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Viejo sueño: construirán barrera en Juigalpa

Los juigalpinos han venido reclamado un nuevo local para jugar los toros

Vista de una monta de toros en la barrera monumental Vicente Hurtado, Catarrán, en Juigalpa. Foto: Cortesía

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I

El anuncio de la construcción de la nueva barrera, hecho público por el alcalde Erwing de Castilla, fue recibido con beneplácito por los chontaleños. Se trata de un viejo sueño. Los juigalpinos han venido reclamado un nuevo local para jugar los toros. Una de sus afirmaciones causó revuelo. Dijo que la nueva edificación que será construida en el lugar donde está instalada la barrera Vicente Hurtado Morales, Catarrán, tendrá menores dimensiones que la actual. Algunos de los argumentos utilizados para sustentar su tesis, deberían ser reconsiderados. Uno de ellos tiene que ver —según dijo— con la afirmación de los ganaderos, de que los toros después de salir de la manga, al poco tiempo de cansan. Otra tiene que ver con la urgencia de contar con un parqueo vehicular.

Otro anuncio realizado y acogido con beneplácito, es que la barrera contará en sus bajos con un Museo taurino, aspiración de toda una vida de los chontaleños. Se necesita de un lugar con el diseño pertinente, para recuperar y mantener viva la historia de la provincia ganadera. Un museo que responda a las expectativas no solo de los juigalpinos, sino de todos los chontaleños. Acoger en un mismo sitio fotografías de haciendas, fincas y hacendados, de toros y toreros, sillas de montar, torzales, estribos, fierros, capotes, etc., que han marcado con su impronta, la más cara tradición chontaleña. También debe acoger a los viejos y nuevos tradicionalistas de mayor renombre, para que las nuevas generaciones tengan así oportunidad de conocer la argamasa de la que estamos hechos.

Lo que resulta urgente es que el alcalde De Castilla, someta a consideración de expertos en uso espacial, la pretensión de achicar sus dimensiones. Estos podrían brindar mejores ideas que eviten que uno de los grandes orgullos de los chontaleños sea cercenado. Nada mejor que especialistas en la materia, vengan a ofrecer sus luces para que nos ilustren sobre la forma de mantener incólume su actual extensión. Sería devaluar uno de los grandes atractivos turísticos de Juigalpa. Todavía hay tiempo para reflexionar sobre la conveniencia de mantenerla con la dimensión actual. A través de los años ha quedado demostrada la importancia de su extensión. Es la única barrera en Nicaragua de este tipo. Estoy convencido que muchísimos chontaleños comparten mi criterio.


Creo que a los entendidos no será difícil ofrecer respuestas satisfactorias. Como se trata de una decisión que afecta a todos los juigalpinos, las opiniones mayoritarias son a favor de encontrar soluciones que permitan mantener inalterable el espacio de la barrera. Sienten que le arrebatan parte de su esencia. En sus deseos para evitar cualquier afectación a su tamaño, opinan que eliminando el chinamo ubicado en la esquina sureste ganarían espacio, igual que aprovechando el terreno de la esquina noreste. Son opiniones vertidas con el mejor de los propósitos. Otros se preguntarán por qué la comuna no invitó al pueblo a un cabildo abierto para que expusiera su sentir. Se trata de una cuestión que tiene que ver con su más sentida tradición. Creen tener voz y voto.

En sus bajos también habrá un auditorio para la realización de eventos. Algo indispensable en una ciudad que requiere de un local como este a lo largo del año. Le dará un toque especial. Constituye un acierto que la barrera haya quedado en el mismo lugar. En Colombia y México las plazas taurinas funcionan dentro de la ciudad. Los moradores de Pueblo Nuevo fueron los primeros en sentirse halagados de que barrera permanecerá en su sitio. Constituye uno de sus más valiosos referentes. Algunas personas deseaban que fuese trasladada a otro sitio, hubo quienes ambicionaban que, al ser construida en un nuevo lugar, el terreno que ocupaba les fuese donado. Dichosamente no ocurrió ni lo uno ni lo otro. Continuará en su santísimo punto.

II

En un mundo donde la globalización ha demostrado sus porosidades, la relocalización de las culturas juega un papel de primerísima importancia. Esta ha sido la respuesta de nuestros pueblos a quienes pretendían, entre otras cosas, la uniformidad cultural. Los restaurantes de comida rápida dispersos por el planeta incluyen entre sus ofertas culinarias, platos o platillos de los lugares donde se han afincado. Mc Donald ofrece en su menú nuestro gallopinto y pollos Tip Top langostas en Bluefields. Llegaron al convencimiento que a muchos de sus comensales interesaba comer platillos locales. Nosotros tenemos que aprovechar estas grandes lecciones. Ofrecer más y más de lo nuestro y copiar menos de lo importado, como viene insistiendo Holman Marín.

Siempre he sostenido que los chontaleños que regresan a su tierra durante las fiestas patronales, vienen con el propósito de darse un baño de chontaleñidad. Vienen en busca de lo propio. Desean tener un encuentro con sus raíces. Lo hacen con religiosidad. Todos los años su cita en Chontales es durante las fiestas agostinas. Por eso continúo insistiendo que debemos volver al bramadero y no seguir siendo presa del plagio. Los ganaderos chontaleños sienten el enorme compromiso de contar con los mejores toros destinados a las barreras. Cada día compiten por ser los mejores. Los caballos chapiollos o enrazados, moldeados al gusto por los campistos, deberían venir de nuevo a la barrera, para mostrar sus habilidades. Estamos obligados a reafirmar nuestra tradición.

Vista de la barrera monumental Vicente Hurtado, Catarrán, en Juigalpa. Foto: Cortesía

La barrera municipal de Juigalpa, merece ser la mejor de todas, los juigalpinos la reclaman a grandes voces. Al pueblo debe dársele lo mejor. Cumplir con sus deseos debería ser la más alta prioridad de sus autoridades edilicias. Son firmes creyentes que la construcción de la nueva barrera se convierta en un monumento del cual deban sentirse orgullosos todos los chontaleños. Un lugar que pueda visitarse durante todo el año. Hay que preocuparse porque sus dimensiones sigan concitando la atención de todos sus visitantes. De propios y extraños. Cuando en 2009 los directivos de las fiestas quisieron impedir que campistos y finqueros entrarán masivamente a la barrera, el rechazo les obligó a rectificar. Las fiestas agostinas se caracterizan por ser las fiestas del pueblo.

Tener presente que las plazas de toros en Chontales, son lugares de congregación y consagración. Es tanta la fama de las fiestas agostinas en Juigalpa, que todavía a estas alturas ningún montador puede ufanarse de ser considerado entre los mejores, si antes no lo ha pasado la prueba en la Monumental Vicente Hurtado, Catarrán. Todos los años vienen en romería muchachos de las comarcas aledañas y de diferentes partes del país, en búsqueda de su consagración definitiva. Asisten al ritual que les convertirá en otro, al ingresar al apretado listado de quienes se mantuvieron firmes sobre los lomos de los toros más bravíos de Nicaragua. La venia la otorgan los millares de personas encajadas en las tablas y en palco. Son las encargadas de extender el certificado consagratorio.

Hay que evitar suspicacias, muchas personas aseguran que alrededor de la reducción de las dimensiones de la barrera Vicente Hurtado Catarrán, se mueven intereses creados. Estiman que la decisión de acortarla tiene como finalidad dejar que la Plaza Taurina Humberto e Isabel Mongrío, sea la plaza de toros más grande de Chontales. Más allá de que esta afirmación sea verdad o mentira, la barrera del pueblo debe continuar siendo la más grande y la más hermosa de toda Nicaragua. Este sería un gran legado de las autoridades edilicias, especialmente del alcalde Erwing de Castilla, a una ciudad que ha esperado décadas, para disponer de una barrera construida a la usanza de la ganadería chontaleña, para su eterno disfrute. Pensamos que no les defraudarán.

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Guillermo Rothschuh Villanueva

Guillermo Rothschuh Villanueva

Comunicólogo y escritor nicaragüense. Fue decano de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Centroamericana (UCA) de abril de 1991 a diciembre de 2006. Autor de crónicas y ensayos. Ha escrito y publicado más de cuarenta libros.

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