24 de diciembre 2019
Querido Niño Dios… Un Edgar Tijerino envejecido, te solicita me permitas regresar a la infancia y escribirte estas líneas como parte de un pueblo ansioso de romper cadenas y respirar libertad. Raramente, en lugar de utilizar un sobre, te envío la lista de nuestras necesidades multiplicadas por un sistema terriblemente opresor, en una mochila. Como nos has estado viendo, con tanto sufrir y tanto padecer, lo entiendes.
Voy a abreviar: no nos pierdas de vista en esta lucha titánica por provocar un cambio tan necesario en este desventurado país que ha ido de mal en peor, como perseguido por una maldición que solo cambia de apellido familiar… Protege a tantos presos injustamente, víctima de los abusos del poder que ejercen antojadizamente quienes deberían estar siendo juzgados por sus arbitrariedades… Abre un poco cerebros, corazones y conciencias de quienes se empeñan en destruir este país de pasado tenebroso y presente borroso, para hacerlos un poco humanos…Haz que se termine la brutal represión, que la clase trabajadora sea tratada con ciertos gramos de dignidad; estira un poco ese salario mínimo infame que condena a la pobreza extrema; recuérdale a esos diputados de inutilidad comprobada, que se les paga con el sudor y la sangre del pueblo, y que en lugar de doblar sus rodillas en forma humillante ante los todopoderosos, su obligación es defender los intereses populares; no permitas que las heridas asestadas a esta sociedad por quienes convencidos de no poder gobernar, se dedican a mandar con una agresividad y falta de raciocinio sin escrúpulos, sangren más al mantenerse abiertas; interviene para evitar que se continúe haciendo la guerra contra una resistencia desarmada, pregonando falsamente la paz.
Necesitamos que fortalezcas esta oposición a la barbarie; que esta unidad lograda a hierro y fuego con los corazones inflamados, crezca y se mantenga indestructible sin la contaminación de los políticos oportunistas; que nos facilites combustible suficiente para resistir, resistir y resistir, con el apoyo decidido de una Iglesia beligerante, con suficientes soldados disponibles para elevar los niveles de motivación. Como te has percatado, esta es una vasta cruzada de tan anchos horizontes, que debe llegar al final de la ruta trazada, con el impulso de esa chavalada tan patriótica y firme, que quitó la palanca de retroceso. Todos estamos metidos en el laberinto, pero el Minotauro se encuentra asustado y no tiene salida. El hilo que nos llevará de regreso a la luz, está en nuestras manos y no lo soltaremos. Sabemos que no nos fallarás. Dios nunca se rinde. Esa es nuestra máxima esperanza: ¿Al lado de quienes te colocarías? La inmensa mayoría, te ve vestido de azul y blanco, junto a este pueblo desesperado, con un ejército de exiliados, desocupados y amenazados, confiados en poder sacar a la patria de las brasas.