Guillermo Rothschuh Villanueva
23 de julio 2023
PUBLICIDAD 1M
PUBLICIDAD 4D
PUBLICIDAD 5D
Una de las consecuencias del intercambio verbal entre Musk y Zuckerberg, es que mostraron estar dispuestos a todo, con tal de engordar sus fortunas
Marck Zuckerberg y Elon Musk. Foto: Collague de Confidencial.
I
En un ejercicio deprimente, dos tagarotes de las plataformas digitales, Elon Musk y Marck Zuckerberg, se retaron a golpes. Más deplorable resulta la resonancia alcanzada en los medios. En momentos que atraviesan un mal momento, jamás imaginé que se encargarían de transmitir la noticia, como si se tratase de una cuestión vital. El espectáculo pone en evidencia la catadura de quienes ejercen poder de vida o muerte, sobre el resto de mortales. ¿Cómo tenerlos como modelo? ¿Cómo conferir credibilidad a la conducta de estos personajes? Los dos forman parte del comité selecto de personas, no más de seis u ocho, que inciden como pocos en el rumbo de la historia contemporánea. Controlan, mal que bien, a la opinión pública mundial. En esto radica su arrogancia.
Los dirigentes políticos para conquistar un sitial honroso, tenían que demostrar enorme sensibilidad humana y grandes cualidades éticas. No veo a Mahatma Gandhi retando a golpes a Winston Churchill, ni a John F. Kennedy pidiendo a Nikita Kruschev batirse a espadas. Era absolutamente impensable. El respeto se ganaba a base de convicción. Sus programas de gobierno estaban orientados al desarrollo de sus pueblos, para volverlos grandes y destacados. Kruschev se quitó el zapato, el 12 de octubre de 1960 y golpeó el podio desde donde hablaba en la Organización de Naciones Unidas, con el ánimo de hacerse escuchar. Gandhi, pacifista, al fin, hubiera preferido ofrecer la otra mejía. Vivimos tiempos comandados por estrafalarios, a quienes solo interesa la plata.
Dichosamente el despliegue mediático no alcanza las dimensiones del combate celebrado en Manila, el 1 de octubre de 1975, entre Mohamed Ali y Joe Frazier, disputándose la corona de los pesos pesados. Los medios continúan alentando la posibilidad que los milmillonarios se trencen en una jaula, a la usanza de las peleas auspiciadas por UFC, la mayor organización de artes marciales mixtas. A manera de burla o tal vez para animarlos a que se den porrazos, hay quienes sugieren el Coliseo Romano, como sitio ideal para la celebración del evento. El mutismo de las autoridades italianas indica que no abrirán sus puertas para que ver algo similar, al épico desafío entre Bruce Lee y Chuck Norris, en El regreso del dragón (1972), la legendaria película dirigida por el hongkonés.
Ni Musk (número uno en la lista de Bloomberg, con 239,000 millones de dólares), ni Zuckerberg (en el noveno lugar, con 108,400 millones de dólares), por mucho dinero acumulado, no jalan gente, carecen del carisma y atractivo que ejercían Ali, Frazier, Lee o Morris. Son dos petulantes enzarzados en una disputa por razones tecnológico- financieras. El lanzamiento de Threads, una plataforma parecida a Twitter y su rápido crecimiento, son los causantes del desaguisado. El hecho que alcanzara 100 millones de usuarios en solo cinco días, fue un derechazo al hígado de Musk. Le arrebataban buena parte del pastel. Ahora son mucho más. Esta indispuesto a ceder terreno. Fue advertido de no emprenderla contra el propietario de Meta, un especialista en artes marciales.
Doblemente lastimado en su ego, Musk retó a su adversario histórico a dirimir el diferendo enfrentándose dentro de un enrejado. ¿Cómo analizar su reacción? En vez de retarlo en el terreno tecnológico, lo desafió en un ámbito que no es el suyo. Cualquiera que sea el desenlace futuro, estamos frente a dos golilleros famosos, no ante dos señores capaces de zanjar sus contradicciones de manera caballeresca. Causa estupor que dos de los rostros más visibles del entramado tecnológico, cometan el desatino de retarse a golpes. Lamentable ha sido la actitud de los medios. Se convirtieron en voceros de una trifulca inimaginable. Las redes se regodean en exacerbar los ánimos. Está inscrito en su ADN generar animadversión. ¿Será que los medios no quieren quedarse atrás?
II
No encuentro razón alguna que justifique el comportamiento mediático. ¿Desean mostrarle al mundo que las plataformas digitales están en manos de desadaptados sociales? A no ser que persistan en privilegiar lo anómalo. Algo usual. ¿Azuzan a Musk y Zuckerberg con la intención de que finalmente terminen liándose a golpes? ¿Qué pensarán los dignatarios de los países europeos? ¿Qué tipo de impresión causó su actitud de bujoncitos de barrio entre los miembros de las cámaras de Representantes y del Senado de Estados Unidos? La decisión de Zuckerberg, no compagina con la carita angelical que puso cuando fue interrogado en cámaras unidas sobre el funcionamiento de Facebook. Esa cara de yo no fui que pone cada vez que es agarrado infraganti. Mucha disonancia.
Ni el inflamable Donald Trump, ha mostrado esta obcecación en sus momentos más difíciles. Incita a sus partidarios a tomar posiciones radicales, cuidándose él mismo de no caer en esos desplantes. La toma del Capitolio por sus fieles, el 6 de enero de 2021, el mismo día que el Congreso certificaba el triunfo de Joe Biden, permaneciendo dentro por más de cuatro horas, fue un acto inducido. Trump gusta de una verborrea incendiaria. Usa y abusa de los adjetivos. Llama “débiles” y “patéticos”, a seguidores y adversarios, velando por no ir más allá de sus diatribas. “Caminaremos”, dijo ese día a las tropas de asalto, quedándose encerrado en la Casa Blanca. Una doblez propia de políticos aventureros. Musk y Zuckerberg prometen subir a la jaula. Ojalá lo hagan.
Una de las consecuencias del intercambio verbal entre Musk y Zuckerberg, es que mostraron estar dispuestos a todo, con tal de engordar sus fortunas. Los primeros resultados saltan a la vista. Como dejó sentado, Manme Guerra: “Musk ha recuperado el liderazgo de los más ricos, que perdió en 2022 a manos de Bernard Arnault, gracias a los 96.600 millones de dólares que sumó a su fortuna en los seis primeros meses del año. Zuckerberg, por su parte, ha escalado de la posición 25ª, en la que estaba en diciembre, hasta la 8ª, aumentando su riqueza en 58.900 millones de dólares”. Una lección palpable, mensurable. Si en el pasado París valía una misa, hoy en día los capitostes de las tecnológicas se valen de cualquier subterfugio para agrandar sus ganancias. Nosotros, los tontos, seguimos expectantes.
La actitud de Zuckerberg no resulta extraña, quienes conocen mejor sus pretensiones de hacer plata y maniobrar políticamente son las especialistas Sheera Frenkel y Cecilia Kang. Su investigación —Manipulados La batalla de Facebook por la dominación mundial, Penguin Random House, 2021— devela sus intenciones. Kate Losse, encargada de escribir sus discursos, contó “que Zuckerberg creía que su compañía tenía más posibilidades de cambiar la historia que las que pudiera tener ningún país: con sus mil setecientos millones de usuarios, era ya en realidad más grande que cualquier Estado”. No existe persona mínimamente enterada que no conozca la personalidad tornadiza y caprichosa de Musk. La compra de Twitter sirvió para exhibir sus contradicciones y su ansiedad por hacer dinero.
Para paliar el trance, tengo la opción de ver por enésima vez, La loca historia del mundo, de Mel Brooks. Con la enorme diferencia que Brooks hace chanza con la finalidad que no muramos de tedio. Los fanfarrones han comprobado que, si para multiplicar los dividendos hay que hacer algo grotesco, ¡pues hagámoslo! Lamento la ingenuidad del progenitor de Musk. Padre al fin, declaró a The Sun, afligido: “si Elon le gana a ese tipo, dirán de él que es un matón, ya que pesa más y es más alto, mientras que, si pierde, la humillación sería total”. Sentados en palco quedamos a la espera. Mientras tanto los potentados seguirán amagando que están dispuestos a quebrarse la jícara. La banalidad en el uso de las redes sociales carece de límites. Jamás pensé que sus dueños harían un día el ridículo.
PUBLICIDAD 3M
Comunicólogo y escritor nicaragüense. Fue decano de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Centroamericana (UCA) de abril de 1991 a diciembre de 2006. Autor de crónicas y ensayos. Ha escrito y publicado más de cuarenta libros.
PUBLICIDAD 3D