13 de mayo 2023
Rusia ha sido un aliado crucial de Venezuela a lo largo de su compleja crisis, con la que ha establecido sólidas relaciones políticas, económicas y culturales. En numerosas ocasiones, Rusia ha manifestado su respaldo a Venezuela, consolidándose como su aliado más firme y poderoso, aunque ya existían estrechos vínculos entre Vladímir Putin y Hugo Chávez antes de que la crisis venezolana se desencadenara bajo el Gobierno de Nicolás Maduro.
¿Qué motiva el apoyo de Rusia a Venezuela?
La presencia rusa en Latinoamérica no se limita a un solo país. A pesar de que la política exterior rusa prestó escasa atención a América Latina durante la década de 1990, desde 2003 su presencia se ha intensificado, especialmente en Cuba, Nicaragua y, sobre todo, Venezuela, que se ha convertido en su aliado más importante en la región.
Por un lado, las explicaciones estructurales, predominantes, destacan las consideraciones geopolíticas, el equilibrio de poder y las condiciones militares como factores clave en la política exterior rusa. Por otro lado, los enfoques constructivistas subrayan el papel crucial de las ideas y creencias en la narrativa de la política exterior del presidente ruso Putin. De acuerdo con estas perspectivas, la política exterior rusa se ve afectada y debilitada por las relaciones con un Occidente hostil, particularmente Estados Unidos y los Estados miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), que buscan limitar y controlar los intereses rusos en el extranjero.
No obstante, ambos enfoques presentan dificultades y resultan insuficientes al analizar una política exterior rusa hacia América Latina que es multifacética. A pesar de sus valiosas aportaciones, estos estudios tienden a enfocarse en aspectos o dimensiones específicas de una de las siguientes áreas: diplomática, informativa, militar o económica. Un estudio reciente indica que la política exterior de un Estado se caracteriza principalmente por dos elementos centrales. Estas políticas se diseñan para alcanzar un conjunto de objetivos, pero debido a las limitaciones de recursos, el abanico de opciones de actuación internacional dependerá de los recursos disponibles y los beneficios esperados. Bajo esta perspectiva, cualquier alianza implica costos.
Es cierto que los Estados más poderosos cuentan con más recursos y capacidades para generar cambios deseados en el status quo, y que intentarán ejercer su influencia sobre los estados más débiles. Sin embargo, las alianzas asimétricas —entre Estados débiles y fuertes— pueden brindar a los más pequeños un soporte vital y a los más fuertes ayudarles a obtener apoyo político o de otro tipo.
Rusia ha brindado apoyo diplomático a Venezuela en varios foros internacionales, bloqueando en múltiples ocasiones iniciativas multilaterales dirigidas a sancionarle o imponerle embargos. Además, Rusia ha expresado gran preocupación por la interferencia externa en los asuntos internos de Venezuela, lanzando advertencias ante la posibilidad de usar la fuerza en detrimento de la integridad territorial y la independencia política venezolana. A cambio de este claro respaldo, Rusia obtiene beneficios tangibles.
A pesar de que los Gobiernos de Rusia y Venezuela comparten un interés en desafiar y debilitar el poder de Estados Unidos, este vínculo ideológico se alinea con intereses geoestratégicos concretos. De hecho, las dos áreas principales de la política exterior rusa en Venezuela son la energía y la venta de armas, que recientemente se han visto fortalecidas y ampliadas por los aspectos mediáticos y culturales de la política exterior.
Las compañías petroleras rusas participan en importantes proyectos de exploración de petróleo y recursos minerales en Venezuela, incluyendo las valiosas tierras raras. Este país sudamericano se ha convertido en uno de los principales compradores de armas y sistemas de armamento rusos. Además, Venezuela ha brindado temprano apoyo oficial a las acciones de Rusia en Ucrania y se ha posicionado en contra de la respuesta defensiva de la OTAN.
Por otro lado, las significativas asignaciones presupuestarias destinadas a la financiación militar en Venezuela han contribuido a mantener los privilegios de su élite militar. Al mismo tiempo, Rusia ha desempeñado un papel crucial como proveedor de bienes esenciales para cubrir las necesidades básicas del pueblo venezolano.
La inversión y los préstamos de Rusia han sido fundamentales para mantener a Nicolas Maduro en el poder y lo siguen siendo de cara a las elecciones presidenciales de 2024. No obstante, la abultada deuda venezolana con Rusia, el incumplimiento en sus pagos, la inestabilidad y el deterioro de la situación política, son factores negativos para el statu quo y podrían afectar la asignación de recursos. A pesar de esto, por ahora, una ligera mejora en las relaciones con Estados Unidos y la guerra en Ucrania parecen haber aliviado la tensión en el Gobierno de Nicolas Maduro.
*Una versión más extendida de este análisis puede consultarse aqui
**Artículo publicado originalmente en Latinoamérica21.