18 de octubre 2017
La desaceleración en el consumo que los economistas vienen advirtiendo desde marzo, tiene a las empresas más concentradas en lograr un margen aceptable de crecimiento en el presente año, que en hacer grandes inversiones, o ampliar su cuota de mercado.
“La desaceleración llevó al comercio nacional a mantener todo el año la misma cantidad de personal, pero esperamos que aumente el número de contrataciones temporales para la época navideña que parece haber comenzado”, explicó Rosendo Mayorga, presidente de la Cámara de Comercio y Servicios de Nicaragua (CCSN).
Por su parte, Alfredo Lacayo, gerente general de Lácteos Centroamericanos S.A. (Centrolac), explica que “hemos notado que hay menos pulperías que el año pasado, como 3% menos”, lo que representa unos 500 establecimientos, y puede deberse a que hay más supermercados de todas las franquicias que operan en el país, con lo que ese ‘canal moderno’ de comercialización estaría afectando al ‘canal tradicional’
De forma adicional Lacayo reflexiona que “toda la plata que entraba de Venezuela, ya no entra, y eso debe estar afectando a alguien”, y tiene razón: las exportaciones a ese país sumaban USD 114.2 millones al 30 de septiembre pasado, con lo que difícilmente volverán a los niveles de más de 300 o más de 400 millones de años previos.
La misma Centrolac ha tenido que buscar nuevos mercados para colocar su producción, después que ya no pudo seguir vendiendo la misma cantidad de leche ultrapasteurizada a su antiguo socio sudamericano.
La situación afecta a todos, grandes o pequeños, sea que se trate de una gran empresa como la Central Azucarera de Nicaragua S.A. (Cansa), o las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes) del sector alimenticio.
“Vemos una pequeña mejoría, de 3 % en los últimos meses, aunque venimos de meses de -2 %”, comparte René Blandón Noguera, gerente general de Cansa, empresa que comercializa a nivel local, la producción azucarera de los ingenios del país.
Por su parte, Blanka Callejas, vicepresidenta de la Asociación de Productores y Exportadores de Nicaragua (APEN), detalla que “el sector alimentos ha sentido un ritmo de crecimiento menor en sus ventas nacionales, el que ronda el 5 %”.
Las cuatro razones de Funides
El problema observado en este 2017 viene de largo. Al menos, del segundo semestre de 2016, que creció casi un quinto menos de lo que lo hizo el primer semestre de ese año.
“Mientras al primer semestre de 2016, el producto tuvo un crecimiento de 5.7 %, al finalizar el año registró un crecimiento de 4.7 %”, según estimaciones de la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides).
A juicio de los expertos de la Fundación una de las razones que explican esa baja es que “el menor dinamismo del PIB fue resultado de la contracción en las exportaciones durante la primera mitad de 2016, así como la desaceleración de sectores claves como el comercio, relacionado estrechamente con el consumo, y la construcción”, explican.
Otra razón es “el aumento en los niveles generales de precios, lo cual disminuye el poder adquisitivo de los consumidores, y, por ende, el nivel de consumo agregado de la economía”.
Explican que si bien es cierto, el Índice de Precios al Consumidor (que mide la inflación) continúa manteniéndose en niveles relativamente bajos, estos “comenzaron a presentar una tendencia hacia el alza desde el segundo trimestre de 2016, coincidiendo con la desaceleración observada en los niveles de consumo agregado de la economía nacional”.
Hay dos factores más, comenzando por “la disminución de la cooperación venezolana, que se encuentra en sus niveles más bajos”, lo que también redundó en una disminución del consumo, “como resultado de la disminución de las transferencias a los hogares, y de la compra de bienes de exportación”.
La última de las razones esgrimidas es simplemente una verdad estadística, en referencia al hecho de que, dado el dinamismo experimentado por el consumo a finales de 2015 e inicios de 2016, es lógico que las tasas de crecimiento observadas durante 2017 se vean más bajas, “lo cual puede significar que esta variable simplemente esté convergiendo a sus valores tendenciales de largo plazo”.
Para Néstor Avendaño, presidente de Consultores Para el Desarrollo Empresarial (Copades), “hay una desaceleración del crecimiento económico”, porque el Banco Central redujo en C$4,000 millones la cantidad de dinero que está en manos del público, lo que desaceleró los precios, pero también la venta de productos de consumo masivo, tales como alimentos, bebidas, y productos ferreteros.
Comercio crecerá menos Rosendo Mayorga, presidente de la CCSN, recuerda con resignación el desempeño económico de 2016, cuando el sector mostró tasas de crecimiento de 15 % a 20 % en algunos meses.
Por el contrario, “en 2017 ni una sola vez hemos crecido 5 % mensual”, hasta en septiembre que lo hicieron a un ritmo de 8 %, después de vivir dos meses (julio y agosto) para el olvido.
La esperanza del sector es que el impulso del último trimestre del año les permita crecer 8 % en el acumulado de 2017, sin atreverse a elaborar un pronóstico para 2018 en este momento, pidiendo esperar hasta finales de octubre para hacerlo.
La Asociación de Distribuidores de Productos de Consumo de Nicaragua, (Adiprocnic), que aglutina a 55 empresas (casi todas grandes) que comercializan bienes y servicios de consumo masivo, detecta “signos de una leve desaceleración del comercio”, a partir de la segunda mitad de 2017.
“Tenemos una situación generalizada donde los productos que comercializan nuestros socios se mueven más lento en comparación con el principio de año”, aseguró Gustavo Mercado, presidente de Junta Directiva de esa entidad, añadiendo que han notado que hay “menos circulante en los mercados y comercios, que se evidenciará en la afectación de los indicadores de crédito de las compañías distribuidoras de consumo masivo”.
Mipymes: altos costos de operación
La situación no es muy distinta para los pequeños empresarios del sector alimentos, que reportan 5 % de crecimiento para este año, y de 6 % para 2018, según Blanka Callejas, vicepresidenta de APEN.
Ese comportamiento se explicaría por factores que restan productividad y competitividad a las empresas, incluyendo el incremento de 2 % en el costo de la electricidad, de los combustibles, del costo de insumos, de la alta carga social que representan los aportes al INSS y a Inatec, así como el elevado costo en la obtención de crédito para maquinaria y capital de trabajo.
El desempleo y los bajos salarios limitan la capacidad adquisitiva de los ciudadanos, que tienen que destinar su salario a la compra de alimentos, de minutos para el celular, y al pago de los servicios básicos.
Lecheros y azucareros: “No sabemos con certeza”
Lácteos Centroamericanos S.A. (Centrolac), está vendiendo más que el año pasado, pero Alfredo Lacayo, gerente de la empresa, sospecha que es porque adquirieron las marcas Parmalat y Santal, lo que amplió la cartera de productos que pueden ofrecer a sus clientes de todo el país.
Si solo se analiza el comportamiento de la marca Centrolac, el reporte es que tiene “un crecimiento leve”, lo que puede deberse a que han invertido mucho en distribución, y a que están llegando a más supermercados.
Por su parte, René Blandón, gerente general de la Central Azucarera de Nicaragua, opina que cuando las ventas han caído a razón de -2 % es por “una disminución en el circulante”.
En el otro extremo, los meses de 3 % quizás sean el reflejo de contratación de personal y mayor inversión en carreteras, agua y electricidad -como reflejo de la campaña electoral- así como de los rubros café, maní y azúcar, lo que colocó más dinero en manos del público, y habría favorecido el consumo adicional.