12 de julio 2022
El dictador de Nicaragua no tiene quien le escriba con cariño, pero son incontables quienes le escriben con sus críticas, bien ganadas, por cierto, con sus represiones, violaciones a los derechos humanos y las libertades democráticas de los nicaragüenses. Si los del exterior —sobre todo— escribieran sus críticas con mayor rigor descubrirían que su régimen es de tal estilo extemporáneo, que cuando emplea la crueldad contra sus adversarios políticos no se diferencia en mucho de a cualquiera de las dictaduras latinoamericanas de los últimos doscientos años.
Pero sucede, que muchos críticos se pierden tanto en sus enfoques que terminan cayendo en el lugar común de compararlo siempre y por todo motivo, con Cuba y Venezuela. Además de que escriben como si solo en estos países existieran métodos represivos –suponiendo que todos los demás son una “democracia” solo con “con algunos defectos”. En sus comparaciones no respetan matices.
Pareciera como si hasta la idea de hacer por su cuenta una investigación sobre las tres distintas realidades, les provocara el temor de ir en contra del guion establecido por Washington. Aunque, en verdad, algunos lo hacen por afinidades políticas oficiales de ese país.
II
Sin embargo, tal esquemática visión no es una exclusividad de los comentaristas independientes y de las cadenas internacionales adscritas a la propaganda de la geopolítica estadounidense, pues también es esquemática la visión de los propagandistas de los Gobiernos de Cuba y Venezuela en sentido contrario, y suponen —y aquí sabemos que lo suponen muy mal— que cuando hablan de Nicaragua lo hacen en defensa de la “revolución”. No se descarta que lo hacen por táctica política, pues no ignoran hada de la clase de régimen que nos ha impuesto Ortega.
Las informaciones sobre Nicaragua de los canales Cubavisión Internacional y TeleSur –secundados con frecuencia por la RT rusa— son esquemáticas en sus enfoques. La mayor de las veces, silencian la lucha popular contra la dictadura y las razones que la motivan, o sencillamente las tergiversan.
Cuando “informan” algo es sobre las actividades oficiales de Gobierno, y lo hacen en dos versiones: una calumniosa contra las actividades populares de oposición al régimen por ser “agentes del imperialismo”, y la otra, presentando al régimen de Ortega y Murillo como la continuidad de la revolución popular sandinista de 1979, aun sabiendo que esta dejó de existir hace más de treinta años.
Con esa calculada política, sus enfoques “noticiosos” sobre nuestro país, no se salen de ese esquema, no presentan los hechos de nuestra realidad tal cual, y darles —si quisieran— su propia interpretación, porque su interés es hacerle y hacerse compañía con Ortega frente al enemigo común, aún conscientes de que en esta lucha internacional él no representa los intereses de los nicaragüenses, sino los suyos.
Con eso, pareciera que pretenden recompensar la utilidad de Ortega como compañero de viaje en el frente internacional, pues revisten su imagen con ropaje revolucionario para vendérsela al mundo, en especial a pueblos los latinoamericanos y caribeños.
III
Por cierto, que eso no les funciona como quisieran, porque no existe en el subcontinente una única versión de su izquierda, sino muchas otras versiones, y hacen lo contrario: se solidarizan con el pueblo nicaragüense, critican, denuncian los atropellos, el falso izquierdismo de los dictadores y demandan la libertad de sus presos políticos.
Ahora mismo, ha llegado a nuestra frontera con Costa Rica una delegación parlamentaria de izquierda desde el lejano sur. Está expresando su deseo de entrar a nuestro país a cumplir su misión solidaria con los secuestrados políticos y conocer in situ las pésimas condiciones en que los tienen. Esto de querer verlos solo puede ser para comprobar lo que ellos bien conocer, porque aquí ni una visita normal de sus familias puede ocurrir por ser, precisamente, la cruel dictadura que con razón critican.
En respuesta a su solicitud de ingresar al país, seguramente que la esperaban: los dictadores enviaron a la frontera sur una delegación armada con la misión para recibirlos de repetir con su habitual tratamiento militar al “enemigo”, por si acaso intentaran entrar sin el consentimiento de los señores dueños del feudo nacional.
IV
Los medios proestadounidenses hacen su propaganda contra Cuba también por su alianza con Ortega —apartando con pinzas ideológicas el cáncer histórico colonial y bloquero con que sus patronos asechan a la Isla desde hace siglos. Igual hacen contra Venezuela, agredida con sanciones económicas y políticas, aunque últimamente se están acercando a Maduro en busca de su petróleo por los medios más oartoxos.
Esta nueva táctica se debe al fracaso de Guaidó en su condición de “presidente made in USA”, y quien no da pie con bola al frente de una oposición que ya no vende ni da barato, pero “su presidente” sigue cobrando caro. Hago este paréntesis antes de que se me olvide: el “presidente” Guaidó ni siquiera es original como payaso, pues en Nicaragua, Estados Unidos ya nos impuso de verdad… ¡nueve presidentes, tres de ellos dictadores del mismo apellido, entre 1912 y 1979! A su falta de originalidad, Guaidó suma la desgracia de que su patrón… ¡no le pudo dar el circo ofrecido!
Ahora veamos al lado de la tendencia informativa antiestadounidense, que en principio ha respondido —y debería responder con mayor rigor analítico ideológico y menos panfletario— a los intereses de la patria grande latinoamericana, ha caído en una defensa absurda de la dictadura Ortega Murillo, aceptando como legítimo su gastado discurso contra “el imperialismo” —lleno de lugares comunes y cantinflescos, pero sin gracia. Ese discurso es el único medio que tienen para seguir siendo visto por sus amigos del exterior como quien hace rato dejó de ser: un revolucionario.
En cambio, para la tendencia informativa proestadounidense, los dictadores Ortega Murillo son como la reencarnación del peligro “del comunismo” pro ruso de los 80 en Centroamérica, por su acercamiento a Rusia de Putin. Pero, en la realidad, aparentan no ver que ellos representan la imagen de un caudillismo decimonónico que en Nicaragua tiene su versión más atrasada: feudos, castigos, imposiciones a látigos, pistolas y sables.
V
El caudillismo orteguista, en poco o nada difiere del dictador José Santos Zelaya (1893-1909); de los tres dictadores Somoza (1936-1979) Pero, aparte de que Ortega no viaja a caballo, sino que viaja en sus Mercedes Benz acorazados, con policías al lado, adelante, atrás y en helicóptero, todos los dictadores tienen en común que han gobernado con la misma desfachatada delincuencia política. Veamos algunas:
-Cruel represión contra sus adversarios políticos (castigos físicos a palo limpio, en el zelayisno; pozos para simular el ahogamiento, en el somocismo; y aislamientos absolutos en estrechas celdas y con hambre, en el orteguismo. No incluyo las largas penas de cárcel, ni las muertes selectivas y colectivas; todos los métodos de represión han tenido la misma finalidad: desmoralizar las luchas populares por la democracia y la libertad.
-Enriquecimiento ilícito abusando del poder (las leyes zelayistas contra los trabajadores para favorecer a sus colegas cafetaleros; los pagos de los trabajadores de las empresas privadas somocistas a cuenta del Estado; y los grandes negocios y propiedades orteguistas logrados a la sombra del Estado, una de las fuentes de sus millonarios ingresos.
-Eliminación del municipalismo como expresión directa de la voluntad política de los ciudadanos, y un mecanismo de contacto cívico entre autoridades y vecinos para beneficio del progreso local; Zelaya y los Somoza cambiaron con leyes las estructuras municipales en favor de la centralización del poder; a Ortega, como es su costumbre, no le interesa si las leyes se quedan o se van, porque tiene sus recursos preferidos para centralizar el poder: elecciones fraudulentas que le han permitido controlar la absoluta mayoría de las 153 alcaldías del país; y las pocas alcaldías que les permitió “ganar” a los partidos políticos colaboracionistas, se las ha quitado una a una con cualquier pretexto, y las últimas cinco alcaldías, directamente con la Policía.
-No falta en el historial de las tres dictaduras en los último 159 años, el recurso de la reelección por medios fraudulentos, con los que se han garantizado muchos años un poder absoluto: Zelaya, 17 años; Somoza García, 20 años; los dos Somoza Debayle, 22 años; Daniel Ortega, entre la Junta de Gobierno y las presidencias… ¡28 años con el poder, más los años que le faltan! ¡Tiene en su haber más años que Zelaya y Somoza García juntos!
VI
Más que sabido está, que las críticas solas no cambian gobiernos –menos dictaduras— pero contribuyen a divulgar la verdad, a fortalecer el espíritu de la lucha para combatirlas. Por ese motivo –y no por otro— el empeño dictatorial en silenciar al periodismo independiente eliminando medios de comunicación, confiscando sus propiedades, encarcelando a los periodistas, acosando a sus familias, forzándolos a salir al exilio en busca de protección y persiguiendo a los que se quedan.
Junto a esa razzia contra el periodismo, la dictadura ejecuta otra similar para la eliminación en masa de las organizaciones sociales (¡llevan ya casi mil!) centros de protección infantil y de la mujer; toda clase de organismos que sirvan a los sectores sociales marginados como estímulo al esfuerzo propio y hasta contra el pensamiento libre de los centros culturales como universidades y academias.
Ante esta devastación social, cultural y política, ha surgido la idea de que la dictadura Ortega Murillo pretende establecer un sistema “de partido único en Nicaragua”. Esta fuera una deducción lógica si en verdad el orteguismo tuviera un partido político; pero eso que aún llaman “FSLN” no es un partido, sino algo que tras el fracaso de la revolución popular sandinista degeneró en un estrecho círculo de poder, dentro del cual no existe más control que el de la familia Ortega Murillo.
Y eso, a su vez… ¿en qué puede degenerar, si no en una ridícula dinastía con pretensiones monárquicas de aldea, imponiéndose sobre una sociedad que ellos esperan convertirla pasiva a lo zombi, y temerosa ante los fusiles de su ejército, su policía y sus paramilitares?
Los llamadores “poderes del Estado” son figuras decorativas en el orden institucional que solo están para obedecer al único poder: el Ejecutivo, vale decir el presidente y la vicepresidenta (“el comandante y la compañera”, en el argot servil de los orteguistas)
VII
Nicaragua es sueño y pesadilla, al mismo tiempo: el sueño de ellos, y la pesadilla de la población. Pero “los sueños, sueños son”, como bien lo dijera Calderón de la Barca, hace muchos siglos. De las pesadillas los pueblos han despertado a la realidad. Y luego, estos, ya conscientes de que pueden vencer, procuran no volverse a dormir ni recaer aprisionados por el sueño, sino transformar su realidad en donde no quepan las pesadillas.
El pueblo nicaragüense no ha sido, no puede ser ni será la excepción.
Al margen de estas cuartillas
*Las críticas oficiales estadounidenses a la dictadura, no son desinteresadas, lo cual a muchos nicaragüenses se les hace difícil entender entre la atmósfera noticiosa internacional…
*A lo interno, la dominante e intensa propaganda política pro estadounidense que se consume como “noticias”, busca borrar la memoria historia las relaciones de sus gobiernos con nuestro país…
*En todo enfoque noticioso el gobierno estadounidense aparece como el más interesado en ayudarnos a “restituir la democracia”, ocultando que la nuestra ha sido la víctima preferida de sus intervenciones armadas, políticas, económica y diplomáticas…
*Como máxima expresión de ingenuidad política, muchos podrían pensar que esta postura estadounidense podría ser como una rectificación histórica; algo así como devolver lo que nos han quitado…
*Por algo en el mundo se habla de que, con la nueva técnica de la comunicación de masas en las redes sociales, es más bien una comunicación para infantilizar a las masas…
*Aquí, la persecución, las expropiaciones y ocupaciones de medios de comunicación, nos ha dejado sin prensa escrita y solo dos canales de televisión con un rótulo mal colgado que dice: “medios independientes”…
*Por la censura y auto censura bajo presiones y amenazas, ya no se puede decir “vamos a ver noticias” en el Canal tal, porque lo que vamos a ver son accidentes, nota roja, e informaciones oficialistas intrascendentes…
¿Y qué sigue más? Todos lo sabemos.