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La incapacidad de Ortega para gobernar

Como dijo Daniel Ortega, al reaparecer tras 34 días ausente, “este es el momento”, pero para sustituirlos en el poder

Haydée Castillo

17 de abril 2020

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Después de 34 días de ausencia el dictador envió un mensaje en el que lejos de informar a la nación un plan contingente para enfrentar la grave crisis hoy agudizada por la pandemia del covid-19, volvió con un discurso alejado de las necesidades del país que somete.

En su alocución reafirmó que la estrategia de exponer a la población al contagio, las visitas casa a casa, la exposición del personal de salud y de su misma Policía al contagio, no es solo un capricho de la vice presidenta de facto, sino que es una política de su Estado fallido. Según él, esta es la forma de adaptar las medidas de la Organización Mundial de la Salud a la realidad del país.

No anunció ninguna medida para proteger a las personas más vulnerables y sin ingresos, por el contrario, les recordó - desde la comodidad y abundancia de su bunker-que “por hambre no se van a morir”.

Dejó entrever que el gobierno cubano miente al informar de casos contagiados por covid-19 provenientes de Nicaragua, pues expresó que “todos los casos vienen de afuera”, negando la posibilidad de contagio comunitario.


Al reconocer que “si envía a la Policía y al Ejército a aislarse, desparece el país”, en el entendido que el país es el régimen-, pues son conscientes que sin la represión no se sostienen. Y por otro lado con la mano extendida para oxigenarse, le envió un mensaje a la comunidad internacional asegurándoles que “sabe donde están los recursos y que “los coloquen donde deben colocarlos”, seguramente haciendo alusión a sus arcas como lo fue la cooperación venezolana.

No perdió la oportunidad para enviar un mensaje contra los organismos regionales y multilaterales entre ellos a la Organización de Naciones Unidas -ONU-, catalogándoles de “decrépitos y desgastados”, y esto que, aunque sumamente cuestionado por los crímenes de lesa humanidad, todavía estos organismos tardan y no lo han desconocido.

Que tal si le tomamos la palabra como ciudadanía cuando dice “el Señor está mandando una señal… esta es la oportunidad para hacer los cambios”, digo, para desconocerlo, si al fin este régimen decadente perdió las calles, los barrios y el reconocimiento del pueblo. Y como dijo él mismo, “este es el momento”, pero para sustituirlos en el poder, antes de que más personas mueran ante su incapacidad para dirigir un país sediento del accionar estatal para salvar la vida.

En un Estado fallido, ante un régimen ilegítimo de origen y de actuación, ante un presidente de facto incapacitado para gobernar, ante una rebelión cívica aplastada por la fuerza bruta de la represión. ¿Qué más tiene que hacer el pueblo nicaragüense para sacudirse con prontitud de un régimen con una actitud criminal?

¿Vamos a esperar que, a los asesinados antes, durante y después de abril se sumen los asesinados vilmente por exponerlos al contagio del covid-19 dolosamente? ¿Podemos evitar la fatalidad a la que están sometidos los presos políticos?

¿Será que un régimen con ese nivel de criminalidad y de aferramiento al poder lo entregará mediante un proceso electoral, a como algunos organismos internacionales y una parte de la oposición cree? ¿Por qué organismos como la ONU, la OEA, el SICA creados con ese fin no hacen valer el derecho que tenemos los nicaragüenses a la protección universal y a la prevención de más genocidios contra el pueblo?

¿Qué ruta seguir cuando el Estado y el gobierno que debe protegerte más bien te quita la vida en estado de excepción de facto? ¿Será que hay que conformar un gobierno de transición con el apoyo de la comunidad internacional, o habrá que ir por los caminos de la Constitución tantas veces violentada por la tiranía y reformada a su medida?

Quizá la necesidad de sobrevivencia, de protegernos los unos a los otros, nos obligue por fin a ponernos de acuerdo en una ruta viable a seguir. Hacer a un lado el pragmatismo resignado, la cultura caudillista y los intereses presidencialistas. Hay que actuar con sentido de urgencia pasando del lamento y la victimización a la propuesta y a la acción concertada, hacer lo que nos corresponde, para que por fin amanezca. Nadie lo hará por nosotros pues la ciudadanía es estos casos es indelegable. Es ahora.

*Licenciada en Ciencias Sociales, Máster en Desarrollo e Integración Regional, Exiliada Política y Defensora de Derechos Humanos.


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Haydée Castillo

Haydée Castillo

Activista nicaragüense exiliada. Licenciada en Ciencias Sociales y máster en Integración y Desarrollo. Fundadora del Instituto de Liderazgo de Las Segovias (ILLS). Tiene más de 30 años de experiencia en defensa de los derechos humanos, y es consultora en planeación y desarrollo, integración regional, políticas públicas, participación ciudadana, empoderamiento y democracia.

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