31 de enero 2019
Recibo el Premio Iberoamericano de Periodismo con mucha responsabilidad. En un momento en que el periodismo independiente de Nicaragua enfrenta uno de sus peores capítulos bajo otra dictadura, este reconocimiento alienta a seguir adelante informando e investigando, pese a la cárcel, el exilio, el cierre arbitrario de redacciones y la persecución impuesta por el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo a los periodistas.
Uno se siente honrado y dichoso de conseguir el galardón periodístico más importante en Iberoamérica, pero también deseoso de que el prestigio del Rey de España sirva para que la barbarie que han sufrido miles de compatriotas se sepa más allá de las fronteras de mi país.
La parte más cruel de esta masacre ha sido lo que comprueba el reportaje premiado: las ejecuciones extrajudiciales cometidas desde abril de 2018 por policías y paramilitares, quienes han asesinado estudiantes y ciudadanos pacíficos enarbolando la consigna “El comandante se queda” en el poder. El comandante de los que matan con fusiles de guerra es Daniel Ortega, el otrora revolucionario sandinista que ayer causó admiración en el mundo por liberar a Nicaragua de la dinastía somocista, pero que hoy produce repulsión por los crímenes de lesa humanidad cometidos por su gobierno y el de su esposa Rosario Murillo. Repudio por convertirse en una versión más abyecta que los Somoza. No ha existido "golpe de Estado", como propugna la propaganda. En lo absoluto.
En medio del dolor, muerte y una herida todavía insondable para nuestra sociedad causada por la represión, el periodismo independiente ha procurado emerger a la superficie para explicar y dimensionar el conflicto: decenas de periodistas independientes arriesgando en las calles el pellejo bajo las balas que no distinguen entre ser un manifestante o portar un carné de reportero. Así como cayó Ángel Gahona en Bluefields. Periodistas escuchando el dolor ajeno de las familias, ese lamento que no deja de ser nuestro también. Periodistas en las manifestaciones, en las barricadas, en los portones carcelarios, en las universidades, en los hospitales, en las morgues, en los cementerios, o en cualquier lugar adonde la noticia dé sus pulsaciones, para luego contar a un país ávido de información ante el acaparamiento de los espacios por el emporio mediático y la propaganda de la familia Ortega-Murillo.
Ese periodismo que ha arriesgado por el compromiso con Nicaragua y el oficio, es el mismo que también ha sido víctima de la arremetida de la dictadura: Ángel Gahona asesinado, Miguel Mora y Lucia Pineda presos, aislados y sin luz en la mazmorra de El Chipote, tal cual corroboraron los eurodiputados recientemente en su visita a Nicaragua. Más de medio centenar de reporteros exiliados, pero que no han callado. Mantenemos viva la llama de la libertad de expresión en el extranjero desde el espacio que sea, sorteando las vicisitudes de la supervivencia.
Igual lo ha hecho nuestra redacción de CONFIDENCIAL después de que fue amenazada, asaltada y confiscada de forma ilegal por policías en diciembre de 2018, razón por la cual también se ha exiliado nuestro director Carlos Fernando Chamorro. Escribimos aquí y allá con el compromiso de no claudicar.
Agradezco a los médicos valientes del sistema de salud público nicaragüense por confiarme las tomografías para "Disparaban con precisión: a matar". Ellos tomaron un riesgo enorme, y algunos lo pagaron con despidos.
Irónicamente, cuando la agencia EFE anuncia este premio Iberoamericano, tres de sus periodistas fueron detenidos en Venezuela por el chavismo. Los autoritarismos que persiguen a la prensa abundan, por desgracia, en nuestra región. Pero la resiliencia nos mantiene a flote, y en Nicaragua lo sabemos muy bien en los últimos nueve meses de crisis.
Insisto: recibo el premio en nombre de todos los colegas presos, exiliados, hostigados, y por Ángel Gahona. Lo recibe el periodismo profesional y aguerrido de Nicaragua, ese que inauguró Rubén Darío, y cuyas trazas mágicas están en sus crónicas de “España Contemporánea”. Hoy andamos sobre el puente del idioma que tendió Darío desde Nicaragua hasta el otro lado del Atlántico, sosteniendo el axioma de uno de sus editoriales de 1890: “La prensa de oposición es necesaria en todo país libre”.
*El periodista Wilfredo Miranda ha ganado el Premio Iberoamericano de Periodismo "Rey de España", por su investigación "Disparaban con precisión: a matar", publicado en mayo en CONFIDENCIAL.