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Las recetas orteguistas para “construir el futuro”

El “buen gobierno” reprime, encarcela, destierra, prohíbe las libertades, condena a periodistas, persigue a la Iglesia, y mucho más

Gracias al "buen gobierno" en Nicaragua

Caricatura | PxMolina

Onofre Guevara López

5 de marzo 2024

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A principios del mes de febrero recién pasado, Rusia Today (RT) entrevistó a una diputada nicaragüense (orteguista “por la gracia de Dios”) delegada a un evento internacional que se efectuaba en Moscú, cuyo tema era: “Construyendo el futuro”. No dijo la diputada si lo que ella estaba respondiendo en la entrevista había sido, o sería, parte de su exposición en el mencionado evento internacional.

Entre tanto, las imágenes televisivas de periodista y diputada hicieron recordar que en ese tipo de encuentros internacionales no hay discusiones, sólo exposiciones, y las resoluciones son preelaboradas; lo otro es el esfuerzo físico del entrevistador, quien después de haber preguntado la única vez a la entrevistada, sostuvo durante mucho tiempo el brazo estirado con el micrófono, tal como lo hacen los entrevistadores oficialistas de Nicaragua.

Esa fortaleza física del entrevistador, permitió a la entrevistada explayarse durante buen tiempo ofreciendo datos sobre cómo “el buen gobierno” Ortega-Murillo está construyendo el futuro de Nicaragua. Por lo que dijo la señora, a ese futuro no sólo le están pisando los talones, sino que ya alcanzaron a plenitud muchas áreas del progreso.

II


La diputada no mencionó en la entrevista si ya había ofrecido esa información en la conferencia acerca del avanzado y acelerado trabajo nicaragüense en la construcción del futuro, pero, por si caso no lo hizo, pensamos que es buena esta ocasión para darle una ayudadita, ampliando desde aquí la descripción de los doce aspectos esenciales del proyecto futurista de su “buen gobierno”. Quizás les pueda ser útil, si es que los países asistentes a la conferencia no han comenzado la construcción de su propio futuro.

Lo hacemos, además, porque la diputada no habrá tenido tiempo de hacerlo por las arduas tareas que nuestros diputados desarrollan cotidianamente, mientras no están durmiendo en las sesiones. Enseguida la docena de apartados del proyecto de la construcción del futuro en Nicaragua:

Primero. Utilizar la fuerza militar, disparando cuando sea necesario contra manifestaciones populares, mejor si estas son pacíficas, pero están haciendo odiosas demandas de libertad y cometiendo herejía al reclamar la renuncia al poder que de Dios les viene a los gobernantes.

Segundo. Después de dispersar a tiro sucio las manifestaciones, perseguir y encarcelar a quienes se suponen son sus líderes, y aunque sólo lo parezcan, porque es peligroso el hecho de admitir la posibilidad de que las masas populares puedan tener iniciativa propia para manifestarse políticamente por las calles, armados de consignas peligrosas y con banderas azul y blanco, colores ofensivos a los colores de la gloriosa bandera partidaria oficial.

Tercero. Para salvaguardar la paz de la república, proceder a encarcelar a todos quienes desobedezcan las órdenes oficiales de no manifestarse, como efectivamente ha sucedido en este país; ya con ellos en dura cárcel por todo tiempo posible, aplicarles condenas de ocho años de prisión como mínimo, y aplicarles otras medidas sin precedentes en la historia de la represión política, para que los jóvenes se llenen de miedo y no se atrevan estorbar la construcción del futuro que, además, es para ellos, y en lo cual está empeñado el “buen gobierno” junto a sus gloriosas fuerzas armadas.

Cuarto. Para asombro y pena de quienes desde el exterior hacen protestas y denuncias contra las medidas del “buen gobierno”, poner en práctica una inédita medida contra sus cómplices internos: expulsar del país a la mayor cantidad posible de reos políticos, y sin decirle si quieren viajar en avión, montarlos en masa (aquí fueron 222 en febrero de 2023) con destino a los Estados Unidos, previo amistoso arreglo político con este país.

Quinto. Antes de todo lo anterior, decretar la prohibición absoluta de todo lo que prescriba la Constitución Política en materia de libertades y derechos humanos, principalmente la libertad de prensa y de expresión, más el derecho a manifestarse públicamente sea en forma pensada, hablada o marchada.

Sexto. Para garantizar el éxito de estas medidas, previamente hay que robarse los canales de televisión y las casas desde donde, con la información libre e independiente, se amenace la paz y se traicione a la patria privada de los dueños del poder.

Séptimo. Encarcelar a los periodistas de los medios confiscados, sino se puede a todos, por lo menos joder a uno (aquí está uno que por ser Ticay debe ser tico); perseguir y acosar a los familiares de los periodistas e invitarlos a que viajen hacia el exterior por su propia cuenta; en general, perseguir y expropiar a todo familiar que no le gusten las medidas tomadas para forjar un nuevo y mejor modelo de comunicación.

Octavo: Confiscar cualquier medio de prensa escrita, aunque sea el único del país, aunque el país tenga que convertirse en el único país del mundo que no tiene un diario escrito; lo que se debe lograr es callar absolutamente a la gente que mucho jode escribiendo mentiras, además que se ven más bonitos fuera del país.

Noveno. Para hacer el trabajo de construcción del futuro en paz, sin que gente de malos pensamientos y malhablada cuestionen las medidas del “buen gobierno”, que se burle del culto a la familia de caricatura dinástica y critica su enriquecimiento, es bueno decretarles la muerte civil, o sea, la desaparición de su existencia en los registros civiles y expropiarla de todo, hasta dejarla sin nada (como quien dice, “con una mano adelante o la otra atrás”, lo cual aquí ya se experimentó con 317 personas).

Décimo. Pese a que esas personas tienen raíces genealógicas seculares en su tierra de nacimiento –o que por amor al país optó por su nacionalidad—, se las debe desnacionalizar para proteger la pureza política ideológica de la sociedad, como es obligación de todo “buen gobierno”, aunque los gobernantes no tengan ni conozcan ideología alguna, tienen el mandato divino de protegerla de todo pensamiento libre, peligroso.

Décimo primero. Si por olvido o negligencia quedara alguna expresión ciudadana libre e independiente sin castigar, reforzar la existencia ilegal del estado de excepción de facto por el tiempo que los dueños del poder consideren pertinente porque, además, tienen el derecho de pensar que pueden extenderlo para siempre.

Décimo segundo. Aunque los jefes del “buen gobierno” no sean ni chicha ni limonada en materia religiosa, tienen el deber de perseguir a los curas críticos y a toda la Iglesia católica, para que los gobernantes puedan erigirse en dioses sin obstáculos… aunque sepan que su ascensión celestial es más que imposible.

Al margen de estas cuartillas

*Si pareciera que esta docena de ideas prácticas para la construcción del futuro no es suficiente, tenemos adenda del tema que ofrecer:

*a) En la política electoral de un “buen gobierno”, se echan presos a los que alteren la paz autonombrándose precandidatos, sean estos de izquierdas, de derechas, de centro o de orilla…

*Si el “buen gobierno” tiene un partido político escuálido, debe hacerse de múltiples partidos zancudos a bajo costo, y con diputaciones y cargos públicos de quinta…

*Un “buen gobierno” debe hacer fraudes electorales, como preñar con votos previamente las urnas y echar presos a los atrevidos que no quieran ver al único y eterno candidato…

*Si los partidos zancudos piden participación en las mesas electorales, no hay ningún inconveniente, pues la sabiduría de la gente dice que por la plata baila el perro….

*Como los políticos zancudos son perros a bailar al son que les toquen, también se conforman con cualquier paga por malcontar los votos, al mismo ritmo de los contadores oficiales…

*Con iguales modelos de conducta, sus programas no llaman la atención, ni le quitan clientela al candidato oficial, menos siendo sus actividades coordinadas por el “buen gobierno”…

*Esos partidos tampoco tienen originalidad en sus discursos, pues abundan en discursos derechosos que resuman conservadurismo y oscurantismo clerical…

*Los discursos revestidos de rojo revolucionario demagógico son del buen gobierno, anunciadores de auroras con justicia social... ¡aunque en la realidad esa justicia pasa de noche!

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Onofre Guevara López

Onofre Guevara López

Fue líder sindical y periodista de oficio. Exmiembro del Partido Socialista Nicaragüense, y exdiputado ante la Asamblea Nacional. Escribió en los diarios Barricada y El Nuevo Diario. Autor de la columna de crítica satírica “Don Procopio y Doña Procopia”.

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