22 de julio 2022
El Gobierno de España designó a Pilar María Terrén Lalana como su nueva embajadora en Nicaragua, luego de un año de tensión diplomática que, inclusive, llevó al retiro de los embajadores de ambos países. Fuentes vinculadas a la diplomacia europea consideran que el nombramiento no entraña un cambio en la política del Gobierno de Pedro Sánchez hacia el régimen de Daniel Ortega, pero su objetivo es “activar los canales diplomáticos”.
El nombramiento de Terrén Lalana, una diplomática de carrera, fue aprobado el pasado 19 de julio por el Consejo de Ministros, e inmediatamente fue ratificado por el ministro de Exteriores de España, José Manuel Albares.
La relación diplomática entre Nicaragua y España se encuentran en un punto bajo y la tensión entre ambos países comenzó a incrementar en junio de 2021, con motivo de las detenciones ilegales de líderes opositores en el contexto de las votaciones del 7 de noviembre pasado, en las que Ortega se reeligió sin competencia política, contra lo que España reaccionó varias veces con protestas enérgicas.
En medio de esas tensiones, el 11 de agosto del año pasado, el Gobierno español llamó a consultas a su embajadora María del Mar Fernández-Palacios en respuesta a un comunicado publicado el día anterior por la Cancillería nicaragüense que contenía, según el Ministerio de Asuntos Exteriores español, “gruesas falsedades sobre procesos judiciales y electorales” españoles. Desde entonces, el régimen nicaragüense impidió que la diplomática española regresara al país.
En marzo pasado, el régimen de Ortega también retiró al embajador de Nicaragua en España, Carlos Midence, bajo el argumento de que supuestamente estaba siendo sometido a “continuas presiones y amenazas injerencistas”.
Régimen tiene la última palabra
La embajadora designada solo podrá ejercer su labor diplomática en Nicaragua una vez que presente sus copias de estilo ante el canciller, Denis Moncada Colindres, y las cartas credenciales, ante el presidente Ortega. Para esto “no hay tiempo establecido en ninguna ley o norma interna o a nivel internacional”, precisaron las fuentes.
La acreditación “depende de cada gobierno”, advirtió la fuente. Muestra de ello es que a los embajadores de los Estados Unidos, el régimen de Ortega —que se presenta como acérrimo enemigo del imperialismo yanqui— los ha acreditado a los pocos días de ser nombrados por su país.
En caso contrario, los Gobiernos pueden pasar meses sin decir nada sobre la designación de un embajador, lo que es señal de que no lo aceptarán. Así sucedió con el nombramiento de embajadores del régimen ante el Vaticano y de Gilda Bolt, en Costa Rica. En ambos casos, “esos Estados no dijeron nada sobre los nombramientos, por lo que ‘el silencio diplomático’ es automáticamente un no”, apuntó la fuente.
Si el régimen acepta este nombramiento, es posible “que más adelante envíen a alguien a España como embajador, como reciprocidad y muestra de rebaja de tensiones entre ambos países”, comentó la fuente.
La nueva embajadora
Terrén Lalana ingresó en la carrera diplomática en 2003. Es licenciada en Derecho por la Universidad Autónoma de Madrid, y diplomada en el programa de Liderazgo en la Administración Pública.
Desde 2016 hasta la actualidad se desempeñaba como subdirectora general de cancillería del Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación.
En el exterior, ha estado destinada en dos ocasiones en México como cónsul adjunta en el Consulado General y primera secretaria de la embajada, y en El Salvador como segunda jefa de la embajada.