27 de septiembre 2019
LONDRES – Desde el viaje transatlántico tan publicitado de la activista adolescente Greta Thunberg en un barco que no genera emisiones para asistir a la Asamblea General de las Naciones Unidas hasta la proliferación de protestas climáticas, el mundo es más consciente que nunca de la amenaza climática. Sin embargo, esta mayor conciencia todavía no se ha traducido en una acción colectiva de los líderes mundiales para mitigar el cambio climático, mucho menos en esfuerzos dirigidos a proteger a los grupos más vulnerables –empezando por las mujeres y las niñas.
Los hechos hablan por sí solos. Las mujeres tienen más probabilidades que los hombres de vivir en la pobreza, y los roles sociales sexistas que reproducen desequilibrios de poder socioeconómico hacen que las mujeres y las niñas sean particularmente vulnerables a una amplia variedad de consecuencias climáticas, entre ellas un acceso reducido a agua, comida, refugio y servicios vitales.
No sorprende que el 80% de la gente desplazada por el cambio climático sean mujeres. Es más, las mujeres tienen más probabilidades que los hombres de sufrir una mayor carga laboral y menores ingresos debido a los desastres climáticos. En Sudán del Sur –uno de los países que más rápido se están recalentando en el mundo-, las sequías y las inundaciones han obligado a niñas y mujeres a caminar más lejos para juntar leña y conseguir agua, un cambio que insume tiempo y es potencialmente peligroso.
En la medida que satisfacer las necesidades de energía, agua y comida de los hogares se vuelve más difícil, las niñas muchas veces son obligadas a abandonar la escuela o a casarse a una edad temprana. Esto exacerba las desigualdades existentes y consolida la vulnerabilidad de estas niñas.
Las mujeres también tienen más probabilidades de enfrentar consecuencias para la salud sensibles al clima, como desnutrición y malaria, y de morir en desastres naturales, como sequías e inundaciones. Un informe de Oxfam determinó que, en la India, Indonesia y Sri Lanka, los hombres sobrevivientes superaron a las mujeres sobrevivientes en una relación de casi tres a uno después del tsunami de 2004. Durante el terremoto de 2015 en Nepal, muchas mujeres embarazadas no pudieron llegar a los centros de salud, lo que aumentó su riesgo de complicaciones o hasta de muerte.
La Organización Mundial de la Salud informa que los efectos del género en la expectativa de vida en desastres naturales tienden a ser mayores en desastres más severos, y donde el nivel socioeconómico de las mujeres es más bajo. En otras palabras, no podemos abordar la crisis climática sin ocuparnos de la crisis de la igualdad de género.
No nos equivoquemos: verdaderamente existe una crisis de igualdad de género. Nuestra asociación, Equal Measures 2030, recientemente publicó el Índice de Género de los ODS, que analiza datos sobre la mayoría de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de 129 países, que representa el 95% de las niñas y mujeres del mundo. En base a indicadores como vulnerabilidad al cambio climático, salud, oportunidades económicas, derechos de propiedad y violencia de género, calculamos un resultado por país. En una escala de 100 puntos, el promedio global representó apenas el 65,7% -superando escasamente una calificación aprobatoria- sin que ningún país haya alcanzado plenamente la igualdad de género, tal como preveía el ODS5.
En cuanto al ODS13 –“tomar una acción urgente para combatir el cambio climático y sus impactos”-, nuestra investigación consideró tres temas. El primero fue la vulnerabilidad climática general. Esto varía entre países y regiones: en la región de Asia-Pacífico, por ejemplo, más de 100 millones de personas ya están afectadas por el cambio climático cada año. Pero nadie es inmune.
En el segundo tema –el compromiso del estado con la reducción del riesgo a los desastres-, sólo 15 de 129 países (11%) reciben calificaciones excelentes. El mundo enfrenta una emergencia climática y los países deberían intentar anticipar y prepararse para los desastres, con miras a proteger a los más vulnerables.
El tercer tema –la representación de las mujeres en el proceso político relacionado al cambio climático- arrojó resultados igualmente desalentadores. Si bien la investigación demuestra que una creciente participación de las mujeres en la confección de las políticas públicas conduce a mejores resultados, incluida una menor desigualdad, las mujeres en todo el mundo siguen estando mal representadas en los organismos que deciden la política climática.
¿Qué haría falta para que los países hagan progresos en el ODS5 y el ODS13, profundamente conectados? Ofrecemos siete recomendaciones.
- Para mejorar la planificación, crear bases de datos desglosadas por género con información sobre comunidades marginalizadas o vulnerables.
- Fortalecer la responsabilidad exigiéndoles a los gobiernos que mantengan un acceso abierto a los datos.
- Mejorar la coordinación entre los ministerios de gobierno y otros organismos relevantes.
- Perseguir iniciativas innovadoras y específicas, como un nuevo programa conjunto del Centro de Recursos e Investigación para las Mujeres de Asia-Pacífico (ARROW por su sigla en inglés) y la Asociación Danesa de Planificación de la Familia, que se centra en la intersección de la vulnerabilidad climática y la salud y derechos sexuales y reproductivos.
- Aumentar la representación de las mujeres en organismos de toma de decisiones nacionales y globales que trabajan en cuestiones relacionadas con el clima.
- Desarrollar soluciones que reflejen las perspectivas de las mujeres afectadas por el cambio climático.
- Comprometerse a una acción más ambiciosa sobre cambio climático e igualdad de género –y llevarla a cabo-, empezando por la cumbre climática de las Naciones Unidas de este mes.
Cuando se lidia con desafíos complejos, puede ser tentador establecer falsas compensaciones. Los líderes sostienen que deben optar por actuar entre dos áreas. Pero el ODS13 no se puede alcanzar si no se hace progreso en el ODS5, y no podemos pretender alcanzar el ODS5 a menos que se tomen medidas sobre el ODS13.
Esto se aplica a toda la agenda de los ODS: si los países intentan perseguir objetivos individuales de manera aislada, no lograrán alcanzar ninguno de ellos. Se necesitan desesperadamente estrategias ambiciosas, coordinadas y holísticas.
Alison Holder es directora de Equal Measures 2030. Sivananthi Thanenthiran es directora ejecutiva del Centro de Recursos e Investigación para las Mujeres de Asia-Pacífico (ARROW). Copyright: Project Syndicate, 2019.