17 de marzo 2020
Además de los miles de enfermos y de muertes que en China, Italia y otros países entre los más riquitos causados por el coronavirus, ahora comienza a extenderse a los países más palmaditos. El coronavirus ya se considera una pandemia.
El temor por el coronavirus, a su vez, se está volviendo una histeria colectiva de dimensiones universales.
Los nicaragüenses, ¿estaremos mostrando hipocresía ante la amenaza del coronavirus? ¿Que por qué lo pregunto? ¿Pensaran ustedes, que soy insensible ante esta amenaza?
Pues no. Lo pregunto, porque en nuestro país, se ha sufrido colonialismo. Intervenciones armadas. Dictaduras. ¿No es para estar curtidos?
Parece que no. Porque también llevamos trece años soportando el nepotismo… ¡un pernicioso virus de la corona Ortega y Murillo!
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Las mujeres. Estos lindos ejemplares humanos, están más protegidas del coronavirus que del machismo, aunque en Nicaragua han reaccionado un poco tarde contra este otro último virus.
- Imagínense, que hasta el próximo 9 de mayo de 2020 se cumplirán cien años de que aquí se organizó una Federación Obrera Femenina, sin la tutela ni la compañía masculina. Es lo que sé, aunque aún ignoro sus nombres. Ni sé si esa FOF tuvo carácter político.
- Pero, tratándose de la primera organización de género, de clase y además autónoma en un país machista, ya es mucho decir. Por eso, pienso que la FOF fue un ente social de naturaleza y de gran importancia política, cualquiera hubiese sido su actividad.
- Pero quienes hayan sido aquellas mujeres… ¿cómo iban a poder imaginar, ni soñar siquiera, que cien años después, además del machismo, también sufrirían bajo tiranía de una mujer?
Por lo menos se ahorraron sentir vergüenza de ver a una de su género actuando…“¡como la peor cuña del mismo palo!”
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En septiembre próximo habrá otro aniversario femenino, pero este será solo de 86 añitos, aunque demasiado tiempo, porque...“¡en camino largo hasta las orejas pesan”!
Ese largo camino lo han andado mujeres de las cuales no se sabe mucho, quizá nada: en la época lluviosa de 1934, el Lago Xolotlán, el “novio” de Managua, convirtió en un enorme charco el Barrio Miralagos, destruyendo viviendas y causando enfermedades.
Dos mujeres que, sin saberse pioneras en luchas de género, y si lo sabían…mejor, se integraron a un Comité Pro Salud Proletaria, con la finalidad de ayudar a proteger la salud, desprotegida del Estado. Ellas eran, Rosa Paladino y Angélica Navarro.
Estas dos mujeres bien podrían haber tenido algo que ver con la Federación Obrera Femenina, organizada catorce años antes…
¿Por qué no? Los procesos sociales no se detienen. Sí, pero tienen sus accidentes como, por ejemplo:
Nadie en el mundo iba a pensar que el 8 de Marzo del 2020, en Nicaragua, otra mujer, vicepresidenta… ¡mandatar mandaría a dar de palos a las mujeres que deseaban marchar en su Día!
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Volviendo a 1934, Rosa y Angélica, más una tercera mujer, Octaviana de Alemán Guerrero, pagaron con su libertad la incorporación a las luchas sociales y, lógicamente, también de género, pues los barrios siempre han estado mayormente poblados por mujeres, igual que todo el mundo.
Por su actividad, ellas sufrieron cárcel durante varios meses, y solo lograron su libertad después de una huelga de hambre. Podemos tener una idea de cuan dura era la prisión para mujeres obreras bajo la guardia “nacional”, la misma que recién había asesinado al general Sandino.
Pero… no tuvieron solidaridad de un pueblo desorganizado, menos de la oposición conservadora que se disputaba con Somoza García los favores del gobierno norteamericano. Y los periódicos, y sus periodistas fingieron no enterarse de cosas… “sin importancia”.
Demostraron más crueldad que el coronavirus… ¡y que el virus de la corona!)
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En 1948, se firmó el pacto político entre el dictador Somoza García y el conservador Carlos Cuadra Pasos, representantes de los intereses oligárquicos, haciéndole eco a la política exterior de los Estados Unidos, entonces bajo la influencia de un virus fascista… conocido como Maccarthysmo.
Haciéndole eco esa a política, la dictadura somocista la emprendió contra del movimiento sindical y político de los trabajadores: en un solo día, capturó a más de trescientos activistas. Entre esos presos, hubo dos mujeres: Rosa Amelia Pereira y María Luisa Larios, de las primeras mujeres reprimidas durante los 45 años somocistas.
Y, como antes: pueblo ausente, silencioso periodismo opositor y complacencia del periodismo somocista. ¿La solidaridad? ¡Nunca supieron cómo se comía!
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Después de diez meses de cárcel, de ellas solo Rosa Amelia Pereira, permaneció activa: en 1946, participó en la organización del Sindicato de Maestros de Managua; en 1947 –cuando ya había otros sindicatos departamentales—, participó en la creación de la Federación Sindical de Maestros de Nicaragua; en los 70 estuvo activa en la organización de ANDEN. Y en los años 80, Rosa Amelia siguió actuando políticamente…hasta su muerte.
Sin dudas, Rosa Amelia Pereira es de las pocas mujeres destacadas en las luchas sociales de Nicaragua. Sin embargo, no es recordada –y quizá tampoco conocida— ¡ni por las organizaciones actuales en las que se desempeñó!
Con esta demostración de ingratitud, me tienta decir… ¡que merecen ser siervas del virus corona de los Ortega y Murillo!
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En eso estamos: entre ingratitudes y represiones. La Casa Blanca ha impuesto sanciones a personajes del orteguismo, y últimamente a toda su guardia policial, por su juego macabro con nuestros derechos humanos y políticos.
Por mucho malestar político espiritual que nos pueda provocar esta hipocresía yanqui, no podríamos aceptarla si solo la viéramos como resultado de la geopolítica histórica de los Estados Unidos.
¿Por qué, entonces, no rechazamos esas sanciones?
Porque no son contra Nicaragua, sino contra quienes desde el poder hacen de todo para merecer mucho más que sanciones económicas y políticas: ¡son culpables de delitos de lesa humanidad contra su propio pueblo, y jefes de una policía represiva que se apoda “nacional”, pero que solo responde a intereses de los dictadores!
Ese grupo dominante y criminal, es el que les está ofreciendo a los Estados Unidos… ¡la oportunidad de lucirse ante el mundo –y los nicaragüenses— como una potencia benévola, que ayuda generosamente a liberarnos de la opresión de estos verdugos!
Nos están enseñando su lado bondadoso, mientras esperan… ¿otras ocasiones?
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Como si faltara complejidad y dramatismo a los asuntos políticos actuales –rescoldos de fuegos del ayer—, todavía me dan ganas de preguntarles a los represores del ente policial sancionado: ¿en dónde van a meter los centavitos que se han ganado con tanto hacer sonar sus garrotes en espaldas ajenas?
Les recuerdo que, en cierto modo nuestro bucólico pasado, los abuelos los guardaban debajo de la almohada, y cuando sus cositas tenían algún valor, las guardaban en grandes cofres de madera o de hierro.
Pero, si esos ejemplos no les gustan, tienen un ejemplo muy coincidente con su oficio: el de los piratas… ¡ellos enterraban sus bien dotados cofres en cualquier isla en los mares de sus hazañas!
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Se escuchó la noticia de que Donald Trump, ordenó meter en la cárcel a todo migrante ilegal portador del coronavirus. Se supone que con tal medida el coronavirus sería más efectivo.
Como todavía no hay cárceles anticoronavirus, sea cierta o no la noticia, pero habiendo tanto Trumpovirus… ¡más urgente se hace descubrir la vacuna contra el virus de la estupidez!