6 de septiembre 2017
Todos los días leemos de las maravillas que se harán en Managua para aliviar los tranques y problemas de tráfico: pases a desnivel, ampliaciones de la Juan Pablo II, ciclovías, en fin. Suena bonito, pero la Alcaldía tiene que poner su barba en remojo sobre cómo mantener la funcionalidad de estas vías anchas y modernas. El desempleo del “4%”, según las cifras oficiales, hace que proliferen a la orilla de estas nuevas y modernas vías de comunicación, ventas improvisadas. De la noche a la mañana, los motorizados, sin importar el tranque que causen, se paran a comprar elotes o queso o pasteles de maíz o frutas.
Como habitante de la carretera Sur, he visto en la Suburbana, casi llegando al semáforo de la intersección con la carretera sur, cómo de un puesto de venta de elotes asados, ocasionó una serie de cinco puestos; los que se muestran en estas fotos.
Les fue bien a los que iniciaron el negocio, y los copiones no se hicieron esperar. Como nadie controla, se apostaron unos metros antes de los “originales” para quitarles el negocio. Eso parece. A lo mejor, todos son de la misma familia, pero lo cierto es que hay cuatro o cinco puestos de elotes afeando la carretera porque son cuatro postes con un plástico negro encima. Feos o no, los puestos de venta ciertamente a menudo entorpecen el tráfico: hay que pasar el elote, recibir el pago, dar el cambio y mientras tanto el que se va a comer el elote detiene la fila a la hora de la tarde en la que hay más tráfico.
Algo parecido sucede en la salida a la nueva Carretera a León. Las ventas de queso, tortillas y ahora de huevos, pasteles de maíz etc, colapsaron el carril derecho de la carretera, de manera que a las horas de alto tráfico, hay sólo un carril para León o la carretera Sur. El otro está ocupado por carros estacionados comprando queso u otros productos en las ventecitas a la orilla de la carretera. Las ventecitas han prosperado, no hay duda. Ahora hasta se ha abierto un pequeño restaurante, pero la falta de regulación de la Alcaldía para el establecimiento de estos negocios en los sitios de mayor circulación al lado de las carreteras, es peligroso porque en vías donde se supone que fluya el tráfico, de pronto alguien se para a comprar queso y la súbita parada obliga al resto de automóviles a frenar de pronto, y los riesgo de accidentes se incrementan.
¿Qué se puede hacer para no perjudicar a los pequeños comerciantes, ni a los conductores? Pues planificar. Conociendo esta tendencia nica, la Alcaldía podría hacer pequeñas bahías en ciertos sitios estratégicos de las carreteras, y vender el derecho a poner ventas rápidas. Incluso se puede hacer que los comerciantes se ajusten a un diseño sencillo para sus puestos de venta y así proteger la estética del medio ambiente y recuperar aquello de “vivir bonito”.
Esta regulaciones urgen, sobre todo si Managua va a empezar a tener un mejor sistema de carreteras o autopistas. No puede haber tráfico rápido y que libere a la ciudad de pegones y tranques a las horas pico, si no se regulan estas ventas que surgen sin ningún control y entorpecen la circulación que cuesta millones de dólares ordenar.