21 de septiembre 2017
En otras oportunidades hemos señalado que uno de los aliados de la estrategia de propaganda del gobierno es lo corto de nuestra memoria. Los acontecimientos se suceden, uno tras otro, con tal celeridad en el país que aún los hechos más relevantes van quedando enterrados en la memoria y al final terminan en el olvido.
Una reciente publicación del diario La Prensa nos recordó una información que es preciso darle una refrescadita, pues está relacionada con uno de los pilares centrales de la campaña propagandística del régimen. Una campaña que estamos obligados a desnudar, todas las veces que podamos.
Parte de la estrategia de comunicación del régimen consiste en esconder información, en unos casos, otras veces manipula o distorsiona datos y, las más de las veces, sofoca las voces que presentan opiniones o visiones diferentes. Por otra parte, la propaganda, que se repite cada día, día y noche, tiene ciertos ejes claves. Uno de esos ejes es presentarse como el gobierno de los pobres. Para este propósito ocultan y adulteran cifras, o simple y llanamente las inventan, y después repiten y repiten las mentiras, por la lengua de sus propios voceros, por lenguas alquiladas o por la lengua de sus paniaguados. Las encuestas, que también son parte de la misma estrategia de propaganda, cumplen su papel de refuerzo. Así, periódicamente aparecen mostrando opiniones en las cuales mayorías increíbles declaran que solo ven pajaritos volando, envueltos en nubes rosadas. Y todos vamos por buen camino.
¿Cuál es la información que debemos refrescar?
Resulta que FIDEG, un centro de investigación presidido por Alejandro Martínez Cuenca, publica un reporte anual sobre la evolución de la pobreza en Nicaragua. Martínez Cuenca fue un influyente ministro durante el gobierno de los ochenta y ahora es empresario y miembro del Consejo Directivo del Banco Central. Sin embargo, la metodología utilizada en la investigación, que se repite consistentemente desde hace siete años, le otorgan al estudio un margen razonable de credibilidad.
Una de las características de los datos que ofrece FIDEG es que difieren sensiblemente de los datos oficiales. Por ejemplo, mientras el gobierno declaraba que en el 2015 que el porcentaje de pobres en Nicaragua era del 29% de la población, para FIDEG era el 39%. Y aún más, FIDEG demostraba que la pobreza en el país se mantenía en esos niveles a causa de las remesas familiares, y no como resultado de las políticas y programas gubernamentales. En otras palabras, según FIDEG, son los pobres, con su sudor y sacrificio en el exterior, los que impiden que la pobreza se agrave en el país.
Pues bien, FIDEG había cursado invitación para dar a conocer el informe de pobreza correspondiente al año 2016, y unos días antes se canceló la actividad con el argumento de que la coyuntura no ofrecía condiciones apropiadas para la presentación del estudio.
Un informe periodístico publicado por Confidencial, mencionando fuentes diplomáticas confiables, reveló que la verdadera causa de la cancelación de la presentación fueron las presiones que ejerció el gobierno tanto sobre FIDEG como sobre la agencia suiza de cooperación, conocida por sus siglas COSUDE, entidad que financió la investigación.
¿Y por qué el gobierno presionó a FIDEG y a COSUDE para que no publiquen el estudio?
Las mismas fuentes informaron a CONFIDENCIAL que la razón es que los resultados del estudio contradicen la campaña oficial sobre la reducción de la pobreza.
Como se recordará, hace algunas semanas los paniaguados del régimen se desgañitaron presentando datos que presuntamente mostraban una reducción espectacular de la pobreza. Según los paniaguados, la pobreza se había reducido al 25% de la población. Magia pura. Invento puro. Patraña pura. Porque con la misma tasa de crecimiento económico, la reducción o cancelación de los programas sociales y las creciente tasa de subempleo, sencillamente resulta una falacia evidente que la pobreza se redujera en semejantes magnitudes, el transcurso de solo dos años.
El asunto es que los datos de FIDEG, revelan todo lo contrario, esto es, que la pobreza más bien se elevó. Una información que por supuesto no conviene al régimen.
Tenemos aquí una demostración de cómo opera la estrategia de campaña oficialista. Inventa cifras que muestran presuntos éxitos, y los repite y los repite. Mientras, por otro lado, distorsiona o esconde datos, y acalla las voces que muestran la verdadera realidad.
Hay una nota adicional que agregar. Se entiende que el presidente de FIDEG sea vulnerable a las presiones del gobierno porque fue designado por Ortega como integrante del Consejo Directo del Banco Central y en consecuencia, como funcionario público puede sentirse obligado a guardarle las espaldas a su jefe. Lo que no se entiende es que COSUDE, una agencia de cooperación, también sea vulnerable a esas presiones. Las complicidades se producen por acción o por omisión.
Finalmente, pregunta para FIDEG y COSUDE: ¿Cuándo serán propicias las condiciones para presentar un informe que contradice la propaganda del régimen sobre la reducción de la pobreza?
Enrique Sáenz es economista y exdiputado.