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La involución de la educación superior en Nicaragua desde 2018

El proselitismo partidario y el domino político establecido en las universidades han corroído los delgados pilares de la autonomía universitaria.

La otra “misa negra” de la UNAN: tres docentes despedidos cuentan cómo fueron “purgados” por el control político del FSLN en las universidades

Elthon Rivera Cruz

18 de enero 2021

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El rumbo que lleva la educación superior en Nicaragua es más que preocupante, si desde antes de 2018 ya había problemas por resolver, ahora con la consolidación de la dictadura en el poder, las cosas son peores. El proselitismo partidario y el domino político que se ha establecido en las universidades, por la fuerza, han corroído los ahora delgados pilares de la autonomía universitaria, y basta con hacer un recuento de sucesos ocurridos en el poco tiempo que ha trascurrido de 2018 a la fecha, para darnos cuenta de la magnitud con la que se afecta la libertad académica en nuestro país.

En 2018, 2019 y 2020, las ilegitimas expulsiones universitarias fueron parte del anuario, dejando cifras significativas de estudiantes privados al derecho a la educación, históricas en cuanto a nivel nacional, como en el ámbito regional, un numero vergonzoso de más de 144 jóvenes afectados, según CIDH (MESENI, 2019), o 109 según los datos públicos de las universidades implicadas, como reportó el “Informe ampliado sobre violaciones a derechos humanos de estudiantes expulsados de las universidades en Nicaragua”, realizado por Acción Universitaria a finales de 2020. (Rivera, García, Mendoza, & Medoza, 2020)

Sumado al problema de las expulsiones, está íntimamente relacionado el asunto de los arbitrarios despidos de docentes universitarios, claramente opositores a la dictadura. Esto no solo comprende una violación a los derechos de los catedráticos, sino, además a los derechos de los universitarios a quienes le retiraron al cuerpo docente de trayectoria y calidad académica, y en su lugar pusieron novatos fieles al gobierno; esto generó no una grieta en la educación, sino una importante fosa en la que se hunde día a día.

El pensamiento crítico de los universitarios ha sido silenciado, y quienes no quieren correr la suerte de los antes mencionados, han optado por aceptar ese silencio, la universidad se convierte paulatinamente en centro de adiestramiento político-partidario y en expendedora de títulos, con licenciaturas en servilismo y sumisión, ¿y las ciencias?, ¿y la consciencia académica?, ¿y el compromiso social?...


Quienes optamos por creer en el eslogan “A la Libertad por la Universidad”, y en luchar por ese ideal, hemos tenido que pagar altos precios, que no está demás mencionar, como: asesinatos de estudiantes, encarcelamientos, expulsiones, despidos y exilio. Mientras tanto, nos toca ver desde afuera, como se expande un cáncer a lo interno de lo que para nosotros es aun, nuestra alma mater. A muy pocos les importa los que sucede con las universidades en el país, parecieran no poder visualizar la magnitud del problema, un asunto que, a mediano y largo plazo, le pasará una cara factura a la sociedad nicaragüense, y los políticos que no son capaces de ver esto e interesarse por la problemática estudiantil, no tienen el rumbo que busca Nicaragua para el futuro.

Hay enfermedades que se esparcen rápido, y el secuestro de la libertad académica en Nicaragua ya es epidemia, tanto así, que ahora no se trata solo de un problema de las universidades estatales, sino que ha llegado a las esferas de varias universidades privadas; recientemente se difundió la noticia de que para optar a las becas que se ofrecían en una feria universitaria, donde participaron varias casas de estudio, se debía agregar como requisito importante dentro de las solicitudes, una carta dirigida al “Presidente de la República”. ¿Desde cuando el ejecutivo nacional se encarga de dar becas, y sobre todo en diferentes universidades privadas?, se trata nada más y nada menos que otra forma de introducir dentro de la cabeza de los jóvenes la idea de “el gobierno me regala esto” para que como réplica surja el absurdo “al gobierno le debo esto o aquello”, más campaña política para fortalecer fidelidades ante el próximo proceso electoral.

No debe generarnos sorpresa que estas cosas se den, es lo mismo que se ha venido presentando desde tiempo atrás, solo que cada vez buscan innovar en el método, así actúa el régimen. Pero si es importante prestar a tención al fenómeno en el que estas universidades privadas se suman a semejante ridiculez. La dignidad de los universitarios se queda en una carta, en la búsqueda de un 40, 60, 80 y en el mejor de los casos 100 por ciento de beca, pero así se adiestra a un pueblo pobre, para que perdure un “gobierno de los pobres”.

Las autoridades de estos centros de estudio deben plantearse muy bien el rumbo que llevan sus instituciones, el servilismo y el mercantilismo de la educación, no caben dentro de los verdaderos ideales de una universidad. Al pueblo cada vez se le van cerrando los espacios libres para formarse profesionalmente, pues hasta en el sistema privado terminan siendo parte del parasitismo partidario en el ámbito académico, las pocas universidades que han optado por ser verdaderamente academias de ciencia y pensamiento libre, ya están bajo la lupa de la dictadura, ya empiezan a sentir el peso que recae en quienes no se quieren alinear.

La universidad nicaragüense está sufriendo estragos que costará mucho reparar, las acciones para detener este progresivo detrimento académico, deben empezar desde ahora, el pensar que es un asunto para después es un gran error, la educación superior y en general a todos sus niveles, no son solo un asunto de política, sino una lucha legítima por el derecho humano a estudiar, a tener una profesión, al desarrollo personal y a una vida digna, por estos derechos se debe luchar a diario.

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Elthon Rivera Cruz

Elthon Rivera Cruz

Estudiante de Ciencias Políticas. Antes estudió Medicina en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN), de la que fue expulsado por su participación en la Rebelión de Abril de 2018. Se dedica a la investigación social con enfoque en educación superior y derechos humanos a la educación, y derechos de los jóvenes.

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