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Palestina, 75 años de sufrimiento

La historia de este conflicto es la guerra de una ocupación ilegítima, injusta, jurídicamente ilegal según el derecho internacional

Cientos de personas muestran su apoyo a Palestina en la Plaza del Sol de Madrid. Foto: EFE | Confidencial

Iosu Perales Arretxe

11 de octubre 2023

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La guerra perpetúa el sufrimiento de la gente y obstaculiza el camino hacia el diálogo. Así podría resumir mis conclusiones sobre la sorpresiva guerra entre Israel y Hamas. Lo cierto, sin embargo, es que hace mucho tiempo que se rompió el diálogo y que el estado de guerra siempre ha estado presente desde 1948 (año de la Nakba o de la catástrofe). Según la Autoridad Nacional Palestina, en los dos primeros días las fuerzas de Israel han matado a 560 palestinos y herido a más de 2900. Israel por su parte reconoce 700 víctimas mortales y 2300 heridos.

Occidente ya daba por muerta la capacidad palestina de reacción a las múltiples provocaciones sionistas y ha tomado, de nuevo, la senda equivocada en forma de declaraciones que apoyan a la fuerza ocupante y colonizadora y condenan por igual a toda reacción de la parte ocupada. Países como Alemania han ido más lejos y lideran la posición europea de suspender la ayuda humanitaria a Palestina. O sea, más leña al fuego y más munición para los discursos radicales. Además, en Alemania, atrapada en su propia historia, está prohibido denunciar las violaciones de derechos humanos en los territorios ocupados. Parece que en Alemania hay presencia del sionismo.

Hamas no es Palestina, es una parte extremista cuyas acciones ponen en peligro a la ciudadanía de Gaza, Cisjordania y Jerusalén. Hamas desafía a una potencia colonizadora cuya fuerza militar incluye armas nucleares. Esta distinción entre pueblo palestino y organización terrorista no la hace occidente que, en sus comunicados manipulados incorpora el uso de la palabra terrorismo a toda resistencia, incluso cuando es pacífica, como por ejemplo en el caso del boicot a productos israelíes o de los niños que tiran piedras a los soldados. ¿Saben que en lo que llevamos de 2023 los soldados israelíes han matado a 38 menores de edad?

La Unión Europea y Estados Unidos en sus declaraciones dan un apoyo explícito a quien invade territorios palestinos ocupados, un 78% de Cisjordania; a quien asedia desde hace 16 años a la Franja de Gaza; y ocupa por completo Jerusalén, violando el mandato de ciudad abierta internacional, que no puede ser apropiada unilateralmente por ningún país. La Unión Europea obvia el hecho de que 700 000 colonos ocupan asentamientos ilegales en territorios ocupados primero y colonizados después.  Son colonos armados que de forma recurrente asaltan aldeas palestinas. La Unión Europea apoya incondicionalmente al Estado que ha creado un apartheid, levantando un muro de 700 kilómetros de largo y 12 metros de altura.


El apoyo de occidente al sionismo, a las pocas horas de que cohetes de Hamas impactaran en Israel es como si de pronto diera su apoyo al invasor y ocupante ruso y condenara el terrorismo ucraniano. Claro que la realidad no es así. De hecho, occidente condena los cohetes que lanza Hamas y obvia los que dispara Israel. ¿Por qué se consiente una ocupación de más de setenta años? ¿Por qué no se actúa en oriente medio como en Ucrania, apoyando a la fuerza frágil que es además la víctima de esta historia? ¿Si la parte palestina pide ayuda en armas y equipos de guerra, tendrá el apoyo de occidente? La respuesta es no. Por algo para occidente las reacciones palestinas son habitualmente terrorismo. Pero terrorismo es aquello que crea y genera terror. Lo que el sionismo viene haciendo es terrorismo sobre los territorios palestinos de manera permanente. El terror de Israel es diario. El avance de la ocupación de tierras es diario -este no es un conflicto religioso sino de tierras- la destrucción de viviendas palestinas se produce a diario, los ataques de colonos ultras a población árabe son diarios, el hostigamiento a niños y niñas para que no vayan a la escuela es también diario, el envenenamiento de pozos de agua prolifera últimamente (Israel controla el 85% del agua de los territorios palestinos ocupados). El gran objetivo, la creación del Gran Israel sigue avanzando y occidente lo apoya.

Según escribo este texto me doy cuenta que voy sumando líneas sin decir lo que realmente pienso de la guerra y de las guerras. Lo digo una vez más: estoy en contra de que los conflictos políticos se diriman a bombazos. Rechacé la guerra en Ucrania y el envío de armas, y lo hago ahora. No me gusta aquello que prolonga la guerra, sean quienes sean los contendientes. Nos manipularon afirmando que las armas enviadas serían utilizadas por el pueblo y para el pueblo ucraniano. No es así, las armas son monopolio del ejército que es parte significativa de una enorme corrupción, según últimas palabras de Jean-Claude Juncker expresidente de la Comisión Europea. Su afirmación ha sido como un jarro de agua fría a la adhesión de Ucrania a la Unión Europea.    

El sionismo lleva 75 años haciendo la guerra al pueblo palestino, sembrando el terror en Cisjordania, en Jerusalén. Nadie esperaba esta capacidad de respuesta de Hamas, mostrando la vulnerabilidad de Israel. Pienso que Hamas no hubiera podido, sin ayuda externa, llevar a cabo su ofensiva. Los servicios secretos iraníes son poderosos y han podido colaborar con Hamas. No me gusta semejante apoyo, pero es una pista que puede explicar el fracaso del Mosad que no pudo anticipar el ataque. 

En plena guerra de Rusia en Ucrania surge esta guerra entre enemigos íntimos y las comparaciones son inevitables.

Hay un paralelismo entre las dos guerras que no se puede obviar.  En los dos casos hay potencias ocupantes. En los dos casos las poblaciones atacadas defienden su soberanía. En los dos, los invasores de territorios ajenos nos recuerdan que tienen armas nucleares. En los dos mueren muchos inocentes, poblaciones que aspiran a vivir en paz. Es un acierto dar apoyo a las partes atacadas, a las ciudadanías de Ucrania y Palestina. Pero, por qué la UE nos dice que unos son terroristas y otros que crean igual o más terror actúan en legítima defensa. Dar apoyo a las partes atacadas, fomentando vías de diálogo y negociación, nunca animando a más guerra.  

La historia de este conflicto es la guerra de una ocupación ilegítima, injusta, jurídicamente ilegal según el derecho internacional. El pueblo palestino se defiende como puede, habiendo un sector que practica el terrorismo y al hacerlo provoca una reacción sionista que no se puede criticar sino se critica a la vez a Hamas. A todos los contendientes hay que presionar para imponer la vía de la paz. Aunque suene a inocente hay que volver a una mesa de negociaciones multilateral para volver a negociar la solución de dos Estados.           

Esta guerra marcará un antes y un después. Así, por ejemplo, los acercamientos entre el Estado de Israel, Arabia Saudí, Marruecos, Bahrain, Egipto y Emiratos Árabes Unidos, entran en una fase de incertidumbre. Por sorpresa Hamas ha puesto sobre las mesas de negociación una nueva realidad. El primer país en reaccionar ha sido Arabia Saudí que pide negociar la solución de dos Estados, israelí y palestino.

En una guerra se matan entre pueblos eslavos; en la otra lo hacen entre pueblos semitas. ¿Es el mundo un manicomio? ¿O un matadero? Estoy radicalmente en contra de las dos guerras y sus invasores. Estoy en contra de los terrorismos. La paz es el camino.

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Iosu Perales Arretxe

Iosu Perales Arretxe

Politólogo especialista en Relaciones Internacionales y Cooperación al Desarrollo, vinculado a redes sociales transnacionales y a oenegés. Ha publicado numerosos artículos de opinión y es autor de varios libros, entre ellos: “El perfume de Palestina” (2002) y “Los buenos años: Nicaragua en la memoria” (2005).

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