27 de septiembre 2015
En un artículo anterior invitamos a buscar opciones para el llamado “corredor seco centroamericano”, zona que expresa los efectos del cambio climático en la región y la injusticia social, siendo una parte de ella con baja calidad de suelos y poblada por familias campesinas expulsadas de la otra parte dominada por haciendas monocultivistas (algodón, caña, maní…) en tierras históricamente de alta calidad y ganadería extensiva (ver: https://www.confidencial.digital/la-sequia-injusticia-social-y-oportunidad-de-cambio/). Esa búsqueda de opciones es más urgente al enteramos que, según el Índice de Riesgo Climático 2015, entre 1994 y 2013, Honduras, Nicaragua y Guatemala están entre los 10 países más afectados del mundo por eventos climáticos (ver: https://germanwatch.org/en/download/10343.pdf). En este artículo discutimos una de esas opciones que, además, es extensivo a todas las áreas del país y válido para América Latina. Basado en el trabajo innovativo de la Comisión para el Desarrollo Rural (CODER) apoyada por la Agencia Católica Irlandesa para el Desarrollo, TROCAIRE, en municipios secos de San Francisco, Cinco Pinos, Santo Tomás y San Pedro, del departamento de Chinandega (Nicaragua), argumentamos que un cambio en las reglas del sistema de arrendamiento como producto del avance organizado de las familias rurales contribuiría a mejorar la eficiencia, la equidad y la sustentabilidad agropecuaria y no-agropecuaria, y en el largo plazo a revertir la sequía.
Sistema de arrendamiento
Parafraseando a R. Fallas sj., las familias campesinas sin tierra son como seres sin alma, se accede a tierra vía familia (p.ej. herencia), comunidad, estado y vía mercado. Según Deere y León (2003, “The Gender Asset Gap: Land in Latin America” en: World Development 31.6), las mujeres adquieren tierra más vía herencia, mientras los hombres lo hacen más vía comunidad, estado y mercado. El mercado de arrendamiento es una forma de acceder a la tierra, de aumentar eficiencia a la agricultura y equidad con acceso de los pequeños productores; así, 41% del total de la tierra de Europa es arrendada, 41% en los Estados Unidos, 32% en África, 16% en Asia y 12% en América Latina (de Janvry, Marcours y Sadoulet, 2002, “El acceso a tierras a través del arrendamiento” en: BID, El acceso a la tierra en la agenda de desarrollo rural). Resalta la experiencia de Francia, con más del 60% de sus áreas de tierra arrendadas, con una estable ley de arrendamiento de 1946 que permite alquilar fincas completas por períodos de hasta 18 años, derechos transferibles (en caso de muerte al cónyuge y/o a hijos/as), y con precios de arrendamiento definidos cada año por una comisión departamental; y es una legislación que protege a la agricultura familiar, por ejemplo, con una ley igualitaria sobre la herencia. Estos logros en Francia se deben primordialmente a décadas de esfuerzos de parte del movimiento campesino para acceder a tierra sin tener que comprarla ni esperar una reforma agraria (ver: https://www.agter.org/bdf/es/corpus_chemin/fiche-chemin-333.html; https://www.agter.org/bdf/es/corpus_chemin/fiche-chemin-55.html).
Siguiendo a de Janvry, Marcours y Sadoulet (2002), tierra arrendada tiende a ser usado por familias con poca tierra y por trabajadores familiares auto-incentivados más productivos, por eso su mayor eficiencia; es mayoritariamente transferencia de grandes propietarios a pequeños arrendatarios, por eso la reducción de la pobreza; mientras los mercados de tierras muy imperfectos y sesgados favorecen a los grandes que compran tierras a los pequeños, y éstos tienen menos posibilidades de comprar tierra (de Janvry, Platteau, Gordillo y. Sadoulet, 2001, “Access to Land and Land Policy Reforms”, en: de Janvry, Gordillo, Platteau y Sadoulet, Access to Land, Rural Poverty and Public Action). ¿Por qué entonces el arrendamiento en América Latina es solo 12%? Del lado del propietario, el derecho de propiedad es débil, las leyes se cambian con frecuencia y su cumplimiento (y resolución de conflictos) es costoso; se carece de información para hacer buena selección de arrendatarios, es débil el capital social local para honrar el contrato de arrendamiento, y con frecuencia se dan reformas agrarias que luego carecen de títulos registrados y cuando tienen títulos están prohibidas de ser arrendadas. Del lado del arrendatario, tienen pocos activos para entrar al mercado, carecen de animales y crédito, la apertura de caminos hace menos necesaria la producción de alimentos por uno mismo, aunque las tierras de mayor calidad son demandadas para rubros intensivos (p.ej., tabaco) de productores con mayor capital; y, agregamos, las familias productoras tienen débil organización y su influencia en las políticas es controlada.
Estos factores generan desconfianza en el propietario para dar en arriendo sus tierras por varios años y peor a las mismas personas, y hace que se resista a transar con personas fuera de su círculo de confianza; y lo propio al arrendatario que teme por los abusos del propietario. El bajo nivel de arrendamiento hace que mucha tierra quede ociosa o se prefiera la ganadería extensiva; y aun en ese bajo porcentaje de arrendamiento, éste es por un año o menos, por lo que solo es para cultivos de granos básicos; ambas situaciones, de ganadería extensiva y solo cultivos anuales, en el largo plazo, contribuyen a la erosión del suelo y a los factores que contribuyen a la sequía, además de aumentar la pobreza.
Sin embargo, en los últimos 10 años, hay un nuevo contexto que podría dinamizar los sistemas de arrendamiento: la sequía escasea la alimentación y consumo de agua para el hato ganadero, los grandes ganaderos no entran a la agricultura por los altos costos de supervisión de la mano de obra; personas que emigran de zonas secas, dejan sus tierras ‘encargadas’ a algún familiar; y cada vez se siente más el fin de la frontera agrícola, muchas veces hasta con creciente violencia en la Costa Caribe, también se siente la reducción de la rentabilidad de la agricultura extensiva debido a que las tierras ya están “cansadas”, lo que demanda una agricultura y ganadería intensiva y sustentable ecológicamente. ¿Cómo responder a este nuevo contexto?
La experiencia de CODER, una semilla de innovación
Los cuatro municipios (San Francisco, Santo Tomás, San pedro y Cinco Pinos), con más de 100 años de ser fundadas, ilustran lo descrito sobre América Latina y sobre ese contexto emergente. El gran ganadero ve secarse su pasto y calcula que los costos de supervisión son altos si decide contratar mano de obra para cultivar granos básicos, mientras las familias campesinas con poca o sin tierra, se ven obligadas a emigrar para asegurar su alimentación familiar. Ante esa situación el sistema de arrendamiento ofrece un pequeño alivio, el cual, mejorado por mediación de CODER, nos indica un camino con buen potencial transformador. Ver Cuadro.
Dueño de tierra | Familia arrendataria | |
Arrendamiento tradicional | -da tierra por un ciclo agrícola (4 meses) por C$1000 y sea buena o mala cosecha le queda rastrojo para su ganado valorado en C$1000, además de pasto que en la manzana arrendada va creciendo.
-puede contratar mano de obra de la familia arrendataria para chapia o como doméstica |
-cultiva maíz (10qq, C$3000) y frijol (10 qq, C$4000); 60% costos de producción
-asume 100% riesgo si la cosecha es mala. -la tierra queda ‘cansada’ y el siguiente ciclo busca otro ‘guatal’ -liderazgo lo asume el hombre |
Arrendamiento mejorado (con mediación de CODER) | -da tierra para siembra de primera durante 3 años por C$1300/año (un rollo de alambre cada año que vale C$900, más 4 días de trabajo que suma C$400).
-surcos buenos para pasto y barreras vivas y muertas (evita que lluvia erosione el suelo), valor estimado en C$1000/mz/año -sea buena o mala cosecha le queda rastrojos valorado en C$1100; son mejores rastrojos |
-cultiva maíz (12qq, C$3600) y frijol (12 qq, C$4800); 65% costos de producción. En año 2 aumenta producción y 65% de costo de producción. En año 3 aumenta producción y 60% costo de producción.
-se mantiene en la misma área por 3 años -asume 100% riesgo si la cosecha es mala, pero riesgo de cosecha mala es menor. -liderazgo lo asume la mujer |
El “arrendamiento tradicional” produce ventajas económicas para ambos, pero solo por un año, luego la tierra queda con menor calidad y sigue propensa a la erosión; ni el arrendatario ni el arrendador quieren continuar con esa relación en la misma área; de hecho, en otros municipios como Palacagüina los ganaderos se han visto obligados a dar su tierra en arrendamiento sin cobrar, a condición que le dejen rastrojo, aunque la asimetría de poder persiste y muchas veces el dueño de la propiedad obliga al arrendador a “tapiscar verde” su maíz. El “arrendamiento mejorado” genera mayores ventajas: año tras año ambos ganan más económicamente, también la tierra aumenta en calidad y evita su erosión; hay menor riesgo de cosecha mala por las obras de conservación de suelos, lo que también significa mejor rastrojo para el ganadero; el maíz o frijol es mejor aprovechado porque las familias arrendatarias con liderazgo de mujeres, además de garantizar su alimentación familiar, transforman el maíz en tortilla para venderlo y el frijol lo venden libreado y cocido; y se construye relaciones de confianza entre mujeres arrendatarias y dueños de tierras, lo que puede augurar procesos de negociación que mejoren el sistema de arrendamiento.
La clave para este “arrendamiento mejorado” está en que es un arreglo por 3 años, en lugar de 1, lo que permite invertir en la calidad del suelo que beneficia al arrendatario (más producción) y al propietario (calidad del suelo y mejor rastrojo). Esto es posible gracias a que CODER, una asociación local, cuenta con liderazgo de origen campesino-finquero y ha tenido intercambio de experiencias con agrónomos franceses relacionados al arrendamiento (ver: https://www.agter.org/bdf/es/corpus_chemin/fiche-chemin-355.html), lo que les ha dado legitimidad para ser garante del acuerdo de arrendamiento bajo firma notariada, ser mediador en la resolución de conflictos, y proveer asesoría técnica a AMBOS actores.
Introducción de cambios en el sistema de arrendamiento
El “arrendamiento mejorado” nos muestra un camino que cambiando las reglas y con coordinación entre varios actores se puede tener un mejor impacto económico, social y ambiental. Ese camino nos dice la urgencia de profundizarlo, porque 3 años son insuficientes para combinar con cultivos permanentes como los cítricos, café, cacao, frutales y/o árboles maderables y energéticos, los que también contribuirían a la alimentación del ganado y a proteger zonas de recarga hídrica. Cuando finaliza los 3 años, los actores vuelven a la situación de sin arrendamiento, incluyendo sus consecuencias de erosión del suelo, escasez de alimentos para el ganado y emigración humana. Lo propio pasa con las relaciones de género que tienden a involucionar. ¿Cómo generar cambios sostenibles en las reglas del arrendamiento? Proponemos lo que llamamos ‘arrendamiento plus’: reformar las leyes agrarias para permitir arrendamiento de 15 y hasta de 20 años de duración, garantizar estabilidad jurídica para que dichos contratos sean respetados, e incluir reforma de ley para que las herencias se den equitativamente a hijos e hijas, lo que permitirá que hijos/as que no quieran trabajar la tierra lo den en arriendo; estas reformas, y sobre todo su sostenibilidad, serán posibles en la medida que las familias productoras se organicen y lo empujen.
Estos resultados requieren procesos incluyentes. Organizaciones locales como CODER, en coordinación con la DIRAC (Dirección Resolución Alternativa de Conflictos del poder judicial), faciliten negociaciones entre arrendatarios y propietarios y resoluciones de conflictos que superen los abusos hacia arreglos sociales más duraderos y a leyes cada vez más adecuados. Instituciones de investigación estudien las varias modalidades de arrendamiento, incluyendo la aparcería (mediería), y pensar en arrendamientos a grupos, arrendamiento con opción a compra, supervisión comunitaria o de cooperativas a los arrendamientos. Instituciones financieras y de asesoría técnica y organizacional contribuyan a despertar en las familias sin tierra y en los propietarios una visión de largo plazo y una conciencia de esfuerzo y de transformación.
Ese arrendamiento plus podría contribuir a la eficiencia, la equidad social y de género, y a la sustentabilidad ambiental, fortaleciendo las formas de producción campesina y finquera. Y con ello, la sequía cedería lugar a zonas diversificadas y con fuentes hídricas protegidas, entendiendo que, de veras, por donde pasa el agua, hay vida. Bajo este paraguas, el desafío mayor ya no será acceder a tierra, pero ser agricultor y ser agricultor organizado.
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* René (rmvidaurre@gmail.com) es PhD en estudios del desarrollo, colaborador de Wind of Peace Foundation (https://peacewinds.org/research/), investigador asociado de IOB-Universidad de Amberes (Bélgica) y del Instituto Investigación y Desarrollo, Nitlapan-UCA (Nicaragua).
** Agradezco a P. Merlet y J. Bastiaensen por sus comentarios y sugerencias para mejorar el artículo.