11 de agosto 2024
En mi primera lectura de Ya nadie llora por mí (2019) pasé inadvertida la alusión a… “las baratas, como se conocía a estos vehículos consagrados a la propagando comercial, numerosos antes del terremoto” –en el primer párrafo de la página 178— a los cuales Sergio Ramírez suponía que entonces (en los años ochenta) “habían ido cayendo en desuso”, lo cual era verdad; pero en lo que va del siglo XXI aún no han desaparecido.
Todavía “las baratas” despiertan o no dejan dormir a los vecinos de los barrios en donde las familias dolientes las contratan para anunciar la muerte de algún pariente a quien tal vez pocos conocen y quizás sean menos quienes irán a la vela y al entierro. Sin embargo, más de un vecino interesado en la deficiente redacción del anuncio perifoneado que le sumará otro motivo para espantarle el sueño.
Ahora son menos las “baratas” que con sus anuncios comerciales perturban la tranquilidad ciudadana durante las horas del día, pero a estos vehículos de propagada se han sumado la “barata” de la distribuidora de energía eléctrica española DisSur y DisNorte, recientemente adquirida –según se ha informado— por la familia Ortega-Murillo por medio de un testaferro.
El uso de estas “baratas” no son para hacer propaganda comercial, sino para anunciar a su numerosa y cautiva clientela la proximidad del vencimiento de la fecha de pago, utilizando el lema: “Recuerde, que solo con sus pagos al día, habrá energía”. Y, en la “barata” portadora de esta vedada amenaza, se estaciona en un lugar estratégico de cada sector, en donde funciona una caja portátil, esperando a quienes corren a pagar, o a prestar para poder pagar.
II
Muchos nicaragüenses y la totalidad de extranjeros desconocen el origen de este nombre tan raro de “las baratas” de estas camionetas portadoras de altoparlantes anunciadores. En una ocasión, la doctora Vilma Núñez –la incansable, noble y valiente defensora de los derechos humanos— me dijo que siempre había tenido la curiosidad acerca de por qué a estos vehículos les decían “las baratas”, y lo supo hasta cuando lo leyó en mi libro El taller (2017) en el relato titulado: Un original medio de comunicación.
Es lógico Imaginar que si una persona como doña Vilma –de una generación más joven que la mía— desconocía el origen del nombre de “las baratas”, han de ser muchos más los nicaragüenses que aún lo desconocen. Para ellos, un resumen sobre el origen del nombre de “las baratas”.
Durante los años en que la II Guerra Mundial estaba en curso –1939 y 1945— en el centro de Managua Santos Ramírez, instaló una tienda ubicada esquina opuesta al Mercado Central y frente al costado norte del Mercado San Miguel, un modelo en miniatura de lo que sería el Mercado Oriental, terminado de construir en 1940. Santos Ramírez, la bautizó “La Barata”. Él era un comerciante recién ingresado al país procedente de los Estados Unidos, se identificaba como Tex Ramírez, por su anterior actividad como promotor deportivo.
En la pared norte del edificio esquinero de dos plantas, construyó un gigantesco mapa del escenario de las batallas entre el ejército soviético y el ejército nazi, que había invadido a la URSS en 1941, en donde señalaba con las banderas respectivas la posición y sus movimientos, de cada día. Aquella información gráfica era la única que el suscrito conocía, pues además de que era tan eficaz que como la de los diarios, en Nicaragua no había noticieros radiales.
¡Asómbrense se pueden! En la Managua de esos años 40 del siglo pasado, se editaban seis diarios y uno en León: La Prensa, La Nueva Prensa, Flecha, La Estrella de Nicaragua, La Noticia, Novedades y El Centroamericano. En la Nicaragua del año 2024 del Siglo XXI… ¡es el único país en el mundo donde no existe ningún diario!
Y si casi un siglo atrás no había noticieros radiofónicos ni de televisión, era porque la radio estaba en pañales y la televisión no existía en ninguna parte del mundo. Este detalle puede servir para convencernos de no mentirnos acerca de que nuestro país ha progresado, en cuanto a información en tiempos de la Internet. También sirve de medida para conocer las pobres dimensiones de una vida bajo dictadura.
III
No piensen que he olvidado el tema del origen de “las baratas”, y a ello volvemos. Además del mapa y los juegos visuales para chavalos, Ramírez ideó la forma de anunciar su venta. En el balcón del segundo piso esquinero Tex Ramírez instaló un altoparlante y él mismo haciendo de locutor daba noticias y hacía propaganda a la mercancía de su tienda. Después encaramó un altoparlante sobre el techo de su camioneta, y pintó en cada puerta el nombre de la tienda: “La Barata”. Con ella amplió el área para su propaganda, primero en torno a los dos mercados, luego hacia los barrios vecinos y finalmente a toda la ciudad.
“¡Hay viene la barata”! gritaban los chavalos al verla llegar a su barrio, y se sumaban en pandilla a seguirla por las calles. Algo parecido a las carreras de chavalos de Nandaime detrás de “los judíos”, cada miércoles santo, por varias calles hasta concluir en donde había salido, la iglesia Santa Ana. Por haber filmado esa actividad –más ingenua y lúdica que religiosa— llamada “La reseña” y transmitirla en video, el régimen Ortega-Murillo encarceló hace más de cuatro años al joven periodista Víctor Ticay.
IV
Disculpen esta otra digresión. Seguimos. Años más tarde, esta iniciativa publicitaria de Santos Ramírez, la han copiado muchos comerciantes de Managua, y de todo el país. Lo extraño es que estas camionetas con altos parlantes haciendo anuncios comerciales y notas de duelos, la gente las identifica con el mismo nombre de “las baratas”. Si a Tex Ramírez no le hubiese fallado su instinto de comerciante, no patentando ese nombre que nació de su creatividad, otros hubieran descubierto este negocio publicitario callejero, pero tendrían otros nombres, porque junto con Santo Ramírez se hubiera enterrado el nombre “La barata”. Quizás los nuevos negocios con el perifoneo comercial tuvieran otros nombres. Quizás, “las camionetas jodedoras”.
Santos Ramírez con su “barata” no fue menos jodedor. Él también fue casa teniente, o mejor cuartería teniente, porque era dueño de una cuartería ubicada de la iglesia El Calvario de Managua, dos cuadras al este, dos al norte y media cuadra al este, cuyos inquilinos podrían haber sido los más cumplidos del país, estimulados por el terror a no caer en mora, y que Tex Ramírez los expusiera a sufrir vergüenza ante los vecinos del barrio, pues a los morosos les cobraba utilizando los parlantes de “La barata” instalada en la calle, frente a la cuartería.
Al margen de estas cuartillas
*Quien se exponía a la crítica pública por esa vulgaridad, era Tex Ramírez, porque fingía ignorar que esa morosidad era sobre todo fruto al desempleo…
*No se sabe –mejor dicho yo no sé— si los parientes del dinámico Tex Ramírez anunciaron su defunción por medio de su propia “Barata”…
*Sería interesante saber si los parientes de los imitadores del negocio de Ramírez, anunciaron su muerte utilizando también su respectiva “Barata”…
*Los “vivos” dueños vivos de las actuales “Baratas” deberían ponerse chivas, y mejorar la redacción de la nota luctuosa invitando a su vela y su entierro…
*Y para que tampoco los vecinos de los barrios donde se molesta con los anuncios luctuosos nocturnos, sufran insomnio por su mala redacción…
*Los dueños de “la barata” de DisSur y DisNorte deberían interesarse primero que no haya tanto desempleo, antes de andar amenazando a su clientela con dejarla en tinieblas.