15 de septiembre 2023
La instalación de un modelo represivo en Nicaragua, similar al que usa Vladímir Putin en Rusia, debería “preocupar a Costa Rica, Panamá y al nuevo Gobierno de Guatemala”, valoró el analista político, Eliseo Núñez. Para el exdiputado, esta política de opresión se extiende en la región centroamericana. “Tanto El Salvador como Honduras están copiando el modelo de Ortega, con alguna diferencia obviamente, pero es ese modelo”, dijo el analista en una entrevista con el programa Esta Noche.
A estos gobernantes “les sirve que los rusos estén (en Nicaragua) brindándole tecnología, asesoramiento e información para mantener el control social a través de distintos mecanismos: las leyes, Internet y las comunicaciones”, subrayó.
La importación de este modelo represivo —que es implementado por los mismos rusos en Nicaragua, según Núñez— quedó en evidencia este lunes 11 de septiembre de 2023, cuando Ortega admitió, durante el 44 aniversario de la Policía, que un centro militar ruso instalado en el país ha funcionado “para enfrentar mejor a los golpistas”.
Ortega siguió los pasos de Putin
Desde 2018, el régimen orteguista ha recibido entrenamiento para fortalecer sus capacidades represivas de parte de la Federación rusa, que ya tenía “un papel activo en la inteligencia cibernética nacional”, concluyó el Informe “Alianzas peligrosas: el Avance de Rusia en América Latina”, elaborado en diciembre de 2022 por Douglas Farah y Marianne Richardson para el Instituto de Estudios Estratégicos Nacionales de la Universidad de Defensa Nacional.
De acuerdo con el informe, el objetivo de este centro, además de especializar al régimen nicaragüense en esas áreas, es también la creación de un cuadro de agentes de inteligencia familiarizados y leales a Rusia, quienes puedan operar en el país y en toda la región centroamericana.
“Este es un modelo que en Rusia funcionó, pero que ha quedado un poco enclenque con el tema de la guerra en Ucrania, porque los niveles de corrupción eran tan altos, que terminaron afectando la propia viabilidad del famoso Ejército ruso”, sostuvo Núñez.
Recordó que “ya se notaba en los pasos que venía dando Ortega y las famosas leyes represivas que hicieron a finales de 2020. Todas tienen su origen en leyes que ya se habían probado en Rusia”.
Estas legislaciones “son parte de un diseño muy bien detallado que trata de mantener el control social”, a través de intervenciones telefónicas, de internet y de la vigilancia casa a casa, según el exdiputado liberal.
“Centro ruso no tenía razón de existir en Nicaragua”
El analista destacó que la experiencia de Rusia en temas relacionados al narcotráfico es completamente diferente a la de Nicaragua, por lo cual no se explica que ese sea el interés de compartir experiencias. La circulación de droga en ese país europeo se da por vía terrestre desde Afganistán, Uzbekistán, Turquía y otros países que están alrededor.
“Venir aquí cuando realmente tienen comportamiento distinto (no tienen sentido), vos no oís de carteles en esa zona, oís de carteles en esta. Es decir, hay comportamientos bastante diferente en los dos lados. Nunca fue la razón el narcotráfico y quién quiso creer que esa era la razón siempre estuvo equivocado”, sentenció.
En la misma celebración policial, Ortega entregó la “medalla de honor al mérito amistad policial” al coronel general ruso Oleg Anatolyevich Plokhoi, como un “reconocimiento al invaluable apoyo y cooperación brindado a nuestra Policía Nacional”.
Plokhoi ha sido sancionado por la Unión Europea, Suiza, Japón y Ucrania por su rol durante la invasión rusa a Ucrania.
Ortega quiere ser una isla política en América
La condecoración al militar ruso, opinó el experto, sólo confirma que Ortega quiere convertirse en una isla política dentro de América Latina porque no le interesa mantener relaciones con otros países.
Sin embargo, para Estados Unidos este tipo de enaltecimiento carece de relevancia porque para el establishment en Washington y para los militares de EE. UU., “Ortega no es una amenaza”.
“La parte militar cree que Ortega no tiene ningún tipo de capacidad de amenazar a Estados Unidos, bajo ninguna forma. Y es lo que logra a través de sus relaciones del Ejército con el Comando Sur (de EE. UU.). Mantenerse sin daño alguno”, subrayó.
“Ese es un mecanismo que ha venido usando Ortega para trasladar y obtener información e, incluso, mejorar sus capacidades represivas. Al Ejército lo pone a negociar con el Comando Sur para que no tenga consecuencias tan graves como debería de tener lo que le está haciendo”, explicó.
Lo mismo ocurre con las amenazas e insultos que Ortega lanzó en contra de sus homólogos de Colombia, Gustavo Petro, a quien llamó “basura” y “traidor”, y al de Chile, Gabriel Boric, a quien le dijo “pinochetito”, en alusión al dictador chileno Augusto Pinochet.
“Ortega se quiere volver tan radiactivo, que rompe la palabra, para que ni Petro ni Boric quieran volverle a decir algo porque no quieren escuchar de él esas sandeces. Entonces, ese es el modelo de ellos (Ortega y Murillo). El modelo de ofensa”, consideró.