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Constantino Urcuyo: “Ortega busca en China recursos económicos y apoyo político”

Alineamiento por cálculo geopolítico, pero China no busca confrontación con EE. UU., compite por influencia para desplazar a Taiwán

Ilustración: Confidencial

Carlos F. Chamorro

13 de diciembre 2021

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El giro de Nicaragua hacia la República Popular China no tiene que ver con las “afinidades ideológicas” que aludió Daniel Ortega para justificar el nuevo alineamiento, sino que responde a una “necesidad de recursos económicos y apoyo político” de parte del régimen ante el cierre de espacios en Occidente, producto de su deriva autoritaria, considera el politólogo costarricense Constantino Urcuyo Fournier.

Complementariamente, Urcuyo explica el interés de China en Nicaragua, como parte de su objetivo de desplazar a Taiwán en una área de influencia en la que pretende rivalizar y competir con Estados Unidos, sin confrontarlo abiertamente en términos políticos como la Rusia de Putin.

El catedrático de Política Internacional de la Universidad de Costa Rica, estima que a corto plazo Ortega puede obtener más ventajas económicas en donaciones de parte de China, en comparación a los 30 millones de dólares anuales que recibía de Taiwán, pero la fase posterior de préstamos para el desarrollo de obras de infraestructura ejecutadas por empresas chinas será mucho más compleja y exigente. “Yo creo que Ortega sigue pensando en que la cooperación china son regalitos y cooperación social en el sentido de darle más a los pobres con criterio de Niñito Dios; pero los chinos son comerciantes,  y prestan a cambio de intereses”, advirtió el analista costarricense de origen nicaragüense.

Autor de varios libros e investigaciones sobre relaciones internacionales, entre otros: “China y Estados Unidos: Geopolítica y estrategia en el siglo XXI”, y “El regreso ruso a la escena mundial, la respuesta de Washington”, Urcuyo analizó en una entrevista con Esta Semana y CONFIDENCIAL, las implicaciones geopolíticas del alineamiento del régimen de Ortega con China y descartó que el Gobierno de Xi Jinping tenga planes de resucitar el fallido proyecto del canal interoceánico en Nicaragua.


¿Cómo valora la decisión del régimen de  Daniel Ortega de romper relaciones diplomáticas con Taiwán después de casi 15 años en el poder, y su nuevo alineamiento con China?

Hay dos factores fundamentales en esto: uno, se le agotó el espacio diplomático y político en Occidente, en general, no enteramente en América Latina porque tiene sus aliados, y necesita apoyo internacional, y básicamente busca ese de apoyo de China en Naciones Unidas, luego, cuando haya que tener respaldo en el Consejo de Seguridad, no solo va a contar con el apoyo ruso sino (que también) va a contar con el apoyo chino.

Por otro lado, las sanciones de la Ley Renacer, (la amenaza de) sacarlo del Cafta, cortarle los créditos multilaterales,  lo obligan a buscar financiamiento en otros espacios que no sean los bancos donde los Estados Unidos pueden sancionarlo fácilmente.

A China le sobra el dinero y cuando establece relaciones  con países que rompen relaciones con Taiwán tiende a ser muy generoso. Recuerdo en Costa Rica, 300 millones de compra de deuda externa. Cuando el Gobierno del FMLN restableció relaciones con la República Popular China, después vinieron créditos generosos por 500 millones de dólares, y luego se desarrolló  la relación más intensamente durante el Gobierno de Bukele.

 Ortega busca recursos económicos y apoyo político

Ortega dijo el viernes que el alineamiento con China, lo justificó básicamente por razones ideológicas y por su afinidad con el Partido Comunista chino, pero bueno, no lo hizo durante casi 15 años de relaciones que tuvo su Gobierno con Taiwán, ¿por qué?

Porque, como lo dice ampliamente la prensa Internacional, obtenía grandes réditos para su familia de la relación con Taiwán. No es que Taiwán no invirtiera en proyectos de desarrollo, pero estaban chantajeando a Taiwán, sacándole plata a cambio de mantener el  reconocimiento de las relaciones diplomáticas.

Ortega se equivoca al decir que la relación se establece por motivos ideológicos;  los chinos no andan en eso. Es  decir, Hugo Chávez al inicio quiso montar a los chinos en la cuestión de la revolución.  Los chinos no andan predicando la revolución,  andan haciendo negocios y rivalizando como gran potencia con los Estados Unidos,  ya inclusive hablan del socialismo con características chinas o del socialismo de mercado, y aplican mecanismos de mercado.

Daniel Ortega sigue en la mente, con su visión guerrillera marxista de los años 60 y 70, de economía centralmente planificada; si en algún lugar se aplican los mecanismos de mercado, es en China,  y los chinos no andan predicando ideología,  sino (que) juegan dos juegos: uno, poder,  y el otro, comercio sobre materias primas básicas que necesitan para su desarrollo. No hay una orientación ideológica en la política exterior china, salvo en lo que se refiere a decir- nosotros, en nuestro sistema somos más eficientes en producir el desarrollo que los países occidentales-.

¿Cuál es entonces la motivación de fondo de Ortega,  si lo ideológico no tiene ningún sustento? ¿Es  una cuestión de colocar a Nicaragua en una competencia geopolítica o  meramente la búsqueda de recursos económicos?

Recursos económicos y apoyo político.  Apoyo político en el marco de una situación internacional donde no se discute lo que se discutía en la Guerra Fría, la competencia entre dos tipos de regímenes,  uno con economía centralmente planificada y con partido único. Lo que está buscando Ortega es, con esa alusión a la revolución, que los chinos no hablan de revolución en ninguno de sus documentos,  es maquillarse internamente. Porque, inclusive, Rusia no anda en ese juego. Putin es pura y simplemente “realpolitik”, centrado en los poderes y los intereses del Estado ruso,  que es un capitalismo de Estado, con partido único disfrazado; los chinos no lo disfrazan, plantean que solo hay un partido, y ahí podría haber alguna coincidencia ideológica, pero los chinos no andan predicando su régimen político con la intensidad que lo predicaron los soviéticos.

Constantino Urcuyo. Foto: Cortesía | Confidencial

 Primero donaciones, después préstamos

Taiwán le otorgaba a Nicaragua  un promedio de 25, 30 millones de dólares anuales en cooperación sin ninguna clase de ataduras ni compromiso. ¿Qué  puede lograr Ortega a corto plazo, digamos en 2022, con esta nueva relación con China: donaciones, préstamos, inversiones?

Inversiones, requiere más tiempo;  donaciones sí, y  es fácil. A Costa Rica le donaron un estadio que costó 90 millones de dólares, inmediatamente le compraron, todavía más rápidamente 300 millones de la deuda costarricense. Esto lo han hecho en otros países del Caribe,  por ejemplo, hacer donaciones generosas, y tienen más plata los chinos que los taiwaneses; los chinos fácilmente superan los 50 millones de dólares en regalos, y lo van a hacer rápidamente, probablemente.

 En su discurso de este viernes Ortega intentó resucitar el cadáver del proyecto del canal interoceánico que nunca se llegó a construir en Nicaragua,  y dijo ese proyecto está vivo y ahora estamos en relaciones con China. Este proyecto de la empresa HKND siempre fue negado por el Estado chino. ¿Tendría interés China,  ahora con relaciones diplomáticas con Nicaragua,  de resucitar ese cadáver?

No lo creo. Inclusive, hoy en el South China Morning Post, que es un periódico de Hong Kong, que no es afín al partido comunista, citan a un funcionario de la Cancillería china,  diciendo que ese no es el interés de China en este momento;  y cita un argumento importante, que esto agriaría la relaciones de la República Popular China con Panamá, como un elemento. Yo creo que los chinos juegan juegos de largo plazo y son más prudentes en sus cosas cuando llegan a meterse en la esfera de influencia de la otra potencia, ellos saben muy claramente que eso sería algo que saltarían las advertencias de seguridad nacional de los Estados Unidos un poco más arriba.

Creo que uno de los primeros proyectos está relacionado con el Golfo de Fonseca, donde ya se ha hablado mucho de eso, a partir del puerto de La Unión,  plantear un ferrocarril interoceánico que vincule el Pacífico de Honduras, Nicaragua y El Salvador, con el Atlántico, eso es un proyecto más interesante, además, más rentable para las compañías chinas, construir un tipo de proyecto de eso, que meterse en la cuestión del Canal de Panamá, donde hay oposición interna en Nicaragua muy amplia; Medardo Mairena es el líder campesino que lideró eso en Nicaragua,  y yo creo que no van a enfrentar o arriesgarse a una confrontación más abierta con los Estados Unidos,  porque la presencia china en Centroamérica obedece más a la competencia por influencia que a una confrontación abierta.

Los chinos no están buscando una confrontación abierta en Centroamérica, lo que buscan es competir por la influencia y desalojar a Taiwán de posiciones que le dan una gran influencia, más allá de sus dimensiones como país en el mundo. Eran 21 países (que reconocían a Taiwán), hoy  son 14,  y se va a ir disminuyendo eso.  La lucha china es la diplomacia del reconocimiento en torno a Taiwán;  y siguen en Centroamérica,  el tema de Honduras,  queda Guatemala y queda Belice.  ¿Qué va a pasar? Pues es una competencia por influencia pero no es una confrontación.

El modelo chino

Mencionaste  la puerta de entrada de los chinos cuando establecieron relaciones con Costa Rica,  también con El Salvador, Panamá, República Dominicana.  Pero,  en el momento en que se asienta esa relación y se pasa de las donaciones,   los regalos, a los proyectos de inversión con las empresas chinas, ¿cómo funciona el modelo?, ¿cuál ha sido la experiencia en Costa Rica y en los otros países?

En Costa Rica el modelo derivó hacia la construcción de la carretera hacia el Atlántico,  que ha pasado por grandes problemas para su conclusión,  aunque China destinó un préstamo cercano a los 400 millones de dólares,  han estado construyendo los chinos eso,  es  una carretera que abre la posibilidad de un canal seco porque  podría continuarse hasta el hasta el Pacífico.

Pero, ayer publicaba CONFIDENCIAL un artículo con unas declaraciones del expresidente Luis Guillermo Solís, donde señalaba que las cosas se ponen difíciles en el momento de la ejecución de otro tipo de proyectos.

Nicaragua, yo creo que lo que va a enfrentar ahora es la etapa  de donaciones,  préstamos blandos;  la luna de miel de los  primeros días;  después vendrá ya el tema de discutir.

Ortega describió el modelo chino como una economía de contenido social, ¿cómo se traduce eso en estos proyectos de cooperación con los países a los que está destinado e incluso con las empresas de estos países?

Yo creo que Ortega sigue pensando en que la cooperación china son regalitos y cooperación social en el sentido de darle más a los pobres con criterio de  Niñito Dios; y los chinos son comerciantes,  y prestan a cambio de intereses; y además,  en la misma China el desarrollo y la prosperidad,  lo que Xi Jinping llama la prosperidad común,  se ha basado básicamente en el desarrollo de mecanismos de mercado,  y hay, inclusive, alguna inconformidad interna en cuanto a los  mecanismos de la Seguridad Social pública,  que no abarcan enteramente a todos.

En China hay billonarios y grandes empresas, y hay gente que tiene mucho dinero,  y la prosperidad está en gran parte asentada en mecanismos de mercado; el Estado lo que hace es regular la macroeconomía,  es una economía mixta en cierto sentido, capitalismo de Estado. Pero no es lo que Ortega se imagina,  una congregación de monjitas generosas que le que le va a dar todo lo que él necesita, ahí está absolutamente equivocado.

 Centroamérica en la geopolítica

Veamos las implicaciones geopolíticas y el giro que se está desarrollando en Centroamérica,  ya son cinco países del SICA y posiblemente con el Gobierno  de Xiomara Castro,  serían seis, si decide también romper relaciones con Taiwán. ¿Qué  implicaciones tiene esto para la región y la relación de Estados Unidos con Centroamérica?

Esto hay que leerlo en la clave de la evolución del sistema internacional en su conjunto. Pasamos  a una época que todos los analistas definen como de rivalidad entre las grandes potencias que no está caracterizada por la rivalidad de la Guerra Fría,  que era entre bloques político-ideológicos

El secretario de Estado (Anthony) Blinken caracterizó la situación con lo que él llamó las tres C, vivimos rivalidades que se caracterizan por: competencia, confrontación y cooperación; puede haber cooperación entre las grandes potencias, va a haber competencia permanentemente entre las grandes potencias, y va a haber confrontación en ciertas zonas.

Nosotros somos parte de un escenario complejo en este momento donde,  por ejemplo,  hay competencia tendiente a la confrontación en el mar del sur de la China entre los Estados Unidos y la República Popular China, y los Estados Unidos y sus aliados;  hay tendencia a la confrontación en Ucrania,  vecindario cercano de Rusia,  donde los Estados Unidos y la Unión Europea han hecho avances, la OTAN, hacia el este,  los países que antes eran comunistas hoy día son parte de la OTAN, el único que no es parte de la OTAN  es Ucrania;  en  el mar del sur de la China,  que yo lo llamo el Caribe chino, es el vecindario cercano de China,  ahí hay tendencia a la confrontación;  y en nuestra zona hay tendencia a la competencia,  y que se traduce en influencia.

Los chinos quieren tener más presencia en esta zona para competir con los Estados Unidos en una región muy clave,  que no es el vecindario cercano ruso, sino el patio trasero,  que han dicho los Estados Unidos que somos siempre para ellos; y hay otra potencia externa, que es la Federación Rusa, que es más agresiva porque se orienta, en Venezuela y en Nicaragua, por la cooperación militar con estos países que son antiyanquis.

Realmente no hay realineamiento geopolítico de Nicaragua con respecto a los Estados Unidos, desde que llegaron los sandinistas son enemigos de los Estados Unidos,  y eso se explica en Nicaragua no solo por la cuestión ideológica, sino por la historia de ocupación que tuvieron los Estados Unidos en Nicaragua, y los residuos y resentimientos históricos que quedan ahí donde se ocupa un país, de 1909 hasta 1934,  ustedes vivieron esa historia,  mi padre la vivió;  entonces, en Nicaragua queda una reacción antimperialista que tiene raíces históricas fundadas. Los rusos van a tratar de explotar eso, y lo están haciendo. La antena de GLONASS en la laguna de Nejapa, el centro de entrenamiento militar ruso,  la donación de 50 tanques T-72 al Ejército sandinista, la formación militar de los sandinistas,  todo esto lo que crea es que, así como Occidente tiene fricciones en el vecindario cercano ruso,  rusos están creándole conflicto en su zona de influencia a los norteamericanos; y China entra, no a crear conflicto militar, pero a tratar de crear influencia en el largo plazo en nuestra región,  y Nicaragua se inscribe en ese marco.

¿Puede Ortega manipular esa complejidad de relaciones rivalidad,  y qué  impacto podría tener esto en la situación doméstica de Nicaragua después de tres años y medio de crisis  sociopolítica?,  ¿acaso, eso le va a dar a Ortega legitimidad,  la relación con China,  la legitimidad que no tiene en la OEA, que no tiene ante La Unión Europea,  que no tiene en  Norteamérica?

Ninguna. Ninguna. Y además ha perdido una de sus fichas importantes para entender la situación norteamericana,  que era Paul Oquist, verdad, el asesor norteamericano (fallecido en abril 2021) que entendía un poco el juego interno de los Estados Unidos.

Él  no puede manipular esa relación porque es mucho más grande que (Nicaragua). Esto le pasó a Fidel Castro con la crisis de los cohetes (1962).  Recuérdese que los soviéticos negociaron directamente con los Estados Unidos la retirada de los cohetes. ¿Y qué hizo Fidel? Se enojó y sacó a la gente a la calle y gritaban --¡Nikita mariquita,  lo que lo que se da no se quita! Nikita Jrushchov era el premier ruso.

Estos países tienen que entender que si se meten en ese juego, al final los que van a negociar son los grandes entre sí, van a intercambiar fichas en otras regiones del mundo: en Ucrania, en el Cáucaso, Georgia, en Armenia, en el mar del sur de la China.  Es  decir,  las grandes potencias llegarán a acuerdos en esas zonas y harán un intercambio.  - Bueno, me solucionás este problema de Cuba, le dijo Kennedy a Jrushchov. Pero Jrushchov le dice, -sí, te lo soluciono, pero me retirás los cohetes de Turquía. Y en secreto se los retiró. Y yo creo que así fue como terminó la crisis centroamericana cuando Vladimir Kasimirov, el jefe de la sección rusa, negoció el fin de las guerras, o por lo menos del involucramiento ruso en Centroamérica, directamente con Washington.

Al  final de cuentas,  volviendo a la crisis de Nicaragua,  la solución no está en Beijing ni está en Washington ni está en Bruselas,  al final de cuenta está Managua.

Sí, pero articulada con todo lo otro.  Es  decir, ahí hay que pensarlo multidimensionalmente, cómo se articulan todos esos factores, porque no podemos pensar que los procesos internos de Managua estén desvinculados de eso.  Cómo  se van a quitar los nicaragüenses de encima la base rusa,  o cómo van a garantizar que los tanques no se empleen contra el pueblo o contra otros países centroamericanos. Al final tiene que haber, en ese contexto, una solución regional y sistémica al tema. El acuerdo de paz de (1987) fue esto: reconocer el carácter regional de los conflictos centroamericanos; y Nicaragua es parte de nuevos conflictos centroamericanos que se desarrollan.

Yo pienso, por ejemplo, que Honduras no está ajena a lo que pasa en Nicaragua, va a tener canales de comunicación;  lo mismo la cuestión salvadoreña. Entonces yo creo que lo que tenemos que tener es conciencia,  los centroamericanos, de que  no estamos solos,  que vivimos en un mundo interconectado,  muy interdependiente, y que la rivalidad de las grandes potencias sigue estando presente ahí.

Ayer hubo un una declaración del portavoz de la embajada china en Costa Rica, y la frase final es muy llamativa,  porque ese portavoz se manifiesta sobre las relaciones con Nicaragua, y lo leo: “los vínculos sino-costarricenses, han logrado un desarrollo sano y sostenible siempre considerando a Costa Rica como socio estratégico de confianza en América Central”. Ellos  sí piensan en términos sistémicos, porque habían adquirido una avanzada en Costa Rica en el 2007,  hace más de una década.  Y  entonces,  saben de los conflictos que hay entre el  régimen de Ortega y Costa Rica,  entonces quieren afianzar los sentimientos de confianza en Costa Rica,  diciéndoles que somos un socio estratégico de confianza. -No  se preocupen porque establecemos relaciones con uno de sus  adversarios, los seguimos queriendo,  para ponerlo en términos muy simples.

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Carlos F. Chamorro

Carlos F. Chamorro

Periodista nicaragüense, exiliado en Costa Rica. Fundador y director de Confidencial y Esta Semana. Miembro del Consejo Rector de la Fundación Gabo. Ha sido Knight Fellow en la Universidad de Stanford (1997-1998) y profesor visitante en la Maestría de Periodismo de la Universidad de Berkeley, California (1998-1999). En mayo 2009, obtuvo el Premio a la Libertad de Expresión en Iberoamérica, de Casa América Cataluña (España). En octubre de 2010 recibió el Premio Maria Moors Cabot de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia en Nueva York. En 2021 obtuvo el Premio Ortega y Gasset por su trayectoria periodística.

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