9 de marzo 2021
La atención a las brutalidades cotidianas de la dictadura, obliga a muchos a pasar inadvertidos algunos temas ideológicos y se quedan sepultados bajo la rutina informativa de la apasionad política local. Una rareza, fue encontrar una breve alusión a un tema ideológico muy comentado posterior al fracaso del socialismo real en la Unión soviética. Está en el diario La Prensa del 1 de marzo 2021, en el artículo de Adolfo Miranda Sáenz: En defensa de nuestros empresarios. En uno de sus párrafos se lee:
“Los países capitalistas más desarrollados del mundo –como, por ejemplo, Alemania, Francia, Suecia, Noruega, Australia o Canadá— han sido democráticamente gobernados por socialistas y socialdemócratas, alternando con liberales y conservadores. Así que, de paso, aclaro que confundir al comunismo con todo tipo de socialismo o con todo tipo de izquierda es un error garrafal y una falsedad frecuentemente repetida.”
(Discúlpeme, don Adolfo, por el subrayado que le hice a su texto).
La aclaración de Miranda Sáenz se refiere a la diferencia y a los errores, no siempre inconscientes, de confundir comunismo, socialismo e izquierda, pero no los está defendiéndolo; solo señalando ese error garrafal y esa falsedad. Para que no haya dudas sobre su intención aclaratoria, Miranda confiesa estar al lado de “…quienes defendemos orgullosamente un liberalismo de centro-izquierda.”
Su aclaración se aparta de los escritos y discursos anticomunistas muy frecuentes en los medios de nuestra parroquia, los cuales, a diferencia del artículo de Miranda, lucen bastante rústicos y teóricamente confusos.
II
Imposible imaginar la cantidad de especulaciones llenas de alegría, de esperanzas y de afirmaciones categóricas (hasta catedráticas) que surgieron después del fracaso de la experiencia “comunista” en la Unión Soviética. En verdad, del comunismo, en la URSS solo habían mal experimentado con su etapa inicial, el socialismo.
Pero se quiso asegurar que, con ese fracaso, el sistema capitalista se garantizaba la eternidad, y ya no habría más procesos de luchas por las transformaciones sociales y se aseguraba –en el colmo del entusiasmo— que también significaba el final de la “ideología comunista”.
Independiente de lo que se pueda decir, la realidad no cambia al gusto de nadie. Pero ese histórico hecho, produjo un torrente de ideas que invadieron la conciencia de amplios sectores políticos del mundo, cuyas versiones se convirtieron en consignas del tema, y siguen corriendo como una reventa de la reventa ideológica original del “fin de la historia”.
En nuestro ambiente parroquial, algunos caen en ridiculeces extremas, como cuando califican de “comunista” o “socialista” a la dictadura de Daniel Ortega, quien, por cierto, con dificultad se asemejó a un revolucionario, solo por haber ascendido al poder por una acción armada.
Aunque, es lógico, no todos quienes repiten ese “argumento”, lo hacen porque se lo tragan, sino como un recurso político para darle “solidez” a su discurso. Ese “argumento” contra Ortega, es de lo peor de los anticomunistas del patio, y hasta del vecindario.
Recursos más sutiles o menos torpes, como argumentos sobre que el fracaso de la experiencia soviética y del “mundo socialista”, son los que hablan del fracaso del marxismo. En el fondo, es la misma idea de que el socialismo tuvo su fin definitivo con la derrota de la Unión Soviética, más que todo, por las aberraciones de sus líderes.
III
Es innegable, ese fracaso produjo un cataclismo político-ideológico entre sus simpatizantes de todo el mundo. Sin embargo, las confrontaciones geopolíticas actuales bastan para contradecir la idea del “final de la historia”.
Bajo el fuego cerrado, potente y el discurso “triunfal” de los países más ricos del mundo, nuevas experiencias, con renovados conceptos y adaptados a las condiciones históricas actuales, demuestran que la lucha por el socialismo no ha terminado.
Aunque se siga hablando de la democracia como patrimonio único del capitalismo y todo lo demás siempre es una “dictadura”, no significa una victoria definitiva de su sistema social. En cuanto a las aberraciones en toda experiencia histórica, no son exclusividades de la experiencia soviética. Esto, se puede comprobar.
IV
Nadie debería asustarse de que en la URSS y en los otros países socialistas, las aberraciones fuesen combustibles para impulsar el motor que los llevó al fracaso, porque esas no son una exclusividad de una época, de un lugar ni de una ideología. Con un mínimo conocimiento del proceso del desarrollo histórico, se pueden conocer las aberrantes prácticas criminales e injusticias infinitas de la Inquisición de iglesia católica oficial, y por allá como por aquí, duraron muchos siglos.
Ahora, definamos esa cuestión: si, como se dice, en la URSS y los otros países donde fracasó el socialismo como sistema político, y no por causa de sus aberrantes dirigentes, por lógica se tendría que aceptar… ¡que la Inquisición fue un fracasó del cristianismo y no por los aberrantes jerarcas de la iglesia!
Pero no sucedió lo uno ni lo otro. De modo que, si se pretende discutir este asunto con un mínimo de seriedad, deberá pensarse mejor ese asunto. Por lo menos, para no pasar como tontos, repitiendo errores garrafales y falsedades, pues si la Inquisición la montaron para salvar la fe en una divinidad tuvo tantas aberraciones… ¿qué raro fue que las aberraciones estalinistas se cometieran en nombre de una causa terrenal?
V
Sobre el mismo tema, algo más se esconde. En solo 73 años de existencia, la Unión Soviética (1917) produjo cambios sociales y técnicos científicos, a pesar de haber tenido que “reinventar hasta la bicicleta”, porque la revolución triunfó en un país atrasado y sobre los escombros dejados por la Primera Guerra Mundial (1914-1918). Además, fue bloqueada, aislada y enfrentada a una contrarrevolución promovida por países capitalistas europeos y extra continentales.
Pese a todo eso, la URSS fue la primera en lanzar una nave espacial con un ser vivo ((1957), solo 35 años después de revolución; luego, un soviético circunvaló la Tierra por primera vez, y otro después hizo el primer paseo espacial. Los países capitalistas no lo habían logrado… después a casi tres siglos de iniciada la revolución industrial. ¿Que la URSS estuvo atrasada en otras áreas de la producción y en la satisfacción de otras necesidades? Pues sí, es que nunca han existido los milagros.
Pero veamos lo que todos sabemos: ahora, a 31 años del fracaso soviético, el victorioso capitalismo global está llegando al planeta Marte… ¡pero muchos millones de pobres que viven dentro y debajo su sistema no pueden llegar a la pulpería de su barrio a comprar comida! Esto sí, es un rotundo fracaso histórico. Y si buscaran las razones, las hallarían...
Las aberraciones en la revolución soviética, las inició Stalin. En los países europeos comenzaron con el hecho de que sus dirigentes llegaron al poder a bordo de los tanques soviéticos, durante su marcha triunfal hacia la Alemania nazi (1945).
Al margen de estas cuartillas
*El tema del estalinismo, es común en la región del mundo que lo sufrió de cerca…
*El comunista español Miguel Núñez, en la presentación del libro Asaltos al Cielo, de Irene Falcón (1997), quien fue secretaria de Dolores Ibárruri, La Pasionaria, recordó que la autora había sido víctima del estalinismo…
*Y planteando el tema de las aberraciones, citó al novelista Manuel Vázquez Montalván:
“Así como el feminismo, al menos, es una palabra en la que no se ha roto la relación sustancial entre significado y significante, en el comunismo se ha cumplido la maldición de que los dueños de las palabras cuando son negativos, acaban por convertir en negativa la palabra.”
*Ese pensamiento define que el socialismo no fracasado, sino por “los dueños de las palabras…”, los dirigentes.
*Núñez, sacó sus lecciones:
“…los que no adjuramos de nuestros ideales de emancipación, democracia y fraternidad, tenemos el deber de afrontar este fin de siglo y la perspectiva del siglo xxi, sabiendo que el mal no (solo) ha sido de los stalines y Berias (…)
“Si queremos contribuir a transformar el mundo, a hacerlo igualitario, más humano, más libre, más verdaderamente democrático, tenemos que prevenirnos de las estructuras partidarias, de los métodos autoritarios, de los sectarismos, de quienes en nombre del partido (…) o la creencia que sea, erigen su criterio personal…”
Pregunta precandidatural
Si el doctor Arturo Cruz, confesó haber sido embajador de Daniel Ortega en Washington, por una solicitud del ex presidente Jimmy Carter… ¿cuál de los funcionarios del presidente Joe Biden, le aconsejó lanzarse como precandidato presidencial?