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Hollywood renueva sus votos políticos

El domingo 29 de enero, los artistas más cotizados del mundo televisivo y cinematográfico, renovaron sus votos contra las políticas de Donald Trump

Janelle Monae, Taraji P. Henson, y Octavia Spencer de la cinta "Hidden Figures" / EFE

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I

 

Los tropezones de Donald Trump con un sinnúmero de celebridades del celuloide, son discrepancias generadas por él mismo; sus discursos racistas y el escalamiento de las medidas migratorias enervan los ánimos. No solo generan alarmas dentro, también repercuten fuera de Estados Unidos. Sus narrativas mediáticas rememoraron el pasado racista heredado de su padre. Una herencia de la que no puede desasirse. Su rechazo por los negros es de vieja data. Su arrogancia alcanzó Hollywood. Sus arengas —parece un soldado en campaña— produjeron un clamor generalizado entre actrices, actores, documentalistas, guionistas y cantantes de renombre. Algunos han visto en la saña emprendida contra migrantes e indocumentados, un comportamiento similar a la cacería de brujas auspiciada por el senador McCarthy. En la década del cincuenta del siglo pasado, McCarthy recurrió al espantajo del comunismo. Los más sufridos fueron los cineastas. Muchos terminaron en la cárcel, otros no conseguían trabajo y algunos tuvieron que marcharse, como Charles Chaplin.

La marcha nacional de mujeres horas después que Trump tomó posesión, muestra indiscutible del rechazo masivo de los estadounidenses a prescripciones que lesionan derechos humanos fundamentales. Las 617 marchas realizadas en Estados Unidos se transformaron en una repulsa mundial. Miles de mujeres de 60 países dijeron un rotundo ¡No! como prueba de solidaridad con quienes sufren sus excesos. La marcha en la capital estadounidense sobrepasó los cálculos. Muchísimos manifestantes se ubicaron en calles aledañas al Monumento George Washington. La superestrella Madonna, manifestó indignada: La lucha por el derecho a ser libres, a ser quienes somos, a ser iguales. Marchemos juntos a través de esta oscuridad y en cada paso sepamos que no tenemos miedo, que no estamos solos, que no retrocederemos. Que hay poder en nuestra unidad… A nuestros detractores que insisten en que esta marcha nunca será significativa, que se jodan, ¡que se jodan! Una dura paliza. Iguales actitudes de rechazo asumieron ese mismo día Cher y Miley Cyrus.


Después de confrontar a la misma Academia, señalando de racista la entrega de la estatuilla dorada, los artistas encuentran muy parecidos los ultrajes de Trump, con la actitud de quienes han regido la entrega del Óscar. Sus arrebatos han provocado una reacción en cadena, desde que inició el camino hacia la cúspide presidencial. Algunos actores y actrices incluso manifestaron que si Trump ganaba la contienda, se irían a vivir fuera de Estados Unidos. Bárbara Streisand, Samuel Jackson, Whoopi Goldberg, Amy Schumer, Cher y Chelsea Handler, encabezaban la lista. No está solo. Se pronunciaron y alinearon a favor del magnate inmobiliario, Clint Eastwood, Charlie Sheen, Gary Sinise, Stphen Baldwin, Willie Robertson, Jesse James y Lou Ferrigno. Sus intervenciones incendiarias polarizaron y siguen polarizando a la sociedad estadounidense. Nunca como ahora las heridas abiertas mantienen dividida a esa nación. Trump no da visos de rectificar. Su carácter mesiánico y su ideología fascista se lo impiden.

Consiguió que John Voigtn y Angelina Jolie (padre e hija), partieran sus afectos. En un artículo de opinión escrito en la edición digital de The New York Times —la exmujer de Brad Pitt— manifestó su desacuerdo con el decreto migratorio que impide ingresar a Estados Unidos a millares de ciudadanos de origen musulmán. Conocedora del lugar que ocupa ese país en el concierto de las naciones, Jolie expresó que cada gobierno debe equilibrar las necesidades de sus ciudades con sus responsabilidades internacionales. Pero nuestra respuesta debe ser mesurada y debe estar basada en hechos, no el miedo. Igual impacto tuvo —aunque momentáneo— en la pareja formada por el cantante Kayne West y la voluptuosa Kim Kardashian. Después que Kardashian —descendiente musulmana— formulara sus reclamos —por las mismas razones que lo hizo Jolie— el rapero y productor musical retrocedió, no podía estar en desacuerdo con su mujer. Le retiró el apoyo a Trump. Hollywood continúa partido en dos. Trump es especialista en causar desasosiego.

Las ondas expansivas de las granadas detonadas lesionaron los sentimientos de Asghar Farhadi, director de cine iraní, nominado al Óscar por la cinta El viajante. Era impensable que asistiera a la ceremonia de entrega de premios. Igual determinación tomó la protagonista de esta película, Taraneh Alidoosti. Consciente de la gravedad de las prohibiciones impuestas por el presidente estadounidense, adelantó que la restricción de visados de Trump para los iraníes es racista. Tanto si esa medida incluye eventos culturales o no, no asistiré a los premios de la Academia de 2017 en señal de protesta. En corto tiempo los decretos emitidos por Trump han sido devastadores. Se han convertido en formidables catalizadores de la conciencia. No solo de lo más notable de Hollywood, igual efecto tuvieron entre los jugadores de futbol americano, Martellus Bennett y Devin McCourty, integrantes de los campeones Patriotas de Nueva Inglaterra. No acompañaron al equipo en su visita a la Casa Blanca. No podían ser cómplices de quien denigra a su raza.

 II

No había que esperar la entrega de los galardones de la Academia, para manifestar su rechazo. Durante la noche del domingo 29 de enero, los artistas más cotizados del mundo televisivo y cinematográfico, renovaron sus votos contra las políticas del mandatario estadounidense. En la gala del Sindicato de Actores (SAG) —donde se premian las mejores interpretaciones del espectáculo— el componente político hizo presencia una vez más. Las reprensiones se sucedieron unas a otras. La actriz Taraji P. Henson, al recoger su galardón, concluyó: Lo más bonito de 2017 es que la mayoría de la gente está del lado correcto de la historia. No en el miedo. El miedo y la fe no pueden coexistir. Que cada cual elija su batalla. Yo elijo la fe. La estelarísima Emma Stone, distinguida como mejor actriz por el SAG, por su ejecutoria en el musical La La Land, dijo que no había que callar. Guardar silencio solo ayuda al represor, no a la víctima. Que la gente luche por lo correcto y verdaderamente humano. Daba la impresión que la cita había sido para poner una tapa boca al presidente Trump.

Denzel Washington, ganador del premio de mejor actor del SAG, por el drama afroamericano Fences, reivindicó la importancia de estar unidos y exigir rendición de cuentas a quienes han sido electos para ejercer cargos públicos. Mahershala Ali, distinguido como mejor actor de reparto, afirmó provenir de una familia afroamericana activa en los movimientos civiles. Me duele y me identificó con esa lucha, que afecta especialmente a los musulmanes. No ha habido ocasión que los artistas no aprovechen para exponer puntos de vista contrarios a Trump. La tres veces ganadora del Óscar, Meryl Streep, laureada actriz de teatro, cine y televisión, veinte veces candidata al Óscar, fue de las primeras en refutar sus poses anti migrantes. Durante la 74 Edición de los Globos de Oro, donde recibió el premio honorífico Cecil B. DeMille, se dolió de la burla que hizo Trump de un periodista discapacitado. ¡Una de tantas! ¿El candidato mostraba falta de tacto? Más bien estas expresiones forman parte de su personalidad. No hay que pedir peras al olmo.

La intervención de Streep tuvo enorme resonancia, su voz resonó clara rechazando las manifestaciones xenófobas del presidente republicano. Hollywood está lleno de extranjeros, de forasteros. El único trabajo de un actor es sacar a la luz la vida de personas diferentes… (en clara alusión a la discapacidad del reportero de The New York Times) Si expulsan a los extranjeros solo veremos futbol y artes marciales. Mostró su solidaridad con la profesión y el gremio más vilipendiado por Trump. Clamó a su favor. Necesitamos que la prensa defienda y saque a luz todas las historias, que haga que los poderosos respondan de sus actos. Todos tenemos que apoyar a nuestros periodistas porque los vamos a necesitar. Lo sacó de sus casillas. El multimillonario reaccionó diciendo que ella era una de las actrices más sobrevaloradasy una lacaya de Hillary. Sharon Stone utilizó las redes sociales para solidarizarse con Meryl. El actor, director y productor cinematográfico Robert De Niro, en un gesto insólito, había dicho que le gustaría partir la cara a Trump.

La entrega de los Premios Óscar fue la cereza del pastel, el anfitrión Jymmy Kimmel, el actor mexicano Gael García y el iraní Asghar Farhadi, ganador del premio a Mejor Película Extranjera (El viajante), respondieron a los excesos de Trump. Kimmel clavó banderas. “Quiero agradecer a Trump. ¿Recuerdan el año pasado cuándo pensábamos que los Óscar eran racistas?” Con respecto a Meryl acotó: “Ella pasó la prueba de tiempo de sus muchas películas poco inspiradoras y sobrevaloradas”. Con sorna añadió: “Bonito vestido, por cierto, marca Ivanka”. Al presentar uno de los premios, García expresó: “Como mexicano, como latinoamericano, como trabajador migrante, como ser humano, estoy en contra de cualquier forma de muro que quiera separarnos”. Farhadi a su vez expuso: “Mi ausencia se debe al respeto que le debo a la gente de mi país y a la de las otras seis naciones que fueron irrespetadas por la ley de inmigración inhumana”. Impensable que la misma Academia se quedase callada. Como razonó su presidenta, Cheryl Boone, “El arte no tiene fronteras y no pertenece a una sola fe”.

Nada de lo que está ocurriendo dentro del mundo del cine es nuevo, las relaciones de Motion Picture Association of America (MPAA), con la Casa Blanca tienen largo historial. Se trata del brazo político de los estudios hollywoodenses. Su más célebre cabildero, Jack Valenti —estuvo al frente de la MPPA de 1966 hasta 2004— coordinaba el trabajo con el Congreso estadounidense y se ocupaba de las relaciones públicas, tareas que sigue cumpliendo a cabalidad la MPPA. Cuando un parlamentario se mostraba un poco reticente, me presentaba a la cita con Clint Eastwood, Kirk Douglas, Sidney Poitier o Robert Redford, esto siempre tenía un efecto positivo, explicó Valenti al sociólogo francés Frédéric Martel, cuando este andaba en busca de información para elaborar su clásico Cultura Mainstream, (2012). Para aumentar su influencia Valenti regaló en los ochenta, una sala de cine ultramoderna a Ronald Reagan y le hacía llegar a la Casa Blanca— en un avión especial— películas que todavía no habían sido estrenadas. ¡Para que vean de quiénes aprendieron los artistas!


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Guillermo Rothschuh Villanueva

Guillermo Rothschuh Villanueva

Comunicólogo y escritor nicaragüense. Fue decano de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Centroamericana (UCA) de abril de 1991 a diciembre de 2006. Autor de crónicas y ensayos. Ha escrito y publicado más de cuarenta libros.

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