1 de mayo 2018
Las respuestas de la pareja presidencial a los sucesos de la semana del 18 de abril son de tal manera contrarias a cuanto podría esperarse que uno no puede menos de preguntarse si ya perdieron toda conexión con la realidad. La propaganda puede incidir sobre la realidad, pero si intenta crear una realidad paralela ajena a la que percibe la gente, pierde toda credibilidad. Eso es exactamente lo que ha pasado,
Revisemos: Este es un gobierno que emitió un decreto proponiendo una reforma al INSS que fue recibido con rechazo por la población. Ese rechazo se expresó en una manifestación pacífica. Esa manifestación pacífica fue atacada por grupos de la Juventud Sandinista y la brigada de motorizados “Carlos Fonseca”, ambos cuerpos del partido de gobierno. Los ataques fueron filmados . Hay pruebas abundantes, filmaciones por docenas, de los golpes, los tiros, la complicidad de la policía, los palos y fierros que andaban los de las motos. Hay muertes filmadas in situ. Esto lo vieron los nicaragüenses en colores en la TV (hasta que la mandaron a censurar) y luego en las redes sociales.
Esto no fue invento, ni complot, ni instigado por el imperialismo, la CIA o qué sé yo. Fue una gigantesca metida de pata del gobierno y sus huestes. Una metida de pata descomunal, un abuso de poder que causó la muerte a más de 38 personas, un sinnúmero de heridos; destrucción de la propiedad, robos de cámaras, de celulares.
No era la primera vez que sucedía. Algo similar sucedió en Ocuoa INSS. La diferencia esta vez fueron los jóvenes estudiantes que no aceptaron resignadamente la paliza, ni los atropellos y generaron una respuesta que hizo eco. La población perdió el miedo y rechazó los ataques, salió a la calle a protestar y se defendió como pudo.
Quienes no estuvimos en las reyertas de las calles, les apoyamos con palabras, compartiendo los videos terriblemente violentos que nos mandaban donde aparecían las juventudes sandinistas agrediendo a palos a muchachos y muchachas desarmados, donde aparecían los antimotines y la policía disparando. Y todos estábamos horrorizados y enfurecidos y demandábamos el cese de la represión, que no siguieran causando más muertes.
El gobierno cometió en una semana tremendos errores, tremendos abusos contra la ciudadanía y la paz. No tuvo cautela, ni compasión, ni respetó los derechos de los ciudadanos. Sin embargo, en sus medios, en sus consignas y propaganda y ayer en el discurso del presidente, resulta que somos los ciudadanos los que amenazamos la paz
Es inaudito que su respuesta a la reacción popular masiva reclamando justicia, sea una manifestación, no para condolerse por lo que ha pasado, sino para justificar su comportamiento, envalentonar a sus partidarios y tratar como enemigos a todos los que hemos expresado horror y repudio por el maltrato que vimos con nuestros propios ojos y que está filmado por cientos de teléfonos, documentado por TV, avalado por testigos de los hechos.
Para colmo, como un golpe de esa propaganda engañosa y sin escrúpulos, se sacaron de la manga al comandante Víctor Tirado. Me dio mucho pesar ver su rostro enfermo y ausente. Viejo y triste se veía ese hombre bueno que la familia sandinista que sí se ha mantenido en contacto con él sabe que está senil, sufriendo la pérdida de sus facultades mentales. Quizás, pobre y necesitado, haya aceptado la ayuda de su viejo compañero, sin saber que se la iban a cobrar exhibiéndolo como para avalar el triste y atroz comportamiento de este gobierno cuya arrogancia clama al cielo.
Terrible espectáculo el de ayer. Terrible desperdicio de la oportunidad de pedirle perdón al pueblo nicaragüense.