29 de enero 2021
En la antesala de un proceso electoral –en el que Nicaragua decidiría entre la continuidad del régimen gobernante o un cambio del sistema político– el 60% de la población desconoce o tiene una idea errada sobre el concepto de democracia liberal y posee una cultura política “caudillista, conflictiva y hegemónica”, advierte la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides) en su estudio "¿Qué opinan los nicaragüenses?".
La investigación sobre la cultura política de Nicaragua es un análisis sobre las creencias sociales, económicas y políticas de los nicaragüenses, y las características asociadas a un líder político, que fue realizado a partir de la Encuesta Socioeconómica de Propósitos Múltiples 2019 y 2020. Los resultados indican que, a pesar que el 74% de la población prefiere la democracia como sistema de gobierno, menos del 40% tiene una idea clara de qué significa.
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“Más del 60% de la población tiene tendencia autocráticas, estas personas se muestran mayormente a favor de limitar las protestas y los medios de comunicación, permitir la continuidad en el poder si la persona hace bien su trabajo e infringir las normativas ya establecidas si es por una buena causa”, indican las conclusiones de la investigación, que fue presentada este 28 de enero, en Managua.
En términos generales “la población aún continúa prefiriendo a un caudillo como líder político”, destaca Funides. Esta situación supone un obstáculo para el desarrollo de la institucionalidad democrática en Nicaragua, puesto que “la historia ha demostrado que los líderes caudillistas acomodan las instituciones a su conveniencia con el fin último de perpetuarse en el poder”, agrega.
Este grupo poblacional está a favor de un líder carismático, que sepa cuando pasar por encima de las reglas, que crea en Dios y que se identifique con las necesidades del pueblo. Esta última característica prevalece incluso entre quienes no simpatizan con un liderazgo caudillista, por encima de otras características como trayectoria profesional.
La intolerancia en la cultura política
La escasa formación política de los nicaragüenses también ha causado un aumento de la intolerancia y la reducción del apoyo al sistema político del país. Tal situación refleja inestabilidad en el sistema y un aumento de la polarización en Nicaragua. “El incremento de los bajos niveles de tolerancia sugiere el peligro latente de que surjan patrones de violencia tal cómo se han visto en la historia de Nicaragua, lo que puede terminar surgiendo un nuevo caudillo”, afirma el estudio.
Los investigadores explican que a partir de la Rebelión de Abril de 2018 fue más notoria la intolerancia política. Desde entonces hay menos personas orgullosas del sistema político del país, pero también hay más personas que no están de acuerdo en que los ciudadanos que critican al Gobierno tengan derecho a votar, que puedan llevar a cabo manifestaciones pacíficas para expresar su punto de vista o dar discursos en televisión.
“Las personas con un nivel alto de apoyo al sistema político están más a favor del diálogo nacional como forma de solucionar la crisis y a que se deje de protestar contra el Gobierno, que a la realización de reformas electorales. En cambio, las personas con un nivel bajo de apoyo al sistema le dan un mayor peso a la realización de reformas electorales y no consideran que dejar de protestar contra el Gobierno sea un mecanismo para solucionar la crisis”, dice el documento.
Uno de tres nicaragüenses es "ambivalente"
Otro hallazgo preocupante es que alrededor de un tercio de la población en Nicaragua se clasifica como ambivalentes, lo cual indica que, una de cada tres personas tiene actitudes contradictorias sobre la democracia, la economía y los temas sociales.
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Muestra de esa ambivalencia es que “una gran parte de la población coincide en que la economía del país debería organizarse bajo un sistema de libre mercado”, pero las opiniones sobre el grado de incidencia que debería tener el Estado en la misma “son mixtas”.
En los temas sociales la población tiene posiciones encontradas alrededor de la prohibición del aborto terapéutico y del matrimonio igualitario.
Pese a que la democratización de Nicaragua ha acaparado la agenda de los medios de comunicación independientes desde hace tres años, cuando se realizaron protestas multitudinarias contra el régimen gobernante, los autores de esta investigación valoran que la cultura política caudillista y hegemónica de los nicaragüenses no va a cambiar en el corto plazo, debido a que se requieren de un proceso estructural.
“Eso no va a cambiar ahorita, sería irreal pensar que de la noche a la mañana la preferencia por el caudillo va a cambiar porque son procesos de largo plazo”, precisó la fuente.
En Nicaragua. están previstas elecciones generales para el primer domingo de noviembre. Sin embargo, aún no han sido formalmente convocadas por el Consejo Supremo Electoral (CSE).