16 de diciembre 2019
Nicaragua es el país más “inestable” de Latinoamérica, según un índice de riesgo elaborado por The Economist Intelligence Unit (EIU), en el que se indica que el país posee todos “los elementos impulsores de disturbios”, por lo que no descartan “una explosión sociopolítica en 2020”.
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EIU, propiedad del grupo británico The Economist, evalúo factores económicos, sociales y políticos de todos los países de la región, y calificó a Nicaragua con un índice riesgo de 4.1 —de un máximo de 5—. Venezuela fue excluida de la clasificación por la falta de datos.
Nicaragua es seguida por Guatemala y Brasil, que tienen 3.9 de índice; luego Honduras con 3.7; Chile, México y Paraguay aparecen con 3.6. Uruguay es la nación con el menor índice: 2.6.
La publicación británica, especializada en ofrecer análisis y pronósticos sobre países, toma en cuenta siete “elementos impulsores de disturbios”: la corrupción; desigualdad económica; seguridad social; efectividad de los Gobiernos; estado de la democracia; malestar económico y las oportunidades de empleo para jóvenes.
Para EIU, los puntos más críticos en el caso nicaragüense son la efectividad del Gobierno, la corrupción y el estado de la democracia. El menos problemático es la oportunidad de empleo para los jóvenes.
En sus análisis mensuales sobre Nicaragua, EIU ha alertado que el país sufre un “dramático” deterioro económico y que el riesgo político es “extremadamente alto”, ya que el dictador Daniel Ortega se muestra desafiante y empecinado a conservar el poder a cualquier costo, pese a que lo consideran “vulnerable” a las sanciones de Estados Unidos y Europa.
Problemas sin resolver
La prestigiosa publicación aclara que se necesita “cierta precaución” al interpretar los resultados del índice “como predictores de agitación política”.
“En algunos países, un solo problema podría servir como punto álgido para las protestas populares”, explica la EIU, que toma como ejemplo a Bolivia para señalar que “la inestabilidad política ha resultado de una crisis constitucional,
impulsado a su vez por un sistema electoral defectuoso”.
Agrega que “en otros países puede haber muchos factores desencadenantes, para que haya un riesgo significativo de agitación política”.
Resalta que Nicaragua, Guatemala y Honduras, han luchado en los últimos años con “el malestar social y la inestabilidad política”, aunque los Gobierno no han abordado los problemas latentes, por lo cual “el potencial de disturbios persiste”.
Subraya que Nicaragua y Venezuela, “la disidencia ha sido sofocada por una represión de mano dura”, lo que ha servido para “someter a las protestas”.
La represión en Nicaragua ha dejado más de 328 muertos, centenares de heridos y desaparecidos, así como miles de ciudadanos en el exilio ante la persecución de paramilitares, policías y fanáticos orteguistas.
Problema regional
La publicación destaca que la región latinoamericana enfrenta importantes desafíos económicos y políticos, y que “existen las semillas” para disturbios renovados en 2020.
“Los Gobiernos de toda la región, independientemente de sus inclinaciones ideológicas, han tenido que lidiar con la reacción violenta de un público cuya tolerancia por el statu quo casi ha desaparecido”, apunta EIU.
Mencionó que la “disfunción política y el malestar económico” están entre los motivos de la reciente inestabilidad y los levantamientos ciudadanos en la región —Chile, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia y Nicaragua—, aunque no por eso las crisis sean iguales, pues se diferencia en sus impulsores y las respuestas de los Gobiernos.