30 de agosto 2022
Desde el comienzo del primer gobierno de Daniel Ortega en 2007 ya se conocía su interés por el continuismo, y en el año 2011 quedó confirmado con su reelección. Esta primera reelección fue resultado de la reforma ilegal del Artículo 47 constitucional que prohibía la reelección. Ahí se continuó un proceso de gobernanza fraudulenta que aún no termina.
Todavía entonces se suponía que no todas las instituciones estaban totalmente corrompidas, entre ellas la Policía Nacional, a la cual se le consideraba con la posibilidad de rescatar su posición no partidaria iniciada posterior a 1991. Era nuestro criterio, pero también señalamos sus primeros desvíos en el libro Nicaragua: mi lectura de su historia contemporánea (2014), de la forma que sigue.
No está dentro de las dudas ni de la ignorancia el hecho de que nuestra Policía no puede perder abruptamente su carácter represivo, como toda Policía del mundo. No obstante, durante este tramo de la historia de Nicaragua, no sería imposible que seamos testigos de un proceso en el cual la Policía demuestre su descomposición, actuando más contra las actividades políticas de la ciudadanía que contra la delincuencia común y la delincuencia institucional. Es decir, que termine realizando acciones reñidas con la legalidad y las normas de la convivencia social.
Pese a todo, y por la comprensión de su difícil función policial, buena parte de la sociedad nicaragüense con acceso a los medios de comunicación, aun manifiesta expresiones de confianza en que a la Policía Nacional le siga marcando su fisonomía institucional (…) Pero, para ello, existe una condición: para evitar que los accidentes políticos partidarios no le afecten su esencia, deberá apegar siempre su actuación a la transparencia en el cumplimiento de las leyes y no a la disciplina partidaria.
También señalamos que a la Policía la asechaban, buscando la pérdida de su profesionalismo:
No se debe olvidar que, igual que con los cuadros del Ejército, retirados y activos, el gobierno de Ortega comenzó a militarizar la burocracia estatal bajo su dependencia (…) Clara señal de que el proyecto de perpetuarse en el poder, Ortega lo está estructurando con cuadros de las Fuerzas Armadas, señal también de que el suyo es un proyecto político-militar no precisamente de perfiles democráticos.
Lo objetivo ha sido esperar de la Policía Nacional que las deficiencias de las policías centroamericanas no sea la medida de su propia eficiencia. La única y mejor medida de su eficiencia, es su propia actuación institucional con permanente apego a las leyes y a la Constitución. (páginas 39-40)
II
Nada extraordinario, una simple observación de lo que hasta entonces acechaba a la Policía, orientada a la obediencia de los mandatos del caudillo y no al cumplimiento de su deber institucional. Para entonces la Policía Nacional, durante los gobiernos de doña Violeta y del corrupto Arnoldo Alemán, ya había efectuado actos que merecieron el repudio social.
Entre aquellos hechos destacaron el primer homicidio cometido públicamente por un agente de la Policía en la persona de un joven de apellido Rodríguez, muerto durante la represión de una manifestación estudiantil en defensa del 6% del Presupuesto para las universidades. Aquellas manifestaciones estudiantiles ocurrieron cuando intentaron eliminar este derecho constitucional del 6% establecido a su salida por el gobierno sandinista después de la derrota electoral del 1990.
Tal derecho era merecido, pero en aquel momento fue una clara maniobra política demagógica, buscando crearle problemas económicos a la nueva administración pública y provocar el malestar entre el estudiantado. Las manifestaciones estudiantiles por el 6% fueron parte de la incendiaria gobernanza “desde abajo” de Daniel Ortega, pues también provocó incendios de vehículos e instalaciones de la Alcaldía de Managua. (Uno de esos incendios quedó registrado en la fotografía del recién fallecido Mario Tapia, la cual ilustra la portada del libro mencionado)
Bajo el gobierno de Arnoldo Alemán, se iniciaron las prácticas para la corrupción de los cuadros policiales de más alto rango, como fue el regalo de una finca ganadera al Comisionado Jefe entonces de la Policía Nacional. Se sospechó que hubo otros casos obsequiosos de ese tipo, pero que no trascendieron al público.
La señora Comisionada y ex sor Aminta Granera, bajo los primeros gobiernos de Ortega, cometió tres violaciones constitucionales, entre otros: a) haberle aceptado a Ortega su reelección ilegal en el máximo cargo de la Policía Nacional; b) siendo ella jefa de una institución del Estado laico (art. 14 Cn.) impuso la costumbre de llevarse a misa y otros eventos católicos a plana mayor de la Policía (comisionados generales y comisionados mayores); c) el ejercicio de los ritos de su religión católica –un derecho constitucional suyo (arto. 27 Cn.) ella se lo impuso a sus subordinados (sin tomar en cuenta si ellos profesaban alguna otra o ninguna religión) abusando su jerarquía militar.
III
Lo que vimos pocos años después (2018 en adelante) además de la reafirmación del carácter represivo de la Policía, pero ahora utilizando los recursos más extremos –cometiendo crímenes de lesa humanidad— lo cual convierte en mera fantasía lo que se pensó en el pasado acerca de una Policía Nacional respetuosa de la seguridad ciudadana. Sus funciones son ahora de características paramilitares sin máscaras ni atenuantes, al servicio de una dictadura y sin ocultar su identidad partidaria orteguista.
Comenzando por el máximo jefe policial actual Comisionado Francisco Díaz (consuegro de Ortega y Murillo), a quien sería difícil –talvez imposible— encontrarle alguna actividad que no sea a favor de los intereses de la camarilla gobernante a la que pertenece por identidad familiar, económica, política y burocrática, pues su hija (y nuera de Ortega y Murillo) como jefa de Telcor clausura medios de comunicación.
Oficialmente, su cargo depende del Ministerio de Gobernación, pero… ¿quién puede dejar de pensar que sus ejecuciones no dependen de las órdenes de papá jefe policial y de sus suegros jefes de papá? Cuando se habla de dictadura familiar, no se limita a una sola familia, pues esta se expande con muchos apellidos.
Después, esas actividades de cúpulas familiares se desplazan hacia abajo con sus órdenes de mando a los policías de base, quienes ejercen la violencia sin más intermediarios que sus instrumentos físicos, desde la conducción de los vehículos de persecución hasta el manejo de las armas con las cuales llenan las estadísticas de la violencia policial (aunque no de todas las víctimas, porque las ocultan)
A propósito, recordemos que el jefe consuegro de la Policía Nacional era de los que asistía a las misas programadas por su ex jefa Aminta Granera, por lo cual cabe preguntarle: ¿cuál de los dos momentos le gusta recordar más? ¿cuándo lo llevaban a escuchar a los sacerdotes su mensaje cristiano, o ahora que le ordenan ir “con todo” contra los sacerdotes?
IV
Los límites para el terror parecen haber dejado de existir, aunque no se pueden agotar los límites para pensar y preguntar: ¿les causará placer reprimir tanto odio? ¿les parecerán necesarias tantas injusticas? ¿no pensarán los represores ponerle fin a su campaña represiva antidemocrática?
¿Pensarán que es posible acobardar, idiotizar y llevar hasta la conversión en una masa de zombis a la mayoría de los nicaragüenses, para que acepten pasivamente y como normales todos sus abusos?
¿Imaginarán posible una sociedad privada toda su vida de libertades y derechos? ¿la quieren convertida en una masa humana pasiva con su pobreza material y espiritual? ¿qué clase de seres humanos esperan que lleguen a ser en esas condiciones los futuros nicaragüenses?
¿Qué clase de herencia dejarán a su numerosa descendencia, aparte de las riquezas materiales –que solo servirían para una vida parasitaria sin prestigio— un poder político que servirá para estimular disputas ambiciones plenas de odios y rencores (ahora ocultos) hasta que puedan imponerse por la fuerza los menos escrupulosos?
¿Acaso pensarán ser los primeros en el mundo en poder crear un submundo social de tan bajo niveles humanos, con la misma impunidad de que han gozado hasta ahora?
V
Quienes fuera de Nicaragua han escuchado y confían en la verdad del discurso rosarino, cuando describe una sociedad con bienestar y seguridad plenas; a ciudadanos viviendo con amor, en paz, con todas las libertades, derramando el bien unos sobre los demás con cariñosa solidaridad, justicia socialista y amor cristiano.
Quienes se imaginan a “los demás”, compartiendo concordia en esta patria siempre bendita, recibiendo los ensoñadores mensajes de felicidad para tod@s cada día todos los días sin falta a la hora del almuerzo que tampoco falta en la mesa de tod@s.
Entonces, por favor, ustedes amigos del exterior, nunca lleguen a pensar que todo eso es una gran mentira, porque cometerían el más grande error de sus vidas.
Que ¿por qué?
Pues porque todo lo que escuchan es absolutamente cierto y tanta belleza de vida la disfruta sin ninguna duda, ni mengua alguna… ¡la familia gobernante, su círculo de cómplices y las cúpulas militares que resguardan ese mundo tan feliz en que tod@s viven!
Algo de historia…
Al margen de estas cuartillas
*Mañana 31 de agosto se cumplirán 84 años del último congreso del Partido Trabajador Nicaragüense (1931-1939) y en él se manifestó la división interna financiada por Somoza García…
*Sus agentes no fueron confirmados como miembros de la dirección del PTN, pero su proceso de desintegración ya lo habían comenzado…
*Y un año después el PTN se desintegró por la persecución, los encarcelamientos y el destierro de líderes independientes hacia Costa Rica…
*De sus cuadros ejemplares por su integridad revolucionaria – durante y después del PTN— recordamos a Carlos Pérez Bermúdez y al poeta Manolo Cuadra…
*Carlos fue un incansable activista en todas las actividades del movimiento obrero; de sus 89 años de vida (1910-1999) más de 70 años los dedicó a la actividad política y social…
*En ese lapso, Carlos fue fundador del PTN, del Partido Socialista Nicaragüense, de Movilización Republicana y militante del Frente Sandinista…
*Conoció al general Sandino y a Farabundo Martí en San Albino; y es coautor del libro El movimiento obrero nicaragüense. Apuntes para el conocimiento de su historia (1985)…
*Manolo (1907-1957) fue el único intelectual firme en el PTN; soportó cárcel, confinamiento en Little Corn Island y varios destierros a Costa Rica, a pie y descalzo, sin que la dictadura lograra quebrar su moral…
*Su obra literaria la realizó junto a su inquebrantable crítica contra el somocismo; en carta su padre (12/04/1937) desde Little Corn Island, Manolo escribió y se describió: “Soy un joven intelectual de algún valor que no le teme a quien nunca podrá domesticarme”…
*Manolo ejerció el periodismo y sus formidables columnas eran combativas; el título de una de ellas en un diario, lo decía todo: “Suceda lo que suceda la dictadura caerá”…
*Y la dictadura cayó, y no lo pudo ver; en solo 50 años de vida, Manolo tuvo tiempo para la bohemia y la política, fue escritor, boxeador y trabajador bananero en Costa Rica…
*En otra carta a su padre, sobre las gestiones para su libertad, el poeta escribió:
“Que ese hombre [Somoza García] me saque de aquí, si ese es su placer, pero nunca consentiré que se me otorgue como una gracia lo que me debe como un derecho”.
Ese era el temple moral y combativo de los precursores de las luchas por la justicia social, las libertades y democracia contra la dictadura somocista; una valiosa herencia al pueblo nicaragüense para su propia lucha que, histórica y humanamente, viene siendo la misma lucha.