24 de octubre 2018
Dedicado a mis compañeras y compañeros de la Alianza Universitaria Nicaragüense (AUN) y el Movimiento Estudiantil 19 de Abril UPOLI.
Frente al uso desmedido de la fuerza armada por parte del régimen de Ortega y Murillo ante jóvenes manifestantes desarmados, acción que desembocó en una matanza, el régimen empezó toda una estrategia de manipulación mediática y negación de los hechos ocurridos.
Los organismos de derechos humanos en Nicaragua ya contaban decenas de asesinados y un número alto de desaparecidos/as. Frente a esto el pueblo siguió manifestándose llevando a cabo un sin número de repertorios de acción colectivos. Por tanto, el régimen empezó a desplegar una narrativa que tildaba de vándalos, delincuentes, golpistas y terroristas a los y las manifestantes, estrategia clara de deshumanización del otro para disminuir el valor que se les podría otorgar y, por tanto, dar pasos a la criminalización, represión, persecución, captura, sanción, tortura e incluso asesinato.
Dicha narrativa desplegaba por el régimen Ortega - Murillo se ha ido reconfigurando y materializando objetivamente en determinación a cómo perciben y aprecian aquellos que la encarnan su posición en la correlación de fuerzas políticas y discursivas. De esta manera, en los momentos más álgidos de la lucha cuando se levantaron los tranques, se tomaron ciudades enteras como fue el caso de Masaya, e incluso se llegó a instaurar, desconociendo totalmente el desgobierno de Ortega, una junta de gobierno en dicho municipio desafiando la dictadura existente, así como en los momentos de julio cuando las "caravanas de la paz", manera en que el régimen bautizó sus escuadrones de la muerte, desarticularon a punta de plomo los focos de resistencia en los distintos territorios y, con ello, cesó el Diálogo Nacional (DN), la narrativa ha ido cambiando al punto de caer en lo que, desde mi posición política, clasificaría como cinismo total. Esta transitó de tildar a los y las manifestantes y la manifestación en sí misma de delincuentes y actos delictivos, a tratar de igualar e incluso disminuir la responsabilidad del régimen en los actos represivos a través de la frase "violencia venga de donde venga", y, de manera paradigmática, a tratar a despejarla totalmente y transferirla al Pueblo azul y blanco a través de la exigencia de "justicia y reparación para las víctimas del terrorismo".
El objetivo en última instancia ha sido claro, tratar de disminuir e incluso despejar cualquier sanción que se le podría ejercer a las y los responsables directos e indirectos de los crímenes perpetradores desde abril. La imposición del olvido como tal para acceder a un proceso de negociación que permita el adelanto de elecciones, o simplemente la imposición del olvido y la represión para la perpetuación de los autócratas en el poder.
Esta narrativa que exaltaba la muerte de militantes sandinistas y oficiales de la Policía Nacional (PN) y clasificaba como golpistas y terroristas al otro deshumanizado se configuró en materia estatal a través de la ley frente al terrorismo y al financiamiento del mismo. A través de esta se fue criminalizando, capturando, judicializando y sancionando "justificadamente" a los y las manifestantes; y en un fase de clara violencia selectiva fueron secuestrando de manera arbitraria e ilegal a los y las cabecillas de los movimientos 19 de abril en los distintos departamentos. Entre ellos mi amigo Edwin Carcache, líder del Movimiento Estudiantil 19 de Abril UPOLI (ME19A).
Frente a la violación sistemática de derechos humanos en Nicaragua y la negativa del régimen de Ortega y Murillo de dar pasos para la búsqueda de la verdad y la justicia a causa de sus ansias de perpetuarse en el poder desplegando la fuerza desmedida, la denuncia de dichas violaciones por parte de la juventud organizada en todos los espacios posibles, a nivel nacional e internacional, ha sido fundamental para posicionar y visibilizar la situación de Nicaragua ante la comunidad internacional. De igual forma, la exigencia de la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia (ACJD), de la que somos parte cinco movimientos universitarios en el Diálogo Nacional (DN), para que una misión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OACDH) llevarán a cabo una visita e hicieran una investigación en terreno, fue menester para que, a través de dos informes contundentes sobre las múltiples violaciones a los DDHH a partir de las protestas, el caso de Nicaragua trascendiera a un fuerte apoyo internacional en la Organización de Estados Americanos (OEA), e incluso se tomará en cuenta para ser un tema de agenda en una sesión del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (ONU).
De esa manera, la juventud organizada ha llevado la voz del Pueblo de Nicaragua a todas partes del mundo. Así fue el caso de la Articulación de Movimientos Sociales y Organizaciones de la Sociedad Civil (AMSOSC) que llevó a cabo la "Caravana de Solidaridad a Nicaragua" a los países de Europa encabezada por Madelaine Caracas, estudiante de la Universidad Centroamericana (UCA); el caso de la Alianza Universitaria Nicaragüense (AUN), movimiento miembro de la ACJD, liderada por Dolly Mora, Lesther Alemán, Jeancarlo López y Douglas Castro, quiénes han recorrido los Estados Unidos (EEUU) llevando la perspectiva de la política joven frente a actores de gran peso; también lo fue el caso de Arianna Moraga, estudiante de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN), también integrante de AUN, quien en un evento en la Universidad de Georgetown acerca de la situación de Nicaragua desde la perspectiva de sus voces protagonistas dijo:
"Es el pueblo quién decide y muchos anhelamos un cambio pronto, estamos cansados de la violencia estatal. La masacre estudiantil ha sido brutal y estamos en un punto de no retorno, es nuestro compromiso y responsabilidad continuar exigiendo justicia, libertad y democracia para Nicaragua. Nuestros muertos/as, presos/as, desaparecidos/as nos exigen y son merecedores de nuestro vencer".
Posicionar a nivel internacional la situación de Nicaragua y la violación sistemática de derechos humanos ha sido, por mucho, un logro de muchas y muchos jóvenes organizados en los distintos movimientos estudiantiles que han surgido de la lucha de abril. Un logro de todo el pueblo que clama que ellos sean artífices de esta historia, de la construcción de la Nueva Nicaragua.
*El autor es miembro de la Alianza Universitaria Nicaragüense (AUN) y de la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia (ACJD)