27 de julio 2023
El régimen de Daniel Ortega mantuvo un “estrecho contacto” y tomó “en cuenta la opinión” del Gobierno de Vladímir Putin, durante la cumbre de la Unión Europea y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), en la que Nicaragua fue el único Estado, de entre 60 países, que se negó a firmar una resolución que expresaba su “profunda preocupación” sobre “la guerra en Ucrania”.
En una carta, el canciller ruso, Serguéi Lavrov, mostró su “aprecio” porque el jefe de la diplomacia nicaragüense, Denis Moncada Colindres, mantuvo un “estrecho contacto operativo con el Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia” durante la cumbre, y además tomó “en cuenta nuestra opinión y evaluaciones”.
“Esta es una manifestación de una verdadera asociación en los asuntos mundiales, el sentido del hombro, la disposición para resolver problemas comunes”, escribió Lavrov en la misiva fechada el 20 de julio de 2023, pero publicada por la propaganda orteguista el 26 de julio.
“Estoy seguro de que esa interacción de camaradería, templada por esta experiencia, seguirá fortaleciéndose en el futuro”, añadió el canciller ruso.
La declaración de la cumbre, llevada a cabo entre el 17 y 18 de julio, concluyó que “expresamos nuestra profunda preocupación sobre la guerra en curso contra Ucrania, que continúa causando un inmenso sufrimiento humano y está exacerbando las fragilidades existentes en la economía global, restringiendo el crecimiento, aumentando la inflación, irrumpiendo la cadena de suministro, aumentando la inseguridad energética y alimentaria y elevando los riesgos para la estabilidad financiera”.
“Servilismo de Ortega”
De acuerdo con el canciller ruso, con su negativa de firmar, la dictadura orteguista logró “no sólo frustrar los intentos de los satélites europeos de Washington de imponer su voluntad en América Latina y el Caribe, sino también crear un precedente importante para su prevención en el futuro”.
“Agradecemos sinceramente a la fraterna Nicaragua por el apoyo firme y abnegado en la defensa de nuestros valores y enfoques comunes en los asuntos internacionales”, escribió Lavrov.
Sin embargo, para dirigentes políticos nicaragüenses y europeos, la postura de Ortega demostró su “servilismo” hacia el tirano de Rusia, ya que hasta países aliados de Putin, como Venezuela y Cuba, firmaron la resolución de la cumbre.
El exreo político Juan Sebastián Chamorro señaló que, en temas de política exterior, el régimen nicaragüense evidenció que “ya no pertenece a este hemisferio, sino que está en el eje de Irán, Rusia y Corea del Norte”.
Para la opositora y expresa política Tamara Dávila, la negativa del régimen lo dejó “más aislado” internacionalmente. “Quedó en evidencia su servilismo y su nulo interés en la democracia, la paz, y la libertad, que tanto pregonan. Su posición de apoyo ¡el único! a Rusia, solo lo aísla más”, enfatizó.
“Boicot” de la representación nicaragüense
En una entrevista con Esta Semana y CONFIDENCIAL, el exeurodiputado español y presidente de la Fundación Euroamérica, Ramón Jáuregui, destacó que “Nicaragua ha jugado un papel de boicot a la Cumbre”, ya que la representación del régimen pretendía que “no hubiera declaración”.
“La presencia de determinados personajes en la delegación nicaragüense ponía en evidencia su sometimiento a los dictados de Moscú”, dijo el exeurodiputado.
La condena a la invasión rusa marcó el desarrollo de toda la cumbre, ya que la UE ha insistido en censurarla, mientras que Nicaragua, Cuba y Venezuela se oponían a ello. No obstante, a medida que fueron avanzando las negociaciones, La Habana y Caracas aceptaron una condena explícita a la guerra en Ucrania y Nicaragua se quedó sola en su rechazo, tal como ya ha hecho en la Asamblea General de la ONU, votando en contra de las resoluciones.
Nicaragua ha votado en contra de todas las resoluciones de la Asamblea General de la ONU en las que se ha condenado la guerra, Cuba se ha abstenido y Venezuela no votó.
“(Los sandinistas) están aceptando un alineamiento humillante, porque pierden su propia soberanía obedeciendo los dictados de Moscú. Creo que Nicaragua ha hecho el ridículo con esa posición”, comentó Jáuregui.
Desde que Daniel Ortega volvió al poder en 2007, Nicaragua y Rusia han fortalecido sus relaciones en todos los campos.
Rusia es un antiguo aliado del Frente Sandinista que durante el primer Gobierno (1979-1990) dotó de armamento soviético a las Fuerzas Armadas nicaragüenses.
El régimen orteguista es uno de los Gobiernos que se sumaron a Rusia en el reconocimiento de la independencia de las regiones separatistas georgianas de Abjasia y Osetia del Sur, y que ha recibido a altos funcionarios rusos desde que el gigante euroasiático invadió Ucrania.