8 de junio 2023
Empecemos con el elefante:
Las elecciones del estado de México no fueron decididas, en primera instancia, por los electores, que salieron a votar poco, sino por la intervención, abierta y soterrada, del Gobierno federal.
Fue lo que en México llamamos una elección de Estado. El presidente intervino en la elección abiertamente, al punto de que fue sancionado por el Tribunal Electoral y por el INE.
Exigió del gobernador mexiquense una neutralidad, que él no practicó.
Precandidatos presidenciales y gobernadores de Morena hicieron en el Edomex trabajos electorales que les prohíben las leyes.
Piezas clave de inducción del voto fueron los programas sociales federales y los llamados Servidores de la Nación.
Pero hubo también compra de votos y acarreo descarado, como lo muestra la detención, el mismo domingo, de exalcaldes y funcionarios morenistas con dinero, pistolas y propaganda.
Capítulo aparte fue la compra de encuestas para vender la idea de una elección ganada de antemano por Morena, y evitarle a la gente la molestia de votar.
Votó sólo el 49% del padrón.
La elección de estado no explica todo lo que sucedió, porque la votación mexiquense de Morena es grande y real. Pero le puso un piso alto al oficialismo que, aún así, ganó sólo por ocho puntos. Con ese mismo piso, habría ganado la oposición.
La elección de estado se concentró en el Edomex y no se dio en automático, hubo que hacerla, como demuestra el caso de Coahuila, donde la hicieron mal, con resultados catastróficos.
En Coahuila el oficialismo se dividió, la oposición tuvo una candidatura bien armada y la gente salió a votar un poco más (56%).
Con lo anterior no quiero disminuir el peso político del triunfo del oficialismo en el Edomex.
El Gobierno quedó en camino y ánimo inmejorables rumbo a la elección del 24. La alianza opositora empieza ese camino derrotada e incierta.
La posibilidad de una victoria de la oposición en 2024 se ve hoy más lejos que hace cinco días.
Ayer lunes, los partidos de la alianza PAN/ PRI/ PRD y MC acabaron de dinamitar sus puentes.
Quien vea los números de esos partidos y no sus pleitos, verá que sólo unidos tendrían alguna posibilidad, alguna, de ganar en 24.
*Artículo publicado originalmente en Milenio.