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Viejas y nuevas tareas pendientes

Solo podemos imaginar que los migrantes económicos y los desterrados políticos, cuyas causas para salir del país no fueron exactamente iguales

Onofre Guevara López

26 de marzo 2024

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Quizás nunca sea posible saber cuántos de los centenares de miles de nicaragüenses que han emigrado en los últimos cinco años por motivos económicos, se fueron conscientes acerca de las causas políticas de su migración. Por otra parte, sería imposible encontrar desterrados por motivos políticos que ignoren que sus problemas de sobrevivencia en el exterior no son derivados de sus posiciones políticas, sino del terrorismo con el que responde a las críticas la dictadura.

Solo podemos imaginar que los migrantes económicos y los desterrados políticos, cuyas causas para salir del país no fueron exactamente iguales, ya en el exterior esas diferencias pierden importancia. Se pierden porque su condición de exiliados les homogeniza como seres humanos afectados por la misma dictadura. Esto podría facilitarles alcanzar una visión común sobre las causas de su situación migratoria e incitarlos a tener una actitud política similar, respecto al régimen que los expulsó del país.

Esto significaría, al mismo tiempo, que, aun habiendo salido por motivos diferentes, los dos grupos de connacionales están viviendo circunstancias de subsistencia nada fáciles, aunque no todos por igual. Aparte de todo, la nostalgia de la patria podría conducirlos a meditar acerca de cómo evadir los obstáculos que les impiden volver a la patria en libertad.

Esta comunidad de intereses, a la cual muchos habrán llegado sin proponérselo, les podría crear la convicción de que las tareas patrióticas a desempeñar son para más que solo liberar al país de la dictadura, sino también para reconstruir el país en democracia y con avances sociales. Sin tales propósitos, la lucha no tendría mayor sentido. Se volvería a la situación anterior, o a la continuidad de la misma.


II

Se recuerda que durante del período posterior a las masivas manifestaciones populares —imposible olvidar que son únicas en nuestra historia, por su espontaneidad y sin la influencia ni presencia de los partidos tradicionales—, el objetivo fundamental era liberarse de la dictadura. Las reivindicaciones sociales no tuvieron lugar específico entre las consignas políticas. Pero como fue un movimiento de masas libre de caudillos montunos y montados de la tradición, seguramente hubiese provocado un importante cambio histórico donde hubiese cabido el abordamiento del tema de los cambios sociales.

No resultaron ninguna de las dos cosas (no necesitaba decirlo), a causa de la represión con sellos criminales de lesa humanidad. Seguimos navegando en aguas estancadas por otra dictadura familiar plebeya, con iguales sueños dinásticos de la dictadura anterior.

Las diferencias entre la dictadura del pasado y la del presente son fáciles de encontrar, igual que la comprobación de que en ningún caso esas diferencias representan alguna ventaja para el pueblo, porque las ha sufrido a las dos dictaduras y sigue sufriendo a la última bajo iguales represiones físicas, pero con otros medios violatorios de sus derechos humanos y democráticos sin precedentes (como la desnacionalización en masa) en la dictadura anterior ni en los regímenes de los 186 años postcoloniales de 1821 a 2007. 

III

Sin duda que, cuando sea posible el cambio de esta situación, se impondrá la necesidad de realizar extraordinarias tareas políticas, entre ellas, crear nuevas estructuras para un nuevo ejercicio de la gobernanza democrática del país. Será como levantar la compuerta de una sociedad anegada en aguas podridas, para que todo fluya en ella limpio, fresco y moderno.

También deberá dotarse a los esfuerzos políticos unitarios de un programa de contenido social reivindicativo, progresista, como garantía de que el futuro será construido en democracia y con respeto para los derechos de todos, en convivencia respetuosa a las diferencias políticas ideológicas. Una libre competición electoral, sin privilegios para nadie, tendrá que ser su marca de identidad.

Estas tareas no podrán ser exclusivas solo de los programas de la oposición interna, ni solo de la exiliada. Y para que las tareas tengan porvenir, ya sabemos que debe tener un imprescindible carácter unitario, más dos cosas complementarias:

  • Desarrollar esas tareas, si es que ya comenzaron, en donde se encuentren los opositores, aquí o afuera.
  • Todo tiene que ser organizado en común acuerdo, buen nivel de disciplina, para evitar individualismos aventureros y espontaneidades anarquizantes.

Debemos reconocer que carecemos de información sobre las condiciones reales y acerca de cuánto han podido avanzar en sentido unitario los diversos movimientos políticos del exilio. Tampoco sabemos nada sobre sus relaciones internas. Solo vemos los mensajes, entrevistas y pronunciamientos que se ven y escuchan por medio de las redes sociales, además, no siempre confiables.

III

Cómo fuere el grado de desarrollo alcanzado en la dirección unitario es obligado tener presente y estar alerta acerca de la toxicidad —que no es poca— de algunos mensajes e “informaciones” a través de algunas plataformas digitales. Parecieran más destinadas a mentir y difamar con el propósito de sabotear los esfuerzos unitarios en el exterior que a combatir al régimen.

Nada de eso podría ser espontáneo, pues no pueden esconder su tendencia oficialista (para no decir, su paternidad) aunque utilicen una terminología con sonoridad “opositora”. Por esquemáticas, no se salen de lo ya reconocido y cierto de la dictadura y se exceden en adjetivar las características de la dictadura, y de sus personajes, sin profundizar en nada ni elevar la calidad expositiva.

Con esa colección de groserías no provocan cambios, pero tampoco ayudan a la compresión política de la población sobre los problemas nacionales. Además, los dictadores las conocen de primera mano (son productos hechos en casa), por lo tanto, no les causarán ninguna sorpresa, menos afectaciones políticas.

El caso es que, a la par de esa clase de adjetivos, los anónimos “mensajeros” arremeten con calumnias y difamaciones contra personas identificadas y destacadas dentro de la oposición las que, por cierto, son parte de quienes están sufriendo las crueldades de todas las formas de represión. Por hacer estos ataques, los dictadores podían pagarlo muy bien, porque les resulta muy ventajoso difamar a la oposición y, de ipegüe, dividirla más.    

IV

Otro inconveniente, en el esfuerzo por unir a la oposición, es la proliferación de partidos políticos que firman pronunciamientos por los medios digitales. Por ejemplo, se ha transmitido un video donde un acto político, cuyo pronunciamiento tiene las firmas de tantos partidos, que para encontrarles nombres debieron hacer muchos esfuerzos, y al final tuvieron que repetir varias veces los adjetivos de partido “democrático”, “patriótico”, “nicaragüense”, “liberal”, “nacional”... y aún más.

El número de los partidos parece estar representado en la cantidad de personas que aparecen respaldando la lectura de su pronunciamiento con “vivas” a Nicaragua y gritando “abajo la dictadura”. Todo muy tradicional, emotivo, reflejo de la cortedad política del contenido del documento.

Es claro que no son los únicos movimientos en el exilio. Hay otros que les caracteriza la seriedad. No confunden la unidad con la multiplicación de partidos, que es contraria al interés unitario. Lo que conocemos de estos otros movimientos, es que practican una diversidad consciente, de principios firmes y con un nuevo estilo de hacer política.

Al margen de estas cuartillas

*Y hablando de principios —firmeza de ideas y escrúpulos en la práctica política— nunca los tuvieron los partidos políticos tradicionales…

*Menos que pudieran transmitírselos a sus bases, las pocas bases que tuvieron no eran conscientes, sino de seguidores y votantes por costumbre…

*Esa costumbre tenía tradición familiar, votaba al candidato conservador porque el abuelo y el padre eran cachurecos “de toda la vida”…

*Los que votaban al candidato liberal, los estimulaban la idea de que “los liberales eran pechos de acero fundido en la fragua del patriotismo”…

*Es decir, campeaba la demagogia, no había principios, sino ciego seguimiento a los caudillos según sus nombres y apellidos…

*Así ha sido desde el Siglo XIX: a falta de principios, el “chamorrismo”, el “zelayismo”, el “somocismo”, el “arnoldismo” y el “orteguismo”.

*La lucha tiene que ir más allá de los objetivos inmediatos objetivo; la educación política ideológica para crear conciencia social e histórica, deberán acompañarlos.

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Onofre Guevara López

Onofre Guevara López

Fue líder sindical y periodista de oficio. Exmiembro del Partido Socialista Nicaragüense, y exdiputado ante la Asamblea Nacional. Escribió en los diarios Barricada y El Nuevo Diario. Autor de la columna de crítica satírica “Don Procopio y Doña Procopia”.

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