18 de junio 2019
La lucha local
Por muy provinciano y atrasado que para su provecho las clases dominantes y sus dictadores han mantenido a nuestro país, “el mundo sigue andando”, y a su marcha evolutiva –y ahora también globalizada— nosotros, como pueblo, todo el tiempo, y en algunos momentos casi tocando la gloria, nos hemos sumado activos, anunciándoles que no se saldrán con las suyas para siempre.
Los Andrés Castro descalzos, con sus puños de piedra, o piedras en sus puños, fueron los primeros anunciantes acerca de la imposible eternidad de la opresión, pero en aquel 1856 solo fue un aviso para los opresores externos. Los opresores criollos no tenían mente autónoma para enterarse, y aún hacían la siesta en hamacas indias en los corredores de sus heredadas encomiendas, mientras soñaban ser súbditos de un nuevo reino…
Los Benjamín Zeledón, armas en manos (1912), reanudaron la marcha frente a nuevos corsarios –más fortalecidos que sus predecesores walkerianos— presentes otra vez en atención al llamado de traidores, tan inmorales como sus antecesores del 1856. Los Zeledón perecieron en el intento, pero dejaron abierta la Ruta…
La retomaron en 1927 los soldados campesinos del ejército de Sandino contra las fuerzas combinadas de traidores criollos y “hombres sajones de alma bárbara” (Darío) procedentes del “Norte revuelto y brutal” (Martí). Sin poder alcanzar la gloria, los sandinistas intentaron restañar la dignidad herida del país, y dejaron más despejada la Ruta…
Jóvenes de la generación de los años 60 del siglo XX, resumieron en su marcha las experiencias de generaciones anteriores, aportando una nueva visión socialista –aunque no todos sus integrantes tuviesen conciencia de ello—, y levantaron la bandera de la victoria del 1979, aspirada y anunciada desde hacía 125 años atrás…
Como “no todo lo que brilla es oro”, y después varios años de debate entre las huestes de las esperanzas frustradas y las añejas conductas del reino nuevo y de sus nuevos súbditos y, al final de esa etapa –no de la historia—, en los años 90 del siglo anterior ya habían perdido la Ruta original…
Todo volvió a sus lugares iniciales, pero en peores condiciones. Un grupo de aquellos que no tuvieron conciencia plena de lo que proclamaban, en su conciencia tenían conservados e intactos viejos vicios y ambiciones, y relevaron el estilo político de antiguos opresores…
Durante doce años, cuando solo parecía haber restos de las esperanzas traicionadas, un nuevo abril anunció una nueva primavera. Con sus manos limpias, sin armas, el pueblo llenó las calles demandando sus libertades robadas, pero una sombra de muerte cubrió sus calles con la guadaña portada por los nuevos opresores…
Ahora, apenas celebramos el fin de una etapa de la pesadilla, con la liberación de casi todos los secuestrados, quienes, gallardos, retomaron la Ruta después de haber sido testigos de asesinatos y dolientes de torturas físicas. Las torturas morales de la mentira calumniosa y cínica de sus autores protegidos con el poder de las armas las sufren madres, esposas, hijos, familias enteras. Los esbirros, con sus instrumentos de torturas guardados, amenazan, llaves en mano, con abrir de nuevos sus ergástulas…
En otras palabras, aún se libra la batalla social, política e ideológica por la libertad y la democracia.
La lucha continental
La lucha social e ideológica nada tiene de nueva en América Latina, aunque viejas son las fuerzas socio-políticas que las protagonizan, unas, en favor de la continuidad de privilegios de clase y del poder, y otras, por hacer real todo derecho humano…
Como país, somos parte de esa lucha. En lo ideológico, la lucha se expresa por diferentes medios, con vulgares y sutiles mentiras contra la verdad, en paz y con furia militar, de modo individual y colectivo, escrito y oral…
Un caso escrito: Gabriela Selser –periodista y escritora, nicaragüense argentina— e Irene Selser –también periodista— son hijas del recordado periodista-historiador argentino, don Gregorio Selser, rescatador de las hazañas de Sandino, en varios de sus libros que inspiraron la continuidad de la Ruta.
Ellas recibieron petición del escritor argentino Julio Ferrer, para que les autorizaran escribir la biografía de su padre, a la cual ellas accedieron y le proporcionaron documentación y fotografías del ilustre personaje. El libro fue editado por la Universidad de La Plata, Argentina (2008), con el prólogo de la periodista-argentina- orteguista, Stella Caloni.
Las hermanas Selser están inconformes con el libro por sus errores y la censura que le hicieron a la crítica de Irene sobre “la deriva autoritaria de la llamada izquierda de América Latina”…
Eso, no solo les pareció mal, también les pareció inmoral que a 28 años de fallecido don Gregorio, en el libro lo hicieran… “aparecer ahora apoyando causas políticas o contextos históricos que no existían al momento de su deceso”.
El antiguo uso sucio de la historia se hizo presente en la inmoralidad de Ferrer, algo parecido a la cometida por otro periodista argentino-orteguista, Luis Cabrera, flamante embajador de la dictadura en Cuba…
En ocasión del 50 aniversario de la muerte del Ché Guevara, Luis Cabrera –pensando más en quedar bien con sus patronos que por cariño al homenajeado— lanzó un bárbaro cepillazo, diciendo que “el comandante Ortega y la compañera Rosario, presidente y vicepresidente de Nicaragua… ¡habían gozado mucho del aprecio del comandante Ernesto Guevara”!
Un delito histórico de Cabrera, con el fin de hacer brillar los zapatos de los Ortega-Murillo con su cepillo, porque en 1967, año que murió el Ché, Daniel era un preso desconocido… ¡y ni se conocía con la Rosario!
Ir contra la verdad y la historia, es la parte inmoral de la lucha ideológica local, continental y globalmente librada.
La lucha global
Aunque lejana, en Europa también se libra la lucha ideológica en torno a la crisis política de nuestro país, entre ciudadanos europeos que han sido solidarios con Nicaragua. Los hay críticos de la dictadura Ortega-Murillo y hay quienes simpatizan con ella…
Ese hecho, le da mucho valor a la divulgación esclarecedora sobre nuestra historia y la realidad actual de uno de los compañeros alemanes solidarios con nuestro pueblo desde los 80: Matthías Schindler, cuyo libro crítico pronto se publicará en español…
Mathias escribió su libro pensando en la actitud de los europeos solidarios con Nicaragua que, desde la “izquierda”, tienen una visión congelada de la revolución de hace 40 años…
Contra ese retraso, Matthías les lanza argumentos como los siguientes en su libro:
* ”¿Pero qué tipo de solidaridad puede existir, si esta es privada de su contenido libertario y humanista?”
* ”No es ético justificar con una medida de justicia social el asesinato de un solo estudiante”.
* “Si realmente hubiera sido un golpe de Estado orquestado por los Estados Unidos, ¿por qué el ejército (nacional) no se puso en alerta para rechazar tal golpe?”
Yo complementaría a la última pregunta de Matthías, con esta otra pregunta al general Avilés, jefe del Ejército Nacional que, como se sabe, se ha hecho el sueco ante las masacres y los secuestros:
¿Qué clase de Inteligencia Militar tiene su ejército, que ni siquiera pudo detectar los preparativos de un “golpe de Estado”?
Respuesta de grupo…