24 de septiembre 2021
El Consejo Supremo Electoral (CSE) impuso el lunes pasado los lineamientos de la campaña electoral, que inicia este sábado 25 de septiembre, la cual se caracterizará por ser “virtual”, sin concentraciones masivas y caravanas partidarias, debido a la pandemia. Este escenario favorece tanto al candidato del Frente Sandinista, Daniel Ortega, y los partidos colaboracionistas que lo acompañan en este proceso electoral, carente de legitimidad para la comunidad internacional y la misma sociedad nicaragüense.
Gustavo Araya, especialista en comunicación política costarricense y docente universitario, explicó que una campaña con las características establecidas por el CSE tiene como fin impedir cualquier tipo de movilización opositora, que refleje el descontento popular en torno al clima de represión y violencia política en la que está atrapado el país.
“En la campaña política se puede esperar desmovilizar a la oposición, generar temor entre la ciudadanía, crear mitos para distraerle de los elementos sustantivos y, sobre todo, sin legitimidad institucional, teniendo no solo al aparato gubernamental a su servicio, sino también los tribunales electorales y de justicia”, opinó.
“Hay que recordar que las campañas no se definen el día de la votación necesariamente, sino que mucho depende del trabajo que se realice durante todo el proceso (formal) y antes de este”, añadió.
El tribunal electoral resaltó que únicamente darán permiso a “convocatorias de no más de 200 personas” hasta por una hora y media, siempre que cumplan con las medidas que eviten el contagio de la covid-19, incluyendo señalización sanitaria.
La autoridad electoral recomendó a los partidos dar prioridad a “los mecanismos de difusión virtuales, para dar a conocer de una manera segura su plan de Gobierno”.
“La pandemia no es un argumento creíble”
Araya desestimó los argumentos sobre la pandemia aducidos por el CSE, aduciendo que la actitud displicente tomada por el régimen de Nicaragua ante la crisis sanitaria, “es una señal que no sea un tema que realmente les preocupe”.
“El tema de la pandemia realmente al régimen dictatorial no le ha interesado en nada. Siguen teniendo los peores indicadores del área, no solo en vacunación, sino también en muertes y opacidad en la información”, puntualizó Araya.
Durante la última semana, más un centenar de nicaragüenses son confirmados diariamente como casos positivos de covid-19, según el último informe del Ministerio de Salud (Minsa), que reveló 705 nuevas infecciones en la semana del 14 al 21 de septiembre; siendo la cifra más alta de contagios desde el inicio de la pandemia.
No obstante, las autoridades sanitarias siguen invisibilizando el aumento de la mortalidad, que ha dejado este rebrote de coronavirus. Desde el miércoles de la semana pasada hasta lo que va del martes 21 de septiembre de 2021, el Minsa volvió a registrar un nuevo fallecimiento atribuible a la covid-19, para alcanzar los 203 desde que se inició la pandemia.
En 2016, en unos comicios en los que el orteguismo —por medio del control que tiene de la Corte Suprema de Justicia— eliminó de la competencia electoral a la principal coalición opositora y controló el escrutinio de los votos, el CSE asignó al Frente Sandinista el 72% de los votos, el mayor porcentaje en la historial electoral de Nicaragua. Todo esto, sin que Ortega y su esposa Rosario Murillo, candidata a la vicepresidencia, hicieran un solo mitin de campaña.
Para estos comicios de 2021, el escenario se ha agravado. Ortega y Murillo repiten como candidatos a la presidencia, y en una escalada represiva —que empezó en junio pasado— ordenaron el secuestro y encarcelamiento de 37 nuevos presos políticos, entre estos ocho precandidatos presidenciales.
Además, el CSE inhabilitó de los comicios a los partidos que eran los vehículos electorales de la Coalición Nacional y la Alianza Ciudadanos por la Libertad, las dos principales plataformas opositoras en contienda.
El negocio del reembolso electoral
El modelo virtual de la campaña electoral implica también una reducción de los gastos de la misma, un tema que beneficia económicamente al Frente Sandinista y a los partidos colaboracionistas, ya que les quedará más dinero del reembolso de gastos electorales, que para este año supera los 23 millones de dólares.
Luego de unas reformas electorales, aprobadas por el orteguismo en mayo pasado, el Frente Sandinista y los otros partidos en liza podrán acceder al reembolso electoral sin importar la cantidad de votos que les asigne el CSE, órgano leal a la dictadura.
“Los costos de la campaña electoral son un tema que al régimen no le preocupa. Su trabajo es hacerle imposible el proceso a los contendores (si es que quedare alguno) aumentándoles todos los requerimientos para que efectivamente sus gastos sean sustantivamente superiores; en el tanto que el Gobierno tiene a su merced todas las instituciones, los medios y demás. Toda la logística de pagos, reembolsos y demás aplican para otros partidos políticos, no al partido de Gobierno”, opinó Araya.
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El sistema de reembolso electoral aprobado por el orteguismo implica que un partido político, con tan solo un 1% de los votos que le asigne el CSE, puede hacerse de hasta 230 mil dólares. El Frente Sandinista, por ser la fuerza política que recibe el mayor porcentaje de votos por parte del poder electoral, puede alcanzar un reembolso de hasta 17 millones de dólares, tomando en cuenta las últimas asignaciones por parte del CSE, todo por medio de un mecanismo caracterizado por la opacidad y poca transparencia.
“Evidentemente, para un partido político el reembolso electoral es importante, máxime si no existe transparencia ni rendición de cuentas sobre los recursos aportados para la campaña. Si se cuenta con el favor del Gobierno aún más, tanto en retorno de fondos, que con un poder electoral sesgado es más sencillo y luego, porque el impulso de movilizaciones y demás se da de manera colaborativa con la dictadura”, añadió.
Campaña electoral “virtual” abarata costos
El analista político Eliseo Núñez Morales, y quien fue jefe de campaña electoral durante los comicios de 2011 en los que se postuló el empresario radial Fabio Gadea Mantilla, explicó que el concepto de campaña virtual “definitivamente reduce” los gastos para los partidos políticos.
“El gasto mayor en una campaña electoral es la pautación publicitaria, similar a los gastos de movilización, y en igual renglón está la logística el día de las elecciones. Esos son los tres grandes gastos en campaña”, detalló.
El analista insistió en que el mecanismo de reembolso electoral establece que los gastos de campaña deben estar fundamentados con facturas o soportes de gastos, un proceso que controla con sigilo y opacidad el CSE y la Contraloría General de la República, otro órgano controlado por partidarios del orteguismo.
“Si pretenden favorecer a los partidos minoritarios, tendrían que exonerarlos del pago del reembolso en contraste con los gastos realizados. Lo otro es que estos partidos minoritarios empiecen a generar facturas por servicios profesionales, que en este caso es algo que está poco controlado”, finalizó.