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Hay razones para celebrar

En el Día Nacional del Periodista, el periodismo nicaragüense se reinventa, bajo la más despiadada represión

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Desde hace más de una década he venido señalando que, dado el mutismo de las organizaciones gremiales, acechanzas, cierres de medios, censura indirecta y la represión gubernamental, el primero de marzo —Día Nacional del Periodistas— estos tenían muy poco o casi nada que celebrar. Todavía el año pasado me preguntaba, ¿tienen algo que conmemorar los periodistas? La reconfiguración del mapa mediático a favor de la familia presidencial y la profunda división entre sus filas, configuraban un cuadro negativo. En cada aniversario formulé acciones con la intención de reencauzar su situación e invité a los periodistas a elaborar su agenda de trabajo. Una manera de encontrar su propia voz, labrarse su camino e independencia.

Después de diez meses de sufrir en carne viva los peores atropellos, ocupación de medios, cárcel, persecución y exilio, pareciera un contrasentido afirmar que los periodistas tienen suficientes motivos para celebrar este primero de marzo. En trece años consecutivos que tiene el comandante Ortega de estar en el poder, mi opinión ha variado sustancialmente. Existen sobradas razones. Pese a las circunstancias amargas que vive el periodismo nacional, el gobierno no ha logrado sus objetivos. La represión sistemática contra la prensa nacional permitió el surgimiento de nuevas propuestas informativas. Ni atravesando los peores momentos de su existencia los periodistas han renunciado a continuar informando desde dentro y fuera de Nicaragua.

El periodismo nicaragüense resplandece con luz propia. ¿Cómo no reconocer y elogiar la decisión de tener que reinventarse para poder ejercer su profesión? En las condiciones más difíciles e incómodas han logrado superar los obstáculos que se han interpuesto en su camino. Si la pretensión gubernamental era acallar sus voces, no lo consiguió. Más bien puso a prueba tu talante. Primero vencieron la autocensura. Algunos habían conseguido resurgir de entre las cenizas como el caso de radio Darío. Otros lograron vencer los asedios de la Dirección General de Ingresos (DGI) y del Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS). La multiplicidad de medidas orientadas a mediatizarlos o silenciarles fracasaron.

El ejercicio del periodismo se convirtió en una profesión de alto riesgo, el gobierno se estrelló con un muro de concreto. El cierre temporal de 100% Noticias no menoscabó el espíritu de su director Miguel Mora. Tampoco incidió en el ánimo de Lucia Pineda Ubau. La única manera de silenciarlos fue a través de la ocupación intempestiva de sus instalaciones. Su detención simboliza la resolución inquebrantable del periodismo nicaragüense de no retroceder ante las embestidas gubernamentales. Los nicaragüenses tienen en alto predicado la forma que Miguel y Lucía asumen y practican el periodismo. Su ejemplo se expandió más allá de nuestras fronteras. Organizaciones defensoras de derechos humanos abogan por su causa.


El medio digital Artículo 66 logró calar en la conciencia ciudadana. De no haber sido por la crisis que aun sacude a Nicaragua, el equipo de periodistas que hacen posible Artículo 66 tal vez no hubiese conseguido el beneplácito que goza entre los usuarios de las redes sociales. La constancia de su trabajo y su desplazamiento por diversos lugares del país, muestran la energía del grupo de jóvenes —encabezados por Álvaro Navarro— deseosos de inscribir sus nombres en la historia del periodismo nacional. Su manera de hacer periodismo: ágil, versátil, creativo, comprometido con la delicada labor informativa, constituye una de sus grandes cualidades. A veces pareciera que tienen el don de la ubicuidad. Su valentía ha sido ejemplar.

Una de las decisiones del ente regulador de las telecomunicaciones fue censurar Café con voz. Orlando Castillo exigió a Miguel Mora sacarlo del aire. La respuesta recibida indicó que Mora no estaba dispuesto a realizar ninguna concesión que menoscabara la independencia de 100% Noticias. Dio un no rotundo al director ejecutivo de Telcor. La orden de detención girada contra Luis Galeano, Jackson Orozco y el comentarista político Jaime Arellano, fue determinante para que Galeano saliera camino al exilio, pero no tuvo ningún impacto en su decisión de continuar haciendo Café con voz. Más bien le sirvió de acicate. Sintió y renovó el compromiso y la responsabilidad de continuar haciendo su trabajo a través de Facebook Live.

Las periodistas Jennifer Ortiz y Leticia Gaitán y los periodistas Héctor Rosales y Gerald Chávez, forman parte de la diáspora nicaragüense en Costa Rica. Los cuatro abandonaron el país después de haber recibido amenazas de muerte. Hoy producen Nicaragua investiga. Su pretensión ha sido hacer periodismo investigativo. Una variante frente a las demás plataformas digitales operadas desde el exterior por periodistas nicaragüenses. Los cuatro provienen de la prensa televisiva. Gaitán —uno de los rostros más visibles de 100% Noticias— tuvo que salir precipitadamente de Nicaragua. Ortiz y Gaitán informaron que las viviendas de sus familiares continúan siendo asediadas. Su labor profesional continua en ascenso.

Los periodistas de Esta Semana, Esta Noche y Confidencial —conducidos por Carlos F. Chamorro— instalados en Nicaragua, Costa Rica, Estados Unidos, México, y El Salvador, asumieron el reto de mejorar la calidad informativa que les ha caracterizado. Sumando esfuerzos han demostrado a su teleaudiencia y lectores, que el alma del periodismo la constituyen quienes lo hacen y practican, no los equipos. Un error que incurrieron quienes pensaron que ocupando sus oficinas iban a silenciarles. Su trabajo ha sido incesante. Ni siquiera cuando se creyó que asediando y presionando a los dueños de canal 12 —desde donde se transmitía Esta Semana y Esta Noche— ya no tendrían oportunidad de continuar su trabajo. ¡Se equivocaron!

Medios que tradicionalmente han cuestionado la gestión del gobierno del comandante Ortega —La Prensa y radio Corporación— enfrentan también una situación delicada. A La Prensa y El Nuevo Diario la Dirección General de Aduanas (DGA), le mantiene retenidos desde el mes de septiembre —hace 26 semanas— la materia prima indispensable para continuar imprimiéndose. La Corporación y La Prensa han mantenido una política informativa disidente desde el retornó al poder del comandante Ortega en 2007. Fueron los primeros medios en advertir que, con su llegada a la primera magistratura, la libertad de expresión se vería menoscabada. Puesta en entredicho. Por desgracia se trata una profecía acertada.

Los medios continúan siendo dispositivos indispensables en la contienda que se libra en Nicaragua por la democratización de la sociedad. La creación de medios alternativos y la persistencia de otros, son el resultado de las amplísimas oportunidades que ofrecen las infotecnologías. Las ventajas de las redes han sido evidentes durante los diez meses de lucha que tienen distintos sectores sociales, políticos y económicos nicaragüenses. La digitalización ofrece a los periodistas la posibilidad de crear sus propios canales informativos. Las redes son las predilectas entre los jóvenes. Son sus plataformas preferidas. A través de ellas informan y se informan. Los convierte en consumidores y productores de información.

Por donde analicemos, existen sobradas razones para que los periodistas nicaragüenses conmemoren este primero de marzo. Una celebración de la que es partícipe el pueblo nicaragüense. La confianza depositada en la prensa ha sido enorme. El empoderamiento ha sido mutuo. Viaja en dos direcciones. Desde la ciudadanía hacia los medios y desde estos hacia la ciudadanía. Sin su participación la retroalimentación medios-ciudadanía hubiese sido imposible. El reconocimiento explícito de la importancia cardinal de los medios y el compromiso a pecho abierto de los periodistas, expresan un periodismo vigoroso. Estoy convencido que este primero marzo —Día Nacional del Periodista— renovaran su compromiso.

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Guillermo Rothschuh Villanueva

Guillermo Rothschuh Villanueva

Comunicólogo y escritor nicaragüense. Fue decano de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Centroamericana (UCA) de abril de 1991 a diciembre de 2006. Autor de crónicas y ensayos. Ha escrito y publicado más de cuarenta libros.

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