3 de febrero 2016
Todos y todas somos iguales ante la ley, no así ante el Rey.
Supieron la última no…, pues siempre tenemos algo que comentar y hasta el título nos lo sugieren los señores del poder. Bien podríamos empezar la presente con: Cuánto manosean la libertad y la justicia en nuestros nombres, porque no a todos se les mide con el mismo rasero, cuando a la mayoría le recetan el muro de acero (muro de contención).
En principio, defiendo que el orden jurídico constitucional debe prevalecer en cualquier caso que esté en peligro la vida de una persona, puesto que la razón de ser del Estado y el Derecho es precisamente respetar y salvaguardar los derechos humanos de su sociedad. No obstante, el sistema penal y proceso penal, en sintonía con los derechos y garantías constitucionales establecen las limitaciones para las personas que han cometido delitos y en particular delitos gravísimos como es en el presente caso.
En ese orden de ideas, podría ser perico de los palotes o Juan el de la esquina el que ha cometido tal o cual delito, eso no tiene relevancia para discernir si a un privado de libertad se le protege su derecho a la vida o a la salud, simplemente se aplica la constitución y la ley que debe ser conforme a ella. En fin, no estaría pasando nada extraordinario de no ser porque en nuestra Nicaragua está en ruina la institucionalidad donde el derecho se distorsiona por quienes aplican la ley con distinciones y discriminaciones.
Resulta que las máximas autoridades operadoras de justicia, cuando hablan de narcotráfico y crimen organizado, sea capturando, acusando o condenando exhiben una firmeza que no es jugando y mejor apartate si no te pasan llevando. Con elegancia y elocuencia dicen: La ley es dura pero es la ley, por eso piden e imponen la pena máxima y con pocas posibilidades de encarcelación, así se jactan con su muro de contención para negar la libertad, pero ahora hacen una nefasta distinción.
A 23 años está condenado el ex magistrado electoral Julio César Osuna, entre otros por crimen organizado que incluye vinculación con Alejandro Martínez “el Palidejo”, identificado con cédula nicaragüense como José Fernando Treminio Díaz, acusado por ser autor intelectual del asesinato en Guatemala del cantor/trovador argentino Facundo Cabral, donde resultó herido un nicaragüense, procesado y condenado acá en el país.
¿Se acuerdan cómo obtuvo su libertad el máximo líder de los rojos constitucionalistas condenado por corrupción a una pena de dos décadas? Si nos acordamos, entonces es fácil caer a la cuenta el parecido de la medida que ahora beneficia al ex magistrado quien, según acusación, producía cédulas especiales para capos. El mismito Sistema Penitenciario de Tipitapa los guardó por un rato a ambos correligionarios a quienes el encierro los deprimió y puso en peligro su vida. Qué parecido no… Condenas a dos décadas, cumplidas ni a medias por los dos, complacidos por DOS.
Era un niño cuando escuché por primera vez la expresión social y familiar de hijos y entenados, ya más grande comprendí el por qué de dicha distinción sobre el trato de hecho y de derecho para “los hijos naturales” y los descalificativos para los demás. Siendo dirigente estudiantil a inicios de los 90 un querido amigo, en defensa del alcance popular de las universidades y por la inminencia de la privatización expresó: O todos hijos o todos entenados… Así se aplica la ley en Nicaragua, a unos como amigos y a muchos otros como enemigos. A unos como parientes y a los otros como los condenados olvidados.
Veamos al respecto declaraciones de un excelentísimo magistrado de la Suprema Corte: “El hombre ha presentado un cuadro clínico de diferentes enfermedades y se ha hecho solicitud en el Tribunal y en el Juzgado de Sentencia y a la propia administración penitenciaria, pero nunca le resolvieron; fue hasta el año pasado que el sistema le otorgó el beneficio y está bien concedido, puesto que es facultad también de ellos, según la ley penitenciaria”.
Veamos otra: “Últimamente tuvo crisis de próstata y estaba quedando ciego. El sistema lo mandó a revisar y tomó alguna medida administrativa, para no cargar con el muerto. Las enfermedades no fueron inventadas, ahí está el expediente. Yo conozco el caso, porque soy amigo de la María Haydée Osuna y ella venía aquí a pedirme auxilio y a los otros magistrados para que atendieran humanitariamente las solicitudes del hermano”. (las negrillas son mías).
Eso está contado en el Diario La prensa del día de hoy martes 2 de febrero, que cita declaraciones del magistrado Manuel Martínez. Se evidencia el trato diferenciado por distinción del amigo… agreguemos que otros magistrados se hacen los desentendidos (Ver reporte de la prensa digital de hoy). Veamos ahora la otra cara de una desatendida realidad que demuestra mis reflexiones que presento también a manera de denuncia frente a la impunidad y el doble rasero.
Muchos reos purgan cárcel o encierro inhumano que, habiendo cumplido la mayor parte de sus condenas y en estado grave de salud, no encuentran eco en las autoridades administrativas y judiciales, mismas que no exhiben ni la más mínima indulgencia que les sobra en determinados y privilegiados casos que por el descaro nos dicen pálido te dejo, beneficiando a los relacionados con “El palidejo”.
Para los demás, como al cachorro Marvin Vargas, con más de 90% de su pena cumplida y con orden judicial de libertad …se morirán en la cárcel primero… como le han sentenciado. La madre de Vargas se murió luchando frente a los humanitarios funcionarios que dejaron libre al Sr. Osuna, quien apenas ha cumplido 3 de 23, qué les parece...
Así, la intensidad de la libertad, con todo su brillo se apaga para quienes no tienen la fórmula magnífica de la conexión con el power. Y pretenden engancharnos con el cuento de que esa es una medida legal, judicial o penitenciaria absolutamente independiente de las influencias… Ja!!! Esto obedece a la fórmula mágica en un año electoral que necesita partidos para la pantomima, urgida de legitimidad.
La farsa se desvanece por un montón de procesados y condenados que, con delitos similares o mucho menos graves y con órdenes de libertad, no los dejan salir, sometiendo a sus familiares a un prolongado boleo que comienza ante las máximas autoridades penitenciarias que se declaran incompetentes, remitiendo los casos al Ministerio de Gobernación donde tampoco encuentra ninguna respuesta ni eco frente al clamor familiar, siguiendo el periplo por los tribunales para interponer y tramitar Recursos de Exhibición Personal por detención ilegal que hasta ahora solo han servido para mayor desgaste económico y emocional, y como si fuera poco tienen que buscar a los jueces ejecutores, si los encuentran después ni siquiera los reciben en las bodegas inhumanas penitenciarias.
En los organismos de derechos humanos como el CENIDH y en los medios de comunicación, podemos verificar denuncias públicas realizadas por decenas de familiares que se declaran en total desprotección por el Estado de Nicaragua, con violaciones a su derecho de ser tratado en igualdad y sin discriminación.
Como dice la canción: A dónde vamos a parar… Creo que la respuesta está en nosotros y nosotras, en la medida que no nos resignemos y tomemos conciencia por parejo y generalizada, no solo restituiremos la institucionalidad hasta ahora perdida, sino también enderezaremos el rumbo que lleva nuestro país.
En nuestra decisión está el seguirlos aguantando. No esperemos que otros hagan lo de nosotros. Todos los derechos para todas y todos. Abrazos con energía positiva.