Los empresarios están desanimados

La Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social, conocida como FUNIDES, es un centro de investigación estrechamente asociado a los grupos empresariales más importantes del país. Por lo general, sus estudios se caracterizan por la consistencia técnica y la pertinencia. FUNIDES realiza cada tres meses estudios de opinión enfocados exclusivamente en el sector empresarial. Estos estudios se concentran en la opinión de grandes y medianas empresas y los empresarios. Sin embargo son importantes estos informes porque reflejan las percepciones de empresas representativas en términos de generación de empleo y en términos de su contribución a las principales actividades económicas del país.

Veamos pues las opiniones de este segmento del sector empresarial sobre temas claves para el desenvolvimiento de la economía del país, de acuerdo al último reporte de FUNIDES, presentado el pasado mes de diciembre.

Sobre la situación macroeconómica del país, la percepción de los empresarios sigue registrando un balance favorable, aunque las opiniones positivas se redujeron en 16 puntos porcentuales en el transcurso del año. Algo parecido ocurre en cuanto al clima de inversión, la opinión predominante sigue siendo favorable aunque esa opinión se desplomó 20 puntos porcentuales en el transcurso del año. Hasta allí llegan las percepciones positivas porque el balance se torna negativo ante la pregunta sobre la situación de las empresas. Es más, las opiniones negativas sobre este asunto registran el peor porcentaje de los últimos cinco años.

A este respecto es un dato significativo que en el transcurso del año la proporción de empresarios que manifestaron que sus ventas netas registraron un deterioro cayó casi en 40 puntos porcentuales. Naturalmente, a menores ventas, menores ingresos, y como consecuencia una desmejora en la situación de las empresas.

Siempre en materia de ventas, las perspectivas de futuro no son mejores. Según expresión de FUNIDES “los empresarios ven con pesimismo la evolución de sus futuras ventas, probablemente influenciados por la reducción de las ventas en el segundo trimestre del año y un desgaste de la economía como resultado de los factores negativos que repuntaron según los datos de la presente encuesta”.

Evidentemente, estos datos contrastan agudamente con los discursos oficiales y oficiosos sobre la visión del sector empresarial.

Un dato singularmente revelador, más bien, gravemente revelador, es sobre la corrupción. El 93% de los empresarios encuestados colocó la corrupción, a la cabeza de los factores que inciden negativamente en la actividad económica. Es pertinente anotar que no se trata aquí de un juicio de valor ni de una posición política. Sino de un hecho que al impactar negativamente en las actividades empresariales también repercute en el conjunto de la sociedad: reduce utilidades y eleva costos; disminuye las oportunidades de empleo para la gente, afecta los salarios reales al incrementar los precios y restringe las disponibilidades de fondos públicos para atender necesidades sociales como salud y educación. Además afecta la competitividad de la economía en su conjunto.

Los otros factores de incidencia negativa registrados en el reporte son el entorno político, el precio de la energía y el costo de los créditos.

Corrupción, situación política, precio de la energía y tasas de interés bancario son los principales obstáculos al crecimiento económico, según los empresarios encuestados. Es revelador que estas percepciones apunten con claridad a obstáculos estructurales que impiden el progreso del país.

Llama la atención de que en el caso del entorno político la opinión negativa se elevó del 39% al 68% en unos pocos meses.

Conectado con lo anterior está la percepción sobre la confiabilidad de la administración de justicia. El 60% de los empresarios encuestados, esto es seis de cada diez, consideran que el sistema judicial no es confiable.

El estudio indagó, igualmente, sobre la intención de invertir en los próximos seis meses. Solamente el 21% declaró que tenía intenciones de invertir en ese período. Prácticamente el 80% declaró que no tenía planes de inversión para el futuro próximo.

Por último, destacamos un punto que tiene mucho que ver con uno de los principales problemas de la población, como es el empleo. Cuando se les preguntó a los empresarios si en los próximos seis meses pensaban realizar nuevas contrataciones, el 90% respondió, o bien que no haría nuevas contrataciones, o bien que despediría personal.

En resumen, los datos revelan deterioro en la condición de las empresas, disminución de las ventas, y baja intención de invertir y generar empleos.

Posiblemente estos datos sorprendan porque contrastan con las encuestas que ordinariamente se dan a conocer y que se repiten y repiten en los medios de comunicación por los comensales del régimen. Tales encuestas solo registran glorias y alabanzas al régimen, machacando que vamos por buen camino.

Para finalizar, anoto textualmente el párrafo conclusivo de FUNIDES.

“El pesimismo mostrado en las expectativas de los empresarios reafirma lo dicho en el segundo informe de coyuntura económica del 2016…la causa de tal pesimismo atañe al desgaste del ambiente político…El deterioro del ambiente político ha afectado negativamente el clima de inversión y la decisión futura de invertir, y las expectativas de ventas para el próximo año”.

Si el desánimo descrito obedece a los desmanes políticos de Ortega o a los amagos de la NICA Act, o la combinación de ambos motivos, es algo que no se midió en el estudio. El hecho es que de los datos se desprende que los empresarios opinan que si no hay correcciones de fondo, para comenzar en el entorno político, la situación económica, el empleo, los salarios y la situación social continuarán desmejorando.