7 de enero 2021
LAGOS – El desarrollo y la aprobación de vacunas seguras y eficaces contra la COVID-19 a menos de un año del inicio de la pandemia es un logro verdaderamente notable, que nos permite abrigar la esperanza de que el final de esta devastadora crisis esté cerca. Lo que tendrá lugar en los próximos meses, o incluso semanas, será igualmente notable: habrá vacunas contra la COVID-19 disponibles para la gente en todo el mundo, no solo en los países más ricos, aproximadamente al mismo tiempo.
Las vacunas llegarán a la mayoría de los ciudadanos de los países ricos en el primer trimestre de este año... y los ciudadanos de los países con ingresos bajos y medios también comenzarán a tener acceso a ellas. La velocidad y escala a la que se están entregando las vacunas es tanto extraordinaria como necesaria para poner fin a la pandemia. Esto solo es posible gracias a una muestra sin precedentes de solidaridad mundial y apoyo multilateral a COVAX, el mecanismo central en las tareas de vacunación contra la COVID-19 lanzado el año pasado por la Organización Mundial de la Salud y Gavi, la Alianza Mundial para Vacunas e Inmunización (que dirigí).
COVAX facilitará la entrega de 2000 millones de dosis de vacunas durante el próximo año y permitirá llegar a la gente de los 190 países y economías que participan en ella, independientemente de su capacidad de pago. De hecho, debiera haber suficientes dosis como para proteger a todos los trabajadores de los sectores de la salud y la asistencia social en el mundo para mediados de 2021. Y, a pesar de los escépticos, el programa sigue atrayendo a más gobiernos, autoridades responsables de formular las políticas económicas y fabricantes de vacunas. Estos participantes se suman porque reconocen que COVAX es la única solución viable a la crisis de la COVID-19.
Ahora que hemos llegado a esta oportunidad crítica, debe cesar la especulación sobre el fracaso de COVAX. Es hora de empezar a brindarle el apoyo necesario para garantizar que alcance el éxito para el que fue diseñado. El desarrollo de la aprobación de las vacunas es simplemente el primer paso, mientras las personas puedan contagiarse entre sí, seguirán los casos y las muertes. La posibilidad de que el comercio y los viajes regresen a la normalidad seguirá siendo difícil de lograr.
Para poner fin al ciclo no podemos vacunar solo a algunas personas en algunos países, debemos proteger a todos en todas partes. Sin embargo, a medida que se comenzaron a entregar las vacunas, su demanda superó, predeciblemente, la oferta todavía limitada. En estas circunstancias, incluso con la promesa de dosis para el resto del mundo en el futuro, asignar las vacunas al mejor postor simplemente prolongará la crisis. COVAX se creó precisamente para solucionar el «nacionalismo de vacunas».
Para combatir la COVID-19 debemos evitar que se repita lo que ocurrió en 2009, cuando una pequeña cantidad de países ricos compró la mayor parte de las vacunas disponibles en el mundo contra la gripe H1N1 y dejó al resto sin ellas. Como todos los gobiernos nacionales tienen el deber fundamental de proteger a sus ciudadanos, no sorprende que unos 35 países ya hayan firmado acuerdos bilaterales con las empresas farmacéuticas para obtener vacunas contra la COVID-19.
Hasta el momento COVAX consiguió aproximadamente 1000 millones de dosis para las personas de esos países, mediante acuerdos con los fabricantes de varias de las vacunas más prometedoras, pero hacen falta muchas más dosis. Todos los fabricantes deben dar un paso al frente y ofrecer su vacunas a COVA a precios accesibles para lograr una entrega mundial oportuna. Algunos fabricantes ya lo hicieron y los donantes internacionales aportaron los 2000 millones de dólares que el CAM de COVAX necesitaba en 2020, pero el programa necesitaba 5000 millones de dólares más en 2021 y, en diciembre, Estados Unidos asignó 4000 millones de dólares a Gavi en su segundo paquete de asistencia por la COVID-19.
Allá por febrero, pocos imaginaban que para fin de año contaríamos con más de una vacuna aprobada y estaríamos en condiciones de entregar dosis a los países con altos y bajos ingresos simultáneamente, pero la comunidad mundial se unió y creó una plataforma para lograr exactamente eso. Lo único que COVAX necesita ahora es el suficiente apoyo internacional para terminar la tarea.
Ngozi Okonjo-Iweala es exdirectora gerente del Banco Mundial y exministra de Finanzas de Nigeria; es expresidente de la junta directiva de Gavi, la Alianza de Vacunas y exenviada especial de la Unión Africana para el COVID-19. Es miembro distinguido de la Brookings Institution y líder pública mundial en la Escuela de Gobierno John F. Kennedy de la Universidad de Harvard.
*Este artículo se publicó originalmente en Project Syndicate.