Guillermo Rothschuh Villanueva
21 de junio 2018
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La riqueza visual y semántica de las puntadas e imágenes son infinitas. Expresan y testimonian la reciedumbre de los nicaragüenses.
La población de Masaya, principalmente jóvenes, se defendió con piedras y morteros del ataque paramilitar. Foto: Oswaldo Rivas | Confidencial
Después de transcurridos cincuenta años de la revuelta parisina —Mayo 68— historiadores y estudiosos destacan dos aspectos, entre tantos otros: su carácter insurreccional y la creación de un puñado de frases, carteles y grafitis. Una nueva forma de comunicación política que prendió en el imaginario y luego se expandió por el mundo. Medio siglo después un fenómeno similar estremece los cimientos de la sociedad nicaragüense. Los estudiantes fueron quienes iniciaron la revuelta. Su decisión contagió a los nicaragüenses. Pese a la distancia en el tiempo, ambos acontecimientos poseen algunas particularidades comunes. No por eso son idénticos.
Los hechos agarraron fuera de base al general De Gaulle, en Nicaragua a la pareja presidencial Ortega-Murillo; a los estudiantes parisinos, como a los nicaragüenses se sumaron trabajadores, profesionales de la clase media y campesinos; las puntadas, imágenes y mensajes de los estudiantes franceses competían con las informaciones filtradas por el Estado. Algo semejante ocurre en Nicaragua, nada más que dentro de un nuevo contexto sociopolítico. Centenares de puntadas, decenas de murales y pinturas en paredes y lienzos; millares de Memes e imágenes son divulgadas a través de Internet. En Francia utilizaron las imprentas, en Nicaragua las redes.
Los dos movimientos tienen un profundo carácter antiautoritario. La más grande similitud entre ambos hechos históricos, fue que los estudiantes parisinos dejaron a un lado las reformas educativas, para luchar por instaurar una nueva forma de vida. Batallaron por la emancipación femenina y el respeto por la diversidad sexual. Los estudiantes nicaragüenses profundizaron sus demandas iniciales. Exigen cambios en la dirección del país y la remoción del presidente de la república Daniel Ortega y su vicepresidente, Rosario Murillo. Uno aparece como continuidad del otro. Los dos movimientos aspiraban tomarse el cielo por asalto. Ambos de carácter pacífico.
Además de releer y discutir textos de una diversidad de autores, la revuelta parisina está siendo conmemorada con exposiciones de sus lemas y carteles, en distintos países europeos. La revuelta juvenil nicaragüense sigue estimulando la creatividad de cantautores, compositores, pintores, diseñadores gráficos y muy especialmente de millares de nicaragüenses. A diferencia de Francia, la participación de los estudiantes nicaragüenses en distintos episodios políticos de envergadura nacional, continúa siendo una constante. En pleno siglo veintiuno se lanzaron a las calles a desafiar a las fuerzas de choques y policías que agreden los tranques, manifestaciones y ciudades.
Los lemas estudiantiles parisinos trascendieron tiempo y fronteras, para mi generación tuvieron honda repercusión y significado. Los memorizamos. Siguen vigentes. Prohibido prohibir, Otro mundo es posible, La imaginación al poder, Exagerar, esa es el arma, La lucha continúa, El patriotismo es un egoísmo en masa, Nosotros somos el poder, Corre camarada, el viejo mundo está detrás de ti, La belleza está en la calle, Un policía duerme en cada uno de nosotros, es necesario matarlo, No reivindicamos nada, no pedimos nada, vamos a ocupar. Decenas de artistas y diseñadores franceses, metidos día y noche en las instalaciones del Atelier Populaire, abrieron compuertas a la imaginación.
Uno de sus lemas —Las paredes tienen la palabra— renace en marchas, tranques, paredes y principalmente en los muros de las redes sociales. Las puntadas son una forma de comunicación breve, ágil, cargadas de mucha ironía y sarcasmo. Creadas a diario, son reproducidas por millares de nicaragüenses. Incluyen elementos de agitación y propaganda. Muestran mucha ingeniosidad y esa enorme inclinación de los nicaragüenses de reírse hasta en las situaciones más trágicas. Cuando el presidente Ortega afirmó, aquí nos quedamos todos, la respuesta llegó rauda: El presi es profeta. Dijo que de aquí nadie se va y le salió cierto #NoHayVisa😄
Los murales, puntadas, pinturas e imágenes, expresan dolor, piden cuentas, muestran rabia, angustia, valentía, audacia, desesperación, malestar, arrojo, conciencia, constancia, comprensión, cuestionan, recriminan, hacen guasa, exigen cambios y transformaciones sociales y políticas; recurren al léxico nicaragüense, llaman a la unidad y solidaridad; profesan amor por los muertos y reclaman justicia, etc. Los dardos están enfilados contra el presidente Ortega, su esposa, Rosario Murillo, policías y funcionarios de los poderes del Estado. Las disparan en ráfagas. Saltan por todos lados. Incluyen piezas provenientes de otras latitudes.
Los tranques generan variaciones sobre el mismo tema. Durante el desarrollo del Diálogo Nacional, los funcionarios gubernamentales insistían una y otra vez que fuesen levantados. La petición abrió camino para que la vena de humor brotara incandescente. El problema, son los tranques, ¡hay que levantarlos! Hijueputa si ya los levantaron, miden tres metros. Otro reza: Al final nos acostumbraremos a vivir con los tranques y a practicar la solidaridad para comer. El más alegórico y difundido, rozó la sensibilidad de la artista Carolina Mendieta, quien lo reprodujo en carteles: ¡Disculpen la molestia! Estamos trabajando para construir una NICARAGUA LIBRE.
Claman y pregonan la unidad: Somos un solo pueblo. VIVA NICARAGUA LIBRE. Alfonso Malespín Aguilera, colgó una puntada que incluye un recuento de los adjetivos utilizados por la vicepresidente Murillo, rematado con una sentencia premonitoria: “Cuando empezó todo, éramos ‘minúsculos’. / Cuando se enojaron, éramos ‘hormigas’. / Cuando vieron que era en serio, éramos ‘vandálicos’. / Cuando se vieron trancados, éramos ‘criminales’. / Cuando surgieron líderes, éramos ‘narcoterroristas’. / Cuando los saquemos seremos la verdad”. Tiene puesta la mirada en el futuro. Una esperanza y una aspiración compartida.
Las hay de naturaleza autocrítica, va dirigida contra muchos jóvenes vistos como enajenados y de espaldas a la realidad del país. La remecida despertó sus conciencias. Les sacó del sopor. Lo bueno de esto es el sacudón que han dado los chavalos a los que dormían en sus celulares. También hacen escarnio con la respuesta dada por el presidente Ortega a los obispos de la Conferencia Episcopal, cuando lo invitaron a reintegrarse a la mesa diálogo: Regreso en 48 horas. Solo iré a reflexionar. La recriminación de Fátima admite una sola lectura: No hay pasada. Hombres trabajando. Firma, Fátima. Sutil, efectiva y más que necesaria. Una trompada contra el sexismo.
Un obituario encarna una acusación, ¿pesará por siempre en la conciencia del presidente Ortega? “Somoza mató a Luis Alfonso (10 años) ... Daniel mató a Álvaro (15) … y a Orlando (15) … y a Junior (15), y a José M (14) … y a Jener A. (16) … y a Richard (17) … y a José A (16) …”. Cristian Ríos fue contundente: Si nuestras lágrimas revivieran a nuestros muertos… En armonía con el anterior: Adelanto de elecciones y reformas electorales, tema de diálogo, ¡Y los muertos pa’cuando! Una joven indignada manifestó: “A partir de mañana no volveré a poner canciones de alarma. Desde que puse Vivan los Estudiantes como despertador, ¡me levanto con ganas de volar verga!”.
Firulais, mascota indisputada —mitad perro mitad cadejo— posee el don de la ubicuidad. Está en todas partes. Va y vuelve. Nadie goza de mayor popularidad que Firulais. Un día le tomaron fotos en los tranques de Ticuantepe. La otra tarde visitó las barricadas en Monimbó. La mañana siguiente reapareció en Las Maderas. Asistió a la última marcha de las Madres de Abril. Mis amigos me dijeron que lo vieron en los tranques de Chontales. Encajado en un tanque, sus seguidores advierten: ¡Tiembla Ortega! Firulais va dispuesto a destruir El Carmen. Wilder Pérez, de la Agencia EFE, resalta su estirpe. Vestido con los colores patrios, ¡exalta su origen humilde! ¡Callejero!
La expresión de Álvaro Conrado —Me duele respirar— estruja corazones. Hay puntadas preventivas: Ni Masaya, ni los tranques se negocian en el diálogo. Solo la salida de Ortega. El campeonato mundial de fútbol en Rusia, llevó a exclamar a una nica adolorida: Yo no celebro el mundial. Estoy de luto por mi patria. La resistencia de los monimboseños continúa haciendo historia. Algunas personas salieron a comprar huevos y no encontraron. ¡Todos estaban en Monimbó! Dos veces símbolo de la resistencia nicaragüense. Su grito de guerra retumba por todo el país. ¡Monimbó es Nicaragua! ¡Vivirás Monimbó! Suena por los cuatro puntos cardinales del país.
Masaya ha escalado las alturas. Los ojos de Nicaragua y el mundo siguen puestos en esa ciudad. Después de la desproporcionalidad del arsenal bélico utilizado por las fuerzas atacantes, el martes 19 de junio —policías y fuerzas parapoliciales encapuchadas— una de las personas fallecidas, Marcelo Mayorga, repelió la agresión disparando una tiradora y cayó abatido sobre el pavimento. La respuesta de los nicaragüenses fue inmediata:
Siguen creándose pinturas, murales y centenares de puntadas; doy por descontado que serán objeto de estudio. Tema para tesis de grado universitario. Después de los ochenta algunos estudiantes hicieron sus monografías sobre los grafitis. La riqueza visual y semántica de las puntadas e imágenes son infinitas. Expresan y testimonian la reciedumbre de los nicaragüenses. Las jornadas desplegadas durante en los meses de abril, mayo y junio de 2018, en la búsqueda de paz, con justicia y democracia. Los tranques, la bandera y el himno nacional, los morteros, videos, puntadas, murales, pinturas y consignas, junto con Firulais, forman parte sustancial de esta lucha.
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Comunicólogo y escritor nicaragüense. Fue decano de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Centroamericana (UCA) de abril de 1991 a diciembre de 2006. Autor de crónicas y ensayos. Ha escrito y publicado más de cuarenta libros.
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