que todos los países tienen compromisos con la Carta Interamericana de Derechos Humanos y apuesta a que ese será "el eje de la próxima Administración (Biden)".
El combate contra la corrupción en Centroamérica
Otro gran reto que los panelistas señalaron que tendrá el nuevo presidente de Estados Unidos está relacionado al combate contra la corrupción en los países centroamericanos, que, según Solís, la Administración Trump "decidió disimular", en función de priorizar la agenda migratoria y la lucha contra el crimen organizado.
"Si la Administración Biden va a adoptar frente a los gobiernos de la región, una agenda estricta de lucha contra la corrupción, eso va a atener consecuencias diplomáticas", señaló Solís.
Paz, por su parte, considera que es necesario que se retome la agenda de lucha contra la corrupción y "las sanciones individuales en contra de funcionarios corruptos de Nicaragua y Guatemala".
Además, consideraron que si la nueva Administración decide fortalecer la lucha anticorrupción, también dependerá de los gobiernos crear las condiciones necesarias para que estas luchas tengan efecto. "La voluntad política se construye", dijo Zúñiga.
Y de no lograr hacer los cambios necesarios, el impacto para estos gobiernos estará relacionado a su acceso a fondos internacionales para el desarrollo de sus propios países.
Solís también comentó que los organismos internacionales deben desarrollar procesos más estrictos para el otorgamiento de fondos a los países, por ejemplo, en situaciones de emergencia como las de huracanes que enfrentan países centroamericanos, y que les ha obligado a buscar recursos externos para ayudar a las poblaciones afectadas.
En este aspecto, el impacto de los huracanes Eta y Iota, cuyo golpe devastador en Honduras y Nicaragua todavía no se cuantifica y su poder devastador está relacionado al cambio climático, también abren un nuevo panorama para la Administración Biden, según los panelistas, pues este será uno de sus ejes de Gobierno.